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El auge de los álbumes ilustrados informativos para niños: buen diseño y mejores historias en la era de la sobreinformación

Cada vez más editoriales publican libros de no ficción sobre cuestiones universales que despiertan la curiosidad de los lectores principiantes y con los que, además de aprender, desarrollan su capacidad de lectura crítica

Albumes ilustrados informativos
Los niños son curiosos por definición y, por eso, los álbumes informativos generalmente son más atractivos para ellos que los literarios.Sally Anscombe (Getty Images)

No hace falta ser muy observador para que, al entrar en cualquier librería infantil, quede claro que los álbumes ilustrados informativos cada vez tienen más presencia. A veces, hay hasta secciones y estanterías propias atestadas de títulos que, aunando texto e ilustraciones, explican a lectores y lectoras de todas las edades curiosidades sobre animales, planetas, alimentación saludable, mitología, dinosaurios, historia, feminismo, sexualidad, ciencia, derechos humanos o filosofía, entre muchos otros temas cada vez más concretos y especializados. Estos títulos de no ficción son un nuevo bum en el siempre efervescente sector del libro infantil y juvenil y cada vez más editoriales se suman al mismo, en una sana competencia de la que, en última instancia, salen ganando los lectores con propuestas cada vez más interesantes.

“Para los lectores este tipo de álbumes son muy atractivos, porque al final arrancan del inicio de todo: la curiosidad. Los niños y las niñas son curiosos por definición y, por eso, estos álbumes generalmente son más atractivos para ellos que el álbum literario”, sostiene Rosa Tabernero, docente universitaria, directora del Máster en Lectura, Libros y Lectores Infantiles y Juveniles de la Universidad de Zaragoza y coordinadora del libro Leer por curiosidad: los libros de no ficción en la formación de lectores (Editorial Graó). “De hecho”, prosigue, “ya hay investigaciones que han demostrado que el álbum de no ficción gusta más en los primeros niveles de lectura que la ficción, entre otras cosas porque implica un pensamiento menos elaborado”. Además, Tabernero considera que el crecimiento de este género tiene mucho que ver también con la demanda de familias y escuelas: “El currículo educativo actual está exigiendo el desarrollo de la competencia informacional y también la capacidad de lectura crítica. Estos álbumes ofrecen herramientas para desarrollar ambas competencias desde las primeras edades”.

A estos factores, Marta Lozano, editora de la editorial Maeva Young, añade un tercero: “En un mundo editorial marcado por la saturación de novedades y la efímera vida de la mayoría de los títulos, estos álbumes tienen muchas más posibilidades de quedarse durante más tiempo en las librerías”. “Muchos hablan sobre temas universales y los primeros lectores de ahora y de hace cinco años, por ejemplo, se hacen las mismas preguntas”, añade.

Instruir deleitando

Los álbumes ilustrados informativos son hijos de los libros de fotografías y carácter enciclopédico que constituyeron una revolución décadas atrás. “Esta categoría de libros siempre ha existido, aunque antes quizás se tratase de libros más escolares que lúdicos. Hoy los libros ilustrados de no ficción ya no son aburridas y sesudas enciclopedias”, sostiene Lluís Cassany, consejero delegado de Mosquito Books, editorial barcelonesa especializada en álbumes informativos. Cassany considera que los editores cada vez invierten “más tiempo y más dinero” en plantear la información de forma atractiva y sin castigar a los lectores “con grandes rollos” que les desmotiven. “Las informaciones están pensadas para ser transmitidas en bloques breves y de fácil lectura”, añade.

Para Rosa Tabernero esta evolución tiene mucho que ver con el desarrollo de la sociedad digital, ya que en un contexto como el actual, en el que toda la información está a golpe de clic, un libro de conocimiento enciclopédico tradicional “no tendría el menor sentido”. Una opinión que comparte Marta Lozano: “Parece que en internet están todas las respuestas, pero estos son libros que ofrecen una pausa en esa marabunta de información: esta aparece estructurada, adaptada al nivel del lector y ordenada en un todo en el que texto y diseño son inseparables”.

Ese concepto de diseño es fundamental. Maeva Young tiene en su catálogo joyas a nivel gráfico y de diseño como los álbumes de Historia Grecomanía o Egiptomanía, de la dupla italiana formada por Emma Giuliani y Carole Saturno, o los espectaculares trabajos repletos de troquelados y solapas de la artista francesa Hélène Druvert. “Apostamos por propuestas estéticas excepcionales de artistas de prestigio en las que el tema que presentan esté tratado con rigor, pero también pensando en que el lector lo encuentre fascinante y accesible”, explica Lozano.

Una visión compartida desde Mosquito Books, que en su decálogo fundacional como editorial ya deja clara su “vocación por lo bonito”. Según señala Lluís Cassany, la propuesta estética está en la base de su acción editorial: “Nosotros dedicamos muchas horas a, en primer lugar, captar talento y, en segundo lugar, a plantear y diseñar el libro para transmitir lo que deseamos transmitir de una forma bella y motivadora”. Lo que no quiere decir que no se cuide el contenido. Entre sus autores cuentan con Roger Vila, investigador del CSIC conocido como El Indiana Jones de las mariposas; Anna Omedes, directora del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona; o Marta Yustos, hasta hace poco divulgadora en el Museo de la Evolución Humana de Burgos. “La calidad de los textos es una de las novedades más recientes en este sector. Hace pocos años conseguías vender un libro con unas ilustraciones preciosas y un texto flojo, pero resultón. Hoy ya no cuela. Los conocimientos que se cuentan deben ser sólidos y tener una vocación divulgativa fundamental”, asegura.

Para la investigadora Rosa Tabernero esta vocación estética está recuperando la idea, muchas veces defenestrada, de instruir deleitando: “Se dice que hay que leer por placer, pero lo cierto es que los niños necesitan saber. Al final esa es la idea fundacional del libro infantil: necesitamos saber, necesitamos conocer, porque la curiosidad está ahí”. Y para saber y conocer, las investigaciones en materia de neurociencia han avalado desde hace años una máxima: sin emoción no hay aprendizaje. “Parece que el conocimiento está reñido con el arte, con la emoción; y nada más lejos de la realidad. La dimensión emocional del libro informativo provoca una serie de caminos muy amables para el desarrollo del conocimiento porque se conoce mejor aquello de lo que se disfruta”, argumenta la experta, que en las páginas de Leer por curiosidad reivindica el potencial de estos libros —muchas veces menospreciados con respecto a la ficción— para la formación de futuros lectores.

“Son tan importantes o más que los libros de ficción”, sostiene Tabernero, que señala que hay un aspecto “muy interesante” en el álbum informativo que es fundamental en la formación de lectores. “Ayuda a jerarquizar, a argumentar, a concienciar y, sobre todo, a generar preguntas”, argumenta. Y señala la tendencia a la hibridación que está viviendo el género: “Cada vez más están convergiendo la línea literaria con la informativa y tenemos álbumes híbridos, que tienen a veces un componente narrativo muy elevado; mientras que otras veces dan más prioridad al concepto de conocimiento. Esta hibridación es una estrategia que puede ser muy relevante en la formación de futuros lectores”.

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