Claves de las elecciones primarias de Míchigan: 100.000 votos de protesta y puntos débiles de los candidatos
Biden y Trump han ganado con comodidad, pero ambos arrastran el descontento de parte de su electorado
Los candidatos principales en las primarias presidenciales de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump, se han impuesto con comodidad en Míchigan, uno de los Estados bisagra que puede decantar la balanza en las elecciones del próximo noviembre. Pero sus respectivos triunfos han acarreado también un coste, y dejan entrever los problemas que sufren entre parte de su electorado. Estas son algunas de las claves que arrojan los resultados.
La clave principal: el voto “no declarado” de protesta contra Biden
El presidente estadounidense ha recibido más del 80% de los 760.000 votos depositados en Michigan, un Estado de 10 millones de habitantes. Pero también ha recibido más de 101.000 papeletas “no declaradas” (un 13,2%), equivalentes a un voto en blanco, en un gesto de protesta contra su política proisraelí en la guerra en Gaza. Una campaña lanzada por la numerosa comunidad árabe en Míchigan y por grupos progresistas había instado a los simpatizantes demócratas a elegir esa opción para reclamar un alto el fuego permanente y advertir a Biden de que su rechazo a un alto el fuego puede costarle la reelección.
La campaña se había fijado un objetivo modesto: lograr 10.000 “no declarados”. Una cantidad fácil: en las tres últimas primarias en el Estado, sin una organización detrás, se habían registrado 20.000 votos en blanco como protesta por distintas causas. Los resultados de este martes han superado los cálculos. Es una señal del descontento latente entre las bases del partido, que puede poner en peligro la delicada coalición de grupos progresistas, minorías, sindicatos y graduados universitarios que llevó a Biden a la Casa Blanca en 2020. Decenas de políticos demócratas, de Míchigan y de fuera del Estado, habían expresado su apoyo a la iniciativa.
“El mensaje que envían estos votos es algo que ya sabíamos antes de las primarias: que el presidente está perdiendo apoyo por su respaldo a una masacre en Gaza y tiene que cambiar de posición antes de venir a pedir nuestros votos en noviembre”, sostiene Abbas Alawieh, portavoz del grupo Listen to Michigan (Escuche a Míchigan), organizador de la campaña.
Listen to Michigan ha recibido consultas de otras organizaciones en Estados como Washington, que celebrará sus primarias el 12 de marzo, o Minnesota, que organizará las suyas la semana que viene, que desean lanzar campañas similares. “Estamos dispuestos a coordinar estrategias con todos aquellos que deseen crear una coalición contra la guerra”, explica Alawieh, antiguo asesor en el Congreso estadounidense.
El presidente no ha hecho alusión al voto de protesta, ni a la situación en Gaza, en su comunicado sobre los resultados de Míchigan, donde optó por centrarse en sus diferencias con Trump en áreas como el derecho al aborto o la economía. La vicepresidenta Kamala Harris ha señalado por su parte, en otro comunicado, que los resultados de estas primarias “dejan claro que la gente de Michigan está lista” para abordar asuntos como la violencia de las armas de fuego o los derechos reproductivos.
Los participantes en la campaña insisten en que los números logrados en la cita electoral demuestran la necesidad de que la Casa Blanca —y los legisladores demócratas— cambien de posición y presten atención a sus bases. “Si la Casa Blanca nos está escuchando, si nuestros líderes en el Congreso y en el Estado nos están escuchando, necesitamos un cambio de rumbo, o nos arriesgamos a que la democracia estadounidense quede arruinada en noviembre con un triunfo de Donald Trump”, señalaba Abdullah Hammoud, el alcalde de Dearborn, ciudad con una mayoría de población árabe en las cercanías de Detroit y donde nació la campaña del voto “no declarado”.
Trump también exhibe puntos débiles
Para el expresidente y aspirante republicano a regresar a la Casa Blanca, la cita electoral de este martes ofrecía la oportunidad de dejar claro el apoyo con el que cuenta en un Estado donde el aparato del partido le es muy leal. Míchigan fue clave en su victoria en 2016 frente a Hillary Clinton, pero le retiró su apoyo en 2020, cuando Biden se impuso en este Estado por 150.000 votos.
En lugar de ello, Míchigan dejó claro que una parte considerable de los votantes republicanos, especialmente aquellos con formación universitaria, están en desacuerdo con el previsible candidato del partido para noviembre. Nikky Haley, exembajadora estadounidense ante la ONU, se anotó un 26% de los votos, tres días después de haber rozado el 40% en su Estado, Carolina del Sur: una cantidad insuficiente para avanzar en la carrera hacia la Casa Blanca, pero significativa. Parte de los simpatizantes de Haley aseguran que, llegado noviembre, no votarán por el magnate inmobiliario.
Nikki Haley comienza a vislumbrar su retirada
La exembajadora de EE UU ante la ONU llegaba a Míchigan con la esperanza de capitalizar el voto moderado republicano para remontar el vuelo tras su clara derrota en las primarias en Carolina del Sur. No lo consiguió. La única rival aún en liza contra el gran favorito, Donald Trump, logró poco más que una cuarta parte de los votos. Y no parece que vaya a elevar sus porcentajes en las siguientes contiendas, en la conservadora Idaho este fin de semana o en el Supermartes del 5 de marzo.
Haley ha prometido continuar la batalla, al menos, hasta el próximo martes, en el que se decidirán Estados del peso de California, Texas o Virginia. “Tenemos un país que salvar”, declaraba a la cadena de televisión CNN tras el cierre de las urnas en Míchigan.
Pero, sin haber logrado aún ninguna victoria, mientras los donantes empiezan a retirarle su apoyo, y con las encuestas abrumadoramente en contra, también ha empezado a cambiar su discurso, para dejar de insistir en que puede ganar la contienda y concentrarse más en insistir en que Trump no puede ganar unas elecciones generales meramente con el apoyo de su base. En la misma entrevista a la CNN, reconocía que “es posible” que las opiniones mayoritarias del Partido Republicano ya no coincidan con las suyas.
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