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Ecuador en cinco claves, radiografía de un país en crisis

El ganador de las elecciones del domingo 15 de octubre recibirá un país bloqueado institucionalmente, azotado por la violencia y con unas pobres expectativas económicas

Elecciones en Ecuador 2023
Soldados se encuentran frente a una pancarta que muestra al candidato presidencial ecuatoriano Daniel Noboa.VICENTE GAIBOR DEL PINO (REUTERS)

Los ecuatorianos tienen la sensación de que desde hace meses nada de lo que pasa en su país es normal, incluidas estas presidenciales que se celebrarán el próximo domingo. Nunca hasta ahora un presidente había decretado la llamada muerte cruzada, una figura constitucional para convocar elecciones anticipadas y disolver la Asamblea, como hizo en mayo Guillermo Lasso para evitar un juicio político en su contra. Ni tampoco el miedo se había convertido en un compañero de vida para una sociedad de 18 millones de personas acostumbradas a ver desde la barrera los estragos del narcotráfico en la región.

Los electores elegirán entre dos candidatos que, si bien son unos desconocidos para la mayoría, cuentan con unos padrinos que no necesitan descripción en el interior del país. Luisa González es la elegida por el movimiento del expresidente Rafael Correa para tratar de devolver al correísmo al poder y Daniel Noboa es hijo del millonario empresario Álvaro Noboa, un eterno candidato que trató de llegar a la Presidencia hasta en cinco ocasiones sin éxito. Los dos mentores se enfrentaron hace 17 años en las elecciones de 2006, que ganó el correísmo. Hoy las encuestas favorecen a Noboa, pero el alto número de indecisos impide anticipar el resultado.

El ganador de las elecciones apenas tendrá 16 meses por delante antes de volver a las urnas, ya que por ley se limitará a terminar el mandato inacabado de Lasso. Poco tiempo para un país al que, además de la violencia, se le superponen una grave crisis política, una delicada situación económica y un éxodo en aumento de ecuatorianos que salen en busca de un lugar mejor. Este es un análisis de un Ecuador en crisis.

Inseguridad

Los ecuatorianos han dejado de reconocer su país. Durante décadas, Ecuador fue una especie de oasis de paz en medio de una turbulenta región sometida a la violencia del narcotráfico. Enclavado entre Colombia y Perú -los dos mayores productores de coca del mundo- el país había logrado sortear la entrada de los grupos criminales. En los últimos años, sin embargo, la localización estratégica de Ecuador -con una amplia costa sobre el Pacífico- y la dolarización de la economía convirtieron el país en un territorio apetecido por las mafias mexicanas y colombianas. Desde las cárceles superpobladas del país, las bandas fueron ganando poder y organización para hacer crecer una violencia que hoy somete a los ecuatorianos a cifras nunca vistas.

En lo que va de año se han registrado 5.320 crímenes violentos, 2022 ya había cerrado con la cifra más alta en la historia (4.600), el doble que en 2021. Al ritmo actual, para finales de este año podría alcanzar una tasa de criminalidad de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que colocaría a Ecuador entre los países más violentos del mundo. Uno de esos 5.320 crímenes le costó la vida al candidato presidencial Fernando Villavicencio tras un mitin en Quito unos días antes de la primera vuelta. Un magnicidio que conmocionó a los ecuatorianos y demostró que nadie está a salvo de la deriva violenta. El asesinato de siete personas en la cárcel, detenidas por su presunta participación en el crimen, ha destapado estos días la degradación del país.

Política

La batalla de Guillermo Lasso con el Congreso fue la tónica que marcó el mandato hasta alcanzar su punto final en el juicio político contra el mandatario por supuesta corrupción, en el que podría haber sido destituido. El próximo presidente tampoco lo tendrá fácil con una Asamblea en el que ninguna de las cuatros fuerzas con representación tiene mayoría y donde, más que sacar adelante los proyectos que necesita el país, el día a día se va en un enfrentamiento inane contra el Gobierno y las propias bancadas. Como en otros países de la región, el descrédito de las instituciones es enorme. Un 95% de los ecuatorianos tienen una imagen negativa de la Asamblea y un 87% la tiene del poder judicial, según una encuesta de mayo de Click Reseach. Lasso también se irá con una popularidad por los suelos.

En un país muy acostumbrado a la protesta, sorprendió a todo el mundo que el día después de que el presidente decretara la muerte cruzada y mandara a los parlamentarios a su casa, nadie saliera a la calle en un acto de rebeldía contra el golpe en la mesa del mandatario. Parecía como si a nadie le importara demasiado, ni por los que se iban, ni por los que vendrán. Esa desconexión entre la sociedad y la política se siente también a días de unas elecciones cruciales para el país. A pesar de que tanto Noboa como González encarnan dos visiones opuestas, cerca del 40% de los electores reconocen que aún no tienen decidido por quién votar. En Ecuador el voto es obligatorio, así que en los que aún no saben qué papeleta escoger está el futuro presidente del país.

Economía

La economía de Ecuador también atraviesa momentos críticos. El próximo gobernante tendrá que enfrentar un déficit fiscal que al cierre de este año llegará a los 5.000 millones de dólares, que significan casi un 4% del PIB. “Esto se traducirá en que el Gobierno saliente deje a su sucesor una gran cantidad de atrasos en los pagos, y que el entrante use al Banco Central como prestamista”, dice José Hidalgo, director de Cordes. Aunque está prohibido por ley, es una posibilidad a la que los dos candidatos a la presidencia se han referido como opción para financiar el agujero fiscal.

El Banco Central proyecta que en el 2024 la economía ecuatoriana solo crecerá un 0,8%. “Todos estos desequilibrios ahuyentan la inversión extranjera directa que en el primer semestre de este año representa el 0,1% del PIB, una cifra muy baja, incluso para los estándares ya bajos que manejaba Ecuador”, añade Hidalgo. El panorama también es malo para la inversión privada doméstica por la incertidumbre política y la inseguridad.

Las opciones del próximo Gobierno en lo fiscal son reducidas. El actual Gobierno cerró un tratado con el Fondo Monetario Internacional por 6.500 millones de dólares de 2020 a 2022. Desde entonces no ha habido nuevos acercamientos con el FMI y para un gobierno que durará apenas 16 meses será difícil obtener nuevos créditos. Las medidas que proponen varios expertos tienen que ver con tocar el subsidio del combustible, en el que el país invierte 3.500 millones de dólares, casi el mismo valor que se destina a salud y educación, como también subir el IVA. Cualquiera de estas opción es demasiado impopular para un nuevo gobierno tan corto de tiempo.

Desesperanza

“Es desesperanzador no poder proyectarte a futuro en tu propio país”, dice Luis Clavijo, un ingeniero de marketing que ha comenzado los trámites para migrar. “Alguna vez soñé con tener mi propia empresa, pero eso ahora mismo es imposible en Ecuador, lo vivo día a día cuando veo a mis clientes ser extorsionados”. Para el 2024 espera estar en Canadá, donde quiere comenzar de nuevo. Más allá del miedo, la inseguridad también afecta a la economía. Los negocios se ven obligar a cerrar una o dos horas antes de lo previsto, antes de que la noche se les eche encima. Las vacunas se han convertido en el nuevo impuesto a los ciudadanos que los criminales cobran no solo a los negocios a cambio de no atentar contra ellos, sino también a profesionales, vendedores ambulantes, colegios o maestros. Incluso en ciertos barrios de Guayaquil, los ciudadanos deben pagar simplemente por vivir allí.

Uno de cada cuatro ecuatorianos vive en la pobreza (unos 4,5 millones), de los cerca de dos millones viven en pobreza extrema, el 10,7% de la población. Shirley Silva, empleada doméstica, ha pensado también en irse del país, pero no lo hará sin sus cuatro hijos. “Puede ser Chile, he escuchado que la economía está mejor”, también le gustaría Estados Unidos, el principal destino para migrar de los ecuatorianos, pero le parece muy peligroso el trayecto para hacerlo con sus hijos. El sueldo ya no le alcanza comprar lo básico. Muchos días hacen dos comidas en lugar de tres.

Migración

Cada vez son más los que convierten en realidad la idea de irse del país. Los ecuatorianos son, después de los venezolanos, los migrantes que más atraviesan la selva del Darién, uno de los puntos más peligrosos y utilizados por los migrantes irregulares para llegar a Estados Unidos. La Oficina de Migraciones de Panamá confirmó que hasta el 31 de julio cruzaron por el Darién 34.357 ecuatorianos, más que en todo 2022, cuando lo hicieron 29.356. El número comenzó a crecer después de crisis que dejó la pandemia de la covid, pero ahora hay que sumar las cuestiones de inseguridad.

Las amenazas a los comerciantes, las balaceras a plena luz del día o la captación de jóvenes por las bandas criminales se añaden a las razones que llevan a cada vez más ecuatorianos a buscar mejor suerte. En 2022, último año con cifras oficiales, migraron 114.000 personas, pero no hay datos actualizados. Tampoco es un tema sobre el que se haya puesto demasiado atención hasta ahora, pero para algunos expertos será la próxima crisis a la que tendrá que hacer frente Ecuador. Un éxodo que mermará al pequeño país latinoamericano que exige un nuevo presidente que lo rescate del pozo.

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