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Menos cola en Doña Manolita por la Lotería de Navidad pero más ilusión: “A ver si pasa algo bueno este año”

“Se dice mucho que cuando hay crisis la lotería se vende más, pero yo no estoy de acuerdo”, señala la gerente, que apunta a los ERTE y la caída de compras que se hacían en bares y oficinas

Colas en Doña Manolita, este martes.
Colas en Doña Manolita, este martes.KIKE PARA
Nicholas Dale Leal

Ni el frío invernal, ni los momentos de lluvia disuaden una de las tradiciones del Sorteo de lotería de Navidad en Madrid: la cola en doña Manolita, una de las administraciones que más vende en toda España y que, en consecuencia, se ha convertido en una de las que más premios reparte. Estas semanas en muchos momentos sigue doblando dos esquinas, hasta llegar a la plaza del Carmen. Sin embargo, es un espejismo causado por la distancia que se debe mantener entre las persona. La cola de Doña Manolita, este 2020, tampoco es la de un año al uso. El tiempo de espera para comprar un décimo que tiene un un 0,001% de posibilidades de llevarse El Gordo es este diciembre más corto aunque la fila parece más larga, señala Concha Corona, gerente de la administración. Lo que se mantiene igual, subraya, es la ilusión, con la coletilla de “a ver si pasa algo bueno este año” como comentario estrella.

Sin embargo, las cifras de ventas totales no se han mantenido. “Hemos vendido bastante menos por ventanilla y un poco más en la web. Aunque por política de empresa no damos cifras porque eso es mala suerte”, resume Corona. El olfato que le da la experiencia le hace pensar que la gran diferencia este año ha estado en las compras que hacían bares o empresas, que entre los ERTE y el teletrabajo se han visto obligados a romper la tradición. “Se dice mucho que cuando hay crisis la lotería se vende más, pero yo no estoy de acuerdo con eso, lo puedo ver con mis propios ojos”, agrega.

En esta administración abierta desde 1904 -y que tuvo varias localizaciones antes de llegar a Carmen, 22- hay clientes que repiten cola cada año, ya por tradición. Situada a escasos metros de la Puerta del Sol, era parada obligatoria para mucho turismo nacional. Y muchos residentes en Madrid llevan los décimos sellados por Doña Manolita como regalo al volver a casa por Navidad, como Sergio y Pamela, ambos de Galicia, que estudian interpretación en la capital y esta semana han sacado un rato -una hora y pico- para su misión de emisarios. “Como nos vamos a quedar aquí durante las fiestas, nos ha tocado ser las víctimas y venir a cogerle decimos a todo Galicia”, cuentan entre risas. Unos 20 décimos para familiares y amigos que custodiaran en la distancia porque ambos van a sacrificar este año las fiestas con las familias para evitar momentos de riesgo. [Recomendaciones para frenar el coronavirus en Navidad]

El año pasado en esta administración, y en su ventanilla en internet, se repartieron varios premios, incluido el 26.590, el número de El Gordo de la Navidad del año pasado. De camino a comprar sus décimos, Marta Rivera se pone a la cola, con un horizonte de una hora de espera por delante y de una ilusión de muchos euros: si lleva el primer premio del sorteo, se compraría un piso . Esta terapeuta de origen colombiano, que lleva 30 años en España, se pone a la fila de esta administración cada Navidad: “Vengo todos los años aquí un poco como inercia porque es donde dicen que más cae. El año pasado me gané 300 euros, a ver si este año también tengo suerte”.

Otros, como Rafa, madrileño jubilado, que es de los que solo juegan “por jugar”, por la inercia de la tradición, pero sin la esperanza real de ganar. Hasta el punto que lo máximo que espera, dice, es ganar “lo justo para volver a jugar”. Eso, claro, es un poco más fácil que el Gordo. Lleva veinticinco minutos de fila con su primo, y calcula que le queda una hora más, por lo menos. “Yo esperaba bastante menos gente, pero ya que estamos aquí habrá que aguantar”, apunta.

En Doña Manolita hay tres vigilantes con chalecos amarillos encargados del orden de la fila, de comprobar que la distancia mínima entre las personas pero no es tarea fácil. “Aquí hay fila desde antes de que abren, a las nueve de la mañana, y se mantiene todo el día”, explica uno de los trabajadores. Y Corona, la gerente, agrega que conforme se acerca la Navidad -estos días ya se sabe que a la vuelta de la esquina, al cambiar de año, comenzarán a llegar las vacunas a España- percibe un poco más de alegría en el ambiente: “Siempre decimos que nosotros repartimos ilusiones, y ahora se puede palpar de nuevo. Hace un mes incluso había una sensación de pena y tristeza, ahora es otra vez como siempre”.

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Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia, ahora es parte del equipo que produce la versión en inglés del periódico.

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