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Hungría pone fecha a la ratificación de la entrada de Suecia en la OTAN

El Parlamento controlado por el ultraconservador Viktor Orbán, el único pendiente de aprobar el ingreso del país nórdico en la Alianza, fija la sesión el 26 de febrero

Viktor Orbán, el sábado pasado en Budapest.
Viktor Orbán, el sábado pasado en Budapest.POOL (via REUTERS)
Gloria Rodríguez-Pina

Viktor Orbán prometió varias veces que Hungría no retrasaría la entrada de Suecia en la OTAN y, por tanto, que no sería el último en ratificar la decisión que tomaron los aliados en la cumbre de Madrid en junio de 2022, que incluía también a Finlandia (ya miembro de la Alianza). El primer ministro ultraconservador, cuya credibilidad entre los aliados está seriamente comprometida, incumplió su palabra. Turquía ratificó la adhesión del país nórdico el pasado 23 de enero y desde entonces, Hungría ha seguido dilatando el proceso. Finalmente, Orbán anunció el pasado sábado que la votación en el Parlamento se produciría al inicio de las sesiones de primavera de la Cámara y este martes el grupo parlamentario de Fidesz, su partido, ha puesto fecha: será el próximo lunes 26 de febrero.

Desde la reunión de Madrid hace casi dos años, Orbán ha jugado con la ambigüedad y la indefinición en torno a la adhesión de los países nórdicos. Cuando tras las primeras semanas de la invasión rusa a gran escala de Ucrania prácticamente todos los aliados abrieron las puertas de par en par de la OTAN a Suecia y Finlandia, el Gobierno húngaro manifestó que tenía muy presente “el punto de vista de Turquía”. Por aquel entonces, no expresó ninguna reticencia propia a la incorporación a la alianza militar de los nórdicos, que daban un giro radical a su política de seguridad y defensa por el temor a la amenaza rusa tras la invasión de Ucrania.

El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan condicionó su visto bueno a que Suecia y Finlandia cumplieran varias condiciones: el endurecimiento de las legislaciones de estos países respecto a las manifestaciones públicas de apoyo al grupo armado kurdo PKK (considerado terrorista por Ankara y por la UE) en su territorio, mayor facilidad a las extradiciones de individuos buscados por las autoridades turcas y el levantamiento de embargos de armas a Turquía por sus intervenciones en Siria. Ankara retiró el veto a Helsinki en marzo de 2023 y Hungría le siguió ese mismo mes. En enero de este año, resolvió sus desavenencias con Estocolmo y ratificó su entrada. De los 31 socios de la Alianza, solo quedaba pendiente Budapest, bien conocido en la UE por emplear el veto y romper la unanimidad como palanca de negociación, especialmente en todo lo relativo a la ayuda a Ucrania y las sanciones a Rusia, su aliado.

El Gobierno de Orbán solo empezó a esgrimir razones propias para dilatar el proceso en 2023, como las críticas de Suecia al declive democrático de Hungría. Con todo, el Ejecutivo húngaro prometió de forma vaga varias veces que la ratificación se produciría próximamente. A la vez, encontraba motivos para retrasar la votación o para desvincularse de ella, al alegar, por ejemplo, que los diputados de Fidesz, el partido que preside el primer ministro y que tiene una supermayoría en el Parlamento, son autónomos en sus decisiones.

Tras la ratificación turca, Orbán puso una nueva condición: que el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, viajase a Hungría, igual que había visitado Turquía, para “negociar”. El ministro de Exteriores sueco, Tobias Billström, respondió que no había nada que negociar y que los húngaros en ningún momento habían hecho demandas concretas. Este martes, Kristersson ha anunciado que visitará Budapest el viernes. “Tenemos previsto debatir sobre cómo reforzar la cooperación en materia de política de defensa y seguridad”, ha dicho Orbán en la red social X, antes Twitter.

La paciencia de los aliados con Hungría estaba llegando al límite. El pasado 5 de febrero, Fidesz boicoteó un nuevo intento de la oposición de zanjar el asunto en el Parlamento. Este domingo pasado, ningún miembro del Ejecutivo húngaro accedió a reunirse con una delegación de congresistas republicanos y demócratas estadounidenses, la de más alto nivel que visitaba el país en años, como lamentó el embajador de EE UU en Budapest, David Pressman. “Los aliados llevan 21 meses esperando que Hungría actúe sobre la adhesión de Suecia a la OTAN”, afirmó en X el diplomático, que ha protagonizado varios choques con el Gobierno de Orbán. Este lunes, el primer ministro polaco, Donald Tusk, consideró “inaceptable” el comportamiento húngaro. Mientras Hungría irritaba a sus socios en la OTAN, estrechaba sus vínculos con China, que le ha ofrecido apoyo en materia de seguridad en una visita a Budapest la semana pasada del ministro de Seguridad Pública, Wang Xiaohong.

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Orbán anunció el desbloqueo de la adhesión de Suecia el pasado sábado durante un discurso anual ante sus seguidores, en medio de uno de los mayores escándalos a los que se enfrenta desde que llegó al poder en 2010. El malestar que ha creado un indulto de la ahora expresidenta Katalin Novák a un condenado por encubrir a un pederasta ha generado algunas de las mayores protestas contra el Ejecutivo ultraconservador de los últimos años, especialmente la que convocaron influencers y famosos el viernes pasado. El caso derivó en la dimisión de la presidenta.

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