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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ocho respuestas para locales que no permiten niños

Concretando el rechazo a los menores, algunas veces te encontrarás con la negativa directamente en su página web, con un sutil ‘adults only ‘ que les hace quedar mucho mejor que un logo que dijera ‘apartheid infantil’

Locales sin niños
Hola. Me llamo Íñigo Montoya. Tú vetaste a mis hijos. Prepárate para morir en TripAdvisor.skynesher (Getty Images)

Cada año tenemos una canción del verano distinta, pero siempre se repite una misma polémica. Me refiero a los establecimientos que no permiten niños (en principio, no los permiten dentro de su perímetro delimitado, pero por la actitud de algunos dueños, querrían no permitirlos en todo el planeta). Y como viene siendo habitual, los padres nos quejamos, ya sea en persona, en redes o en columnas, y los otros también contestan que es un negocio y que tienen todo el derecho a llevarlo como les apetezca.

Después el conflicto crece, comparando a los niños con mascotas y con turistas, invocando las normas no escritas del capitalismo y acabando con el clásico lamento exagerado de: “¿Cómo vamos a tener hijos si el universo está en nuestra contra?”. Concretando el rechazo infantil, algunas veces te encontrarás con la negativa directamente en su página web, con un sutil adults only, que les hace quedar mucho mejor que un logo que dijera apartheid infantil.

Y en ese caso, pues ya lo sabes con tiempo y no reservas, como mucho te indignas en tu casa. Pero a veces, esta negativa a los peques te la comes en persona y en directo, en una versión remasterizada del clásico “la mesa de la terraza es solo para comer”. Imposible olvidar esa mirada de camarero que transfigura su amabilidad a enfado cuando ve a tus niños y se convierte en el prestidigitador más rápido de la comarca: las mesas que hace un momento estaban libres ahora han desaparecido por arte de magia.

Si os pasa como a mí, el malhumor os durará un buen rato y os amargará ese día de las vacaciones que tanta pasta nos están costando ya. Y seguramente, no dejarás de darle vueltas todo el rato, con el alma enfurruñada pensando en alguna respuesta contundente con la que defender tu honor mancillado. De normal, las respuestas contundentes llegan días después y entonces ya no sirven para nada.

Quizá recordarás la situación en tu moviola mental y aprovecharás para soltar tu frase, pero a nivel práctico, no te resuelve ni el desahogo porque al camarero o al del hotel no los volverás a ver (a menos de que seas muy rencoroso y vengativo, pero con niños no da la vida para serlo). Por eso, aquí llego al rescate como si se tratara de un servicio público del rencor y ofrezco mi ayuda desinteresada.

Después de haberle dedicado muchas horas a los duelos verbales del Monkey Island, aquí os traigo 10 respuestas amargas que podéis usar este verano contra los negacionistas de vuestros hijos. Y posible aviso de los abogados que se me aparecen como Yoda: yo no me atrevería a decir ni la mitad de ellas a la cara de nadie y EL PAÍS tampoco se hace responsable de los gastos sanitarios y legales si alguien se lo toma a mal. Es solo comedia veraniega.

  1. (Enseñando la Visa o los billetes) Mira todo el dinero que no vamos a gastar en este antro de antipáticos.
  2. Es tu negocio y eres libre de decidir qué clientes quieres. Pero yo también soy libre para ponerte a caldo.
  3. Hola. Me llamo Íñigo Montoya. Tú vetaste a mis hijos. Prepárate para morir en TripAdvisor.
  4. Cuando vuelva otra pandemia y te quedes sin tus turistas, entonces no nos pidas que te salvemos el negocio.
  5. ¿Cómo sabes que mis hijos molestan? Si puedes ver el futuro, deja la hostelería y monta un consultorio de videncia, Rapel de marca blanca.
  6. Si lo que os preocupan son los clientes maleducados, supongo que tampoco permitiréis el acceso a ningún guiri fiestero y les hacéis vosotros mismos el balconing.
  7. ¿Queréis tranquilidad? Pues justo ahora mi hijo tiene que practicar su hora y media de violín. Y objetivamente puedo decirte que no tiene nada de oído.
  8. Espero que cuando estos niños tengan que pagarte su jubilación también te niegues a aceptar su dinero, hipócrita.

Y tú, ¿cuál es la frase con la que te desahogarías? Te leo en comentarios.

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