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Trump demanda a un periódico de Iowa por publicar una encuesta errada que le era desfavorable

El sondeo, difundido tres días antes de las elecciones, daba la victoria a Harris en un Estado que acabó ganando el republicano por 10 puntos

Donald Trump, en su conferencia de prensa del lunes en Mar-a-Lago.
Donald Trump, en su conferencia de prensa del lunes en Mar-a-Lago.Brian Snyder (REUTERS)
Iker Seisdedos

El presidente electo estadounidense, Donald Trump, tardó poco más de 24 horas en consumar su amenaza de demandar al principal diario de la capital de Iowa, el Des Moines Register, por publicar tres días antes de la cita con las urnas del pasado mes de noviembre una encuesta que resultó completamente equivocada, pues vaticinaba que el candidato republicano perdería en ese Estado del Medio Oeste. Ese sondeo dio alas a la campaña de su rival, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, y cayó como una bomba en la de Trump.

La onda expansiva de esa encuesta se debió a dos motivos: la excepcionalidad de las conclusiones a las que llegaba (una victoria de los demócratas en un territorio que no han ganado desde el triunfo de Barack Obama en 2012) y el prestigio de la autora del sondeo: Ann Selzer, una de esas profesionales de la demoscopia que, pese a centrar su foco en contiendas estatales ―o precisamente por eso―, han ganado en popularidad en los últimos años en un país obsesionado con seguir en los años pares, cuando hay elecciones legislativas o presidenciales, los datos electorales. De haber sido cierta la predicción de Selzer, habría supuesto no ya una victoria de Harris, sino un vapuleo demócrata en toda regla.

Finalmente, Trump ganó, como se esperaba, por 10 puntos en Iowa, y también en el voto electoral en todo el país; era la primera vez que un republicano lograba algo así desde George Bush hijo. Este lunes, Trump, alentado por una victoria en los tribunales contra otro medio, ABC News, amenazó en una conferencia de prensa en su mansión de Mar-a-Lago , en Palm Beach (Florida), con querellarse contra Selzer y el Des Moines Register, que es, como centenares de publicaciones locales en decadencia de todo el país, propiedad del imperio Gannett, dueño también del USA Today. Los acusa de “fraude e interferencia electoral”.

El presidente electo también prometió que estudiaría acciones legales contra los premios Pulitzer, por reconocer las investigaciones de los diarios The New York Times y The Washington Post sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016 (que volvió a definir como un “engaño”, el “Russia hoax”) y con la cadena CBS y su programa dominical 60 Minutes, porque, dijo, manipularon una entrevista con Kamala Harris, también poco antes de las elecciones. “Tenemos que poner orden en la prensa”, remató. “La prensa es muy corrupta. Casi tan corrupta como nuestro sistema electoral”.

La querella supone una escalada en la vieja guerra de Trump contra los medios que él llama “tradicionales”, cuando no, directamente, “fake news”, en tanto que portadores de noticias falsas. Cabe también interpretar el gesto como una prueba de que está listo para tomar las represalias que fue prometiendo durante su campaña contra quienes, según él, le atacaron durante sus cuatro años de travesía en el desierto, esa lista de “enemigos domésticos” que incluye a la prensa en general; al presidente Joe Biden y a su familia; a Jack Smith, el fiscal especial que lo acusó de intentar revertir el resultado de las elecciones de 2020 y de llevarse sin permiso documentos confidenciales en el caso de los papeles de Mar-a-Lago; o a Liz Cheney, congresista republicana que participó en la comisión de investigación de la Cámara de Representantes sobre el asalto al Capitolio. Si finalmente se decide a consumar esas venganzas, el nuevo presidente tiene todo el aparato del Estado a su disposición: los republicanos dominan las dos Cámaras y el Tribunal Supremo cuenta con una mayoría conservadora de seis jueces, tres de los cuales nombró el propio Trump.

Además de una cruzada legal de consecuencias impredecibles para la libertad de prensa, la demanda contra el Register cuestiona el trabajo de los encuestadores en Estados Unidos, y podría sentar un precedente peligroso y abrir la veda a una lluvia de demandas contra aquellos que no acierten en sus pronósticos.

Portada de la web del diario 'Des Moines Register' de este martes, en la que se recoge la noticia de la demanda de Trump.
Portada de la web del diario 'Des Moines Register' de este martes, en la que se recoge la noticia de la demanda de Trump.

Después de las elecciones, Selzer anunció que dejaba la demoscopia para dedicarse “a otras empresas y nuevas oportunidades”. También dijo que esa decisión no se debía al resbalón de la última encuesta antes de las elecciones, porque llevaba “un año avisando al Register de que no renovaría” su contrato a final de este año. “¿Me habría gustado hacer este anuncio después de un sondeo final que hubiera acertado más con los resultados del día de las elecciones? Por supuesto. Es irónico que sea justo lo contrario”, escribió en un artículo en el propio diario de Des Moines. “Estoy orgullosa del trabajo que he hecho para el Register, para el Detroit Free Press, para el Indianapolis Star, para Bloomberg News y para otras organizaciones públicas y privadas interesadas en las elecciones. Fueron excelentes clientes y estaban contentos con mi trabajo”.

Derecho a la Primera Enmienda

Una portavoz del Register dijo este martes en un comunicado: “Creemos que esta demanda no tiene fundamento. Hemos reconocido que la encuesta preelectoral no reflejó el margen final de la victoria del presidente Trump en el día de las elecciones en Iowa al publicar los datos demográficos completos de la encuesta, las tablas cruzadas, los datos ponderados y no ponderados, así como una explicación técnica de la encuestadora Ann Selzer. Respaldamos nuestra información sobre el asunto y defenderemos enérgicamente nuestros derechos de la Primera Enmienda [la que defiende la libertad de expresión]”.

El sábado pasado se supo que ABC News y su presentador estrella, George Stephanopoulos, habían llegado a un acuerdo con los abogados de Trump para pagar a una fundación de este 15 millones de dólares (unos 14,3 millones de euros), más otro un millón en concepto de costas, para enterrar una demanda por difamación presentada por el republicano a comienzos de este año. ABC News y Stephanopoulos le deben además una disculpa pública por unas palabras del locutor en directo.

Estaba hablado del caso de abuso sexual y difamación por el que Trump fue condenado a pagar cinco millones de dólares a la escritora E. Jean Carroll. Stephanopoulos dijo que Trump violó a la antigua columnista de la revista Elle. El jurado encargado del caso halló al entonces expresidente responsable de abuso sexual, no de violación. (Después, el juez del caso matizó que las palabras escogidas se debieron a la definición legal de violación en el Estado de Nueva York, que especifica que debe haber penetración forzada, y que el veredicto no implicaba que Carroll no hubiera “conseguido demostrar que el señor Trump la violara en el sentido en el que mucha gente entiende comúnmente la palabra violación”).

Iowa tiene seis votos electorales. Y no estuvo nunca en la nómina de los así llamados Estados decisivos, los siete territorios que los reporteros que cubrieron la campaña recitaban de memoria y de corrido: Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte. En todos ellos, ganó Trump. Curiosamente, fue en Iowa donde empezó la larga carrera, llena de sobresaltos, hacia las elecciones estadounidenses. Fue en enero, en mitad de un tiempo polar, con la celebración de los caucus republicanos, en los que Trump cosechó una aplastante victoria frente a sus dos principales rivales: Nikki Haley, que aún aguantaría en la pelea mes y medio más, antes de renunciar su retirada tras las primarias de Carolina del Sur, y el gobernador de Florida Ron DeSantis, que tiró la toalla tras un desempeño desastroso en Iowa.


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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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