_
_
_
_
_

Tras la pista de la desinformación en el voto latino

Las noticias falsas y teorías conspirativas proliferan entre los hispanohablantes en Estados Unidos a través de cadenas de WhatsApp imposibles de controlar

Elena Reina
Partidarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, miran un teléfono mientras esperan a que pase en su caravana, en West Palm Beach, Florida.
Partidarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, miran un teléfono mientras esperan a que pase en su caravana, en West Palm Beach, Florida.EVA UZCATEGUI (Reuters)

Todo el aparato demócrata —con Joe Biden a la cabeza, junto a Barack Obama o Hillary Clinton— envuelto en una trama de tráfico de menores; la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, bajando borracha de un avión; la candidata demócrata a la vicepresidencia, Kamala Harris, llamando “estúpidos” a los jóvenes; Donald Trump, pendiente de juicio por violar a una niña de 13 años… Todo eso es mentira. Pero en las cadenas de WhatsApp, en grupos de Facebook y entre lo más viral de Twitter, estas noticias falsas proliferan hasta empañar el debate político a nueve días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Las grandes firmas de redes sociales aprendieron desde el escándalo con Cambridge Analytica en 2016 y el uso masivo de datos para influir en la opinión pública. Facebook, Twitter y Youtube han tomado algunas medidas a unas semanas de las elecciones para reducir la capacidad de sus canales de difundir bulos y teorías de la conspiración. Pero hay una red casi imposible de controlar, que además tiene como usuarios estrella en Estados Unidos al voto hispano: WhatsApp. En la aplicación de mensajería medir la viralidad de las mentiras y detectar la más compartida sería el equivalente a arbitrar la conversación privada entre dos o más personas cercanas.

“Los estadounidenses que hablan inglés [como primer idioma] no usan WhatsApp. No es una aplicación popular entre ellos, que utilizan más los mensajes de iPhone o los mensajes tradicionales. También mucho Messenger y Facebook. Entonces lo que estamos viendo es que hay dos países en uno. Uno que habla inglés y cuando hablamos de fake news piensan en Facebook, Twitter y Tik Tok, y luego el Estados Unidos que habla en español y piensa en WhatsApp. Es muy interesante cómo se encuentran en estas elecciones y ahí está el reto para acercar los fact check [comprobación de datos] al votante hispano”, explica la directora asociada de la asociación International Fact-Checking Network, Cristina Tardáguila, que coordina un ambicioso proyecto para combatir las noticias falsas en el país en el que colaboran 12 medios de comunicación nacionales, dos de ellos en español, como Univisión y Telemundo.

Una gran parte del votante hispano, clave para los comicios y tradicionalmente manipulado, se encuentra en Florida, con una población de electores de 3,1 millones, en su mayoría de origen cubano y puertorriqueño, que reside en el sur del Estado. En este rincón del sureste del país, los mensajes sobre la relación de Joe Biden con el socialismo de Fidel Castro han escalado de los grupos de trabajo o de la barbacoa familiar a los mítines de campaña de los candidatos. “Mi oponente quiere darle todo a Cuba y a los Castro, y también quiere darle todo a Nicaragua y a Venezuela”, sentenció Trump en uno de sus mítines en Orlando (Florida), y con esas menciones apuntaba a tres comunidades clave de un solo disparo. El origen y la consecuencia, más bulos en WhatsApp.

“Con todo lo que pasó en México, España o Brasil, los políticos se dieron cuenta de que el WhatsApp es un espacio difícil de checar, pero que tiene un gran uso. Es la mezcla peligrosa. Son electores fundamentales para el país y utilizan una herramienta sin control y además no es en la lengua principal de Estados Unidos. Por tanto, la prensa tradicional no publica en español, el acceso de esta comunidad a información rigurosa es menor”, añade Tardáguila. Su proyecto ha creado una herramienta dentro de la red social para hacer consultas sobre noticias o bulos en español o en inglés y ellos responden por ahí con la información confirmada. Se puede activar en el enlace hola.factchat.me.

La coordinadora del proyecto de Univisión para desmentir fake news, El Detector, Tamoa Calzadilla, se dio cuenta de hasta qué punto se habían extendido los bulos en Miami cuando su hijo de 11 años le sorprendió un día: “Mamá, Joe Biden es malo, porque los niños de mi escuela dicen que le gusta oler a los niños”, recuerda. “Por primera vez en estas elecciones [la comunidad hispana] es la minoría más grande de Estados Unidos y la mayor parte de la prensa tradicional de fact checking [comprobación de datos] está en inglés, nos parecía tan dispar, la comunidad hispana estaba desasistida. Nos parecía muy clave porque queremos pensar que esto ayuda a tomar una mejor decisión”, añade Calzadilla.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Las dos periodistas coinciden en que solo un bulo no cambia un voto. No es tan sencillo. Pero sí es un reflejo de la polarización de la sociedad, que en Miami (sur de Florida) ha llegado a niveles históricos. Los seguidores de Trump han salpicado la ciudad con desfiles por las calles o gritando a las puertas de cualquier evento demócrata; y las discusiones por uno y otro partido han escalado a disputas en supermercados y comidas familiares, cuentan los vecinos. Algo que, aunque ordenado y no tan caótico, resulta inédito para esta ciudad.

En un acto de Obama para pedir el voto demócrata este sábado en el norte de Miami, unas hermanas cubanas explicaban lo frustrante que se ha vuelto el debate político en esta zona del país. Marcy Grosso y Vivian Bertier, de 53 y 58 años, criadas desde los ocho años en Miami explicaban agotadas lo difícil que es para muchos conocidos y familiares que ellas vayan a votar a los demócratas. “Nos llaman comunistas. Imagínate, que a una cubana le digan comunista, es tremendo”, explicaba Bertier.

Obama, al igual que Joe Biden, subió al estrado a repetir que el candidato demócrata no era socialista. Algo obvio, dada además la veterana carrera del que fuera su vicepresidente, pero que cuando se apagan los micrófonos se enmaraña. Los bulos continúan. Y en el medio por el que hablan los hispanos entre ellos se reproducen las mentiras sin pudor. “Es tu gente, con los que tienes el grupo de Mi parrilla con amigos. A ese grupo intentan convencerlos de que Biden es el diablo”, explica Calzadilla. La cercanía de los mensajes falsos en época electoral se ha vuelto peligrosa para el debate político.

Suscríbase aquí a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_