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Alemania, el difícil equilibrio entre el envío de armas a Israel y la defensa de los derechos humanos

El Gobierno de coalición afirma desconocer si las armas que ha suministrado al ejército israelí se están utilizando en Gaza

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se saludan en Jerusalén, en marzo de 2024.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se saludan en Jerusalén, en marzo de 2024.Leo Correa (AP)

Alemania es, después de Estados Unidos, el país que más armamento suministra a Israel. Su responsabilidad histórica por el Holocausto, que durante décadas ha llevado al Gobierno alemán a apoyar de manera inquebrantable al Gobierno de Israel, se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para el país europeo. El Ejecutivo del canciller Olaf Scholz lucha desde hace tiempo por mantener el equilibrio entre el envío de armamento a Israel y evitar las violaciones de los derechos humanos. Mientras, cada vez más voces lo acusan de doble moral y piden detener el suministro.

Scholz advirtió el sábado al Gobierno de Israel de que una ofensiva militar a gran escala sobre Rafah sería “irresponsable”. Las declaraciones las efectuó durante un acto organizado por el grupo alemán de periódicos RND en la localidad de Potsdam, cerca de Berlín. El canciller señaló que una invasión de Rafah no sería posible “sin un increíble número de bajas humanas de civiles inocentes”. En respuesta a una pregunta sobre el suministro de armas, Scholz afirmó que el Gobierno alemán solo suministra armas si está claro en casos concretos que no van a utilizarse en situaciones controvertidas, según el derecho internacional.

La Cancillería y el Ministerio de Exteriores eluden la cuestión de si Israel ha cometido crímenes de guerra o si existe riesgo de que los cometa. En todo momento, el Gobierno de coalición —formado por socialdemócratas, verdes y liberales— afirma desconocer si las armas suministradas por Alemania se están utilizando en Gaza y cómo. Se ciñen a un doble mensaje que repiten sin descanso: por un lado, Israel tiene derecho a defenderse tras el ataque de Hamás y por otro, aseguran estar trabajando intensamente para que se cumpla el derecho internacional.

Pero, ¿se están cometiendo crímenes de guerra con armas fabricadas en Alemania? Al menos, el riesgo es evidente, como alertan numerosos expertos. El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ya aprobó en abril una resolución en la que pide que se suspenda el envío de armas a Israel. En el texto acusa al Ejército israelí de haber cometido “crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”. Mientras, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió públicamente de que no entregará nuevas bombas, proyectiles de artillería y demás armas ofensivas a Israel si sigue adelante con sus planes de una operación terrestre a gran escala en Rafah, en el sur de Gaza.

Como Alemania es también uno de los principales proveedores de armas a Israel, ¿debería el Gobierno de Scholz seguir los pasos de EE UU y amenazar también con detener el suministro de armas? “Eso se está discutiendo actualmente, no puedo responder a eso todavía”, se limitó a contestar el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, al ser preguntado directamente por la televisión pública alemana ZDF.

Para el experto en política exterior Ralf Stegner, del Partido Socialdemócrata, la declaración del presidente estadounidense también podría servir de ejemplo para Alemania. “EE UU es el mayor defensor de Israel y, sin embargo, la administración de Biden está limitando las entregas de armas a Israel porque el Gobierno de Netanyahu ignora en gran medida la situación humanitaria de los palestinos en su lucha contra el terror de Hamás”, dijo Stegner a Der Spiegel. “Esta posición también es fundamentalmente correcta para Alemania”, subrayó.

“Caso por caso”

Desde el Gobierno insisten en que las entregas de armas, no importa dónde, son decisiones que toma el Gobierno caso por caso tras un minucioso examen. Una vez tomada la decisión, informan de ella, pero no antes.

Una portavoz del Ejecutivo alemán responde a EL PAÍS sobre si se está debatiendo seguir los pasos de Biden: “El Gobierno alemán ha advertido en repetidas ocasiones, de forma enfática y a alto nivel, contra una ofensiva militar en la ciudad de Rafah. Nuestra posición está estrechamente coordinada con la de EE UU”, sostiene. “En lo que respecta a las exportaciones alemanas de armas a Israel”, agrega, “se aplican nuestras normas básicas: las decisiones se toman caso por caso, teniendo en cuenta las circunstancias generales y dentro del marco jurídico alemán”. La portavoz asegura en esas “decisiones” se tienen en cuenta los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

En total, el Gobierno alemán aprobó en 2023 la exportación a Israel de armas de guerra —que son una categoría especial del equipo militar general— por valor de 20,1 millones de euros. Esta cantidad se incluye dentro de las autorizaciones de armamento a Israel, que el pasado año ascendieron hasta los 326,5 millones de euros, diez veces más que el año anterior. La mayoría de las exportaciones autorizadas correspondieron a vehículos terrestres y tecnología para el desarrollo, fabricación, operación, mantenimiento y reparación de armas. Mientras, de enero a marzo de este año, las exportaciones ascendieron a 10 millones de euros, de las cuales, 32.449 euros fueron autorizaciones para armas de guerra, según una respuesta parlamentaria del pasado mes.

En este marco, Alemania tuvo que defenderse ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya por estos envíos después de que Nicaragua les acusara de complicidad en genocidio. Pero el Gobierno alemán argumentó ante el tribunal que el 98% de las exportaciones aprobadas desde el ataque de Hamás a Israel no eran armas de guerra. La demanda urgente fue rechazada.

Cuáles son los límites

Las críticas sobre Alemania llevaron a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, a anunciar en marzo que enviaría una delegación a Israel. Sin embargo, la delegación aún no ha viajado. La campaña de Israel de acabar con Hamás a costa de reducir a escombros Gaza ha llevado la presión hasta los líderes germanos para que aclaren cuáles son los límites de la carta blanca que parecen haberle concedido al Gobierno israelí.

El apoyo político a Israel sigue yendo en línea con la declaración de la entonces canciller alemana, Angela Merkel, que en 2008 sostuvo ante la Kneset —el parlamento israelí— que la seguridad y la existencia de Israel son una “razón de Estado” para Alemania. Ahora, la responsabilidad histórica de Alemania, tras el asesinato de seis millones de judíos durante el Holocausto, choca con el derecho internacional humanitario que debe garantizar Berlín.

Esto es algo que le recordaron al Ejecutivo alemán en una carta abierta un grupo de 37 organizaciones y asociaciones civiles alemanas, entre las que se encontraban, Amnistía Internacional, Oxfam Alemania y Médicos del mundo. En el escrito publicado a principios de mes le solicitaban detener las exportaciones de armas a Israel que podrían ser utilizadas en Gaza y señalaban que el derecho internacional debe respetarse plenamente en todas las acciones militares.

Miedo a ser declarado antisemita

Pero no solo los políticos sufren por la carga histórica. Los medios de comunicación alemanes y la sociedad apenas se atreven a hablar abiertamente sobre lo que está ocurriendo en esa región del mundo, y mucho menos a criticar al Gobierno de Israel, por miedo a ser acusados de antisemitas. Cualquier declaración puede acabar siendo el centro de toda una polémica y equivaler a ser tildado de antisemita y cancelado en ámbitos que van desde la cultura y el arte hasta la academia.

Las protestas en las universidades recién llegaron hace unos días, pero de manera muy minoritaria, y fueron rápidamente disueltas por la policía. Cualquier intento de organizar un encuentro en el que se vaya a discutir sobre la situación en Gaza queda frustrado bajo la justificación de evitar una posible incitación al odio. Este fue el caso de un congreso pro palestino en Berlín en el que se iba a hablar de Gaza. Además, de su cancelación, impidieron la entrada en el país del exministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis y del médico y rector de la Universidad de Glasgow, Ghassan Abu Sittah, que quería informar sobre lo que había vivido en Gaza durante su trabajo con Médicos Sin Fronteras.

Sin embargo, la presión sobre Alemania ha aumentado a tal nivel que no le quedará otra opción que analizar en profundidad dónde queda la defensa de los derechos humanos, al igual que la libertad de expresión, dentro de su responsabilidad histórica con Israel y preguntarse hasta dónde llega.

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