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Las tropas francesas comienzan su retirada de Níger

Los 400 soldados desplegados en el oeste del país, en la zona más caliente del yihadismo, inician los preparativos para replegarse hacia la capital, Niamey, desde donde partirán hacia Francia

Manifestantes acuden a una protesta frente a la base militar francesa de Niamey, el pasado 1 de octubre, para exigir la retirada de las tropas galas.
Manifestantes acuden a una protesta frente a la base militar francesa de Niamey, el pasado 1 de octubre, para exigir la retirada de las tropas galas.ISSIFOU DJIBO (EFE)
José Naranjo

Las tropas francesas comienzan a retirarse de Níger. El Ministerio de Defensa francés informó este jueves de que el operativo de repliegue de los 1.500 soldados presentes en Níger arranca esta misma semana. Los primeros efectivos en partir serán los 400 estacionados en Ouallam y Ayorou, en una de las zonas más calientes del terrorismo yihadista en el Sahel, que ya han iniciado los preparativos logísticos. El millar restante, alojados en una base militar de Niamey, la capital nigerina, se irá antes de final de año, tal y como anunció el presidente francés, Emmanuel Macron, el pasado 24 de septiembre. La salida de las tropas francesas es la principal exigencia a Francia de la junta militar que gobierna Níger desde el golpe de Estado del 26 de julio.

“La retirada de los soldados y los medios militares estacionados en Níger comienza esta semana. Esta operación debe permitir el regreso de todos los militares a Francia antes de final de año. La coordinación con el Ejército nigerino es esencial para el éxito de esta operación. Se han adoptado todas las medidas para que los movimientos se desarrollen en orden y seguridad”, aseguró el Ministerio de Defensa en un comunicado.

La retirada será compleja. El primer paso será el traslado a Niamey de los 400 soldados desplegados en la región de Tillabéri, en el oeste del país y muy cerca de la frontera con Malí y Burkina Faso. Esta área forma parte de la zona llamada de Las Tres Fronteras, el epicentro de la actividad del grupo yihadista Estado Islámico del Sahel. Ya se está organizando el convoy que llevará a los militares desde Ouallam hasta la capital nigerina, para lo que deberán recorrer una distancia de unos 100 kilómetros con apoyo aéreo. Sin embargo, la inseguridad que reina en la zona y el posible mal estado del camino tras la época de lluvias puede complicar el operativo.

La segunda fase del repliegue, que implica la salida efectiva del territorio nigerino de los militares y de cientos de vehículos y contenedores con material presentes en la base de Niamey, también entraña dificultades logísticas. Si la junta militar de Níger mantiene la prohibición a los vuelos franceses, las opciones por vía terrestre que se barajan son dos: a través de Benín, con llegada al puerto de Cotonou y de ahí hasta Francia, posibilidad que las autoridades nigerinas rechazan, o bien a través de Chad y Camerún hasta el puerto de Douala. Esta segunda opción implica un largo recorrido por el propio Níger, pero permitiría que una parte del material se pueda quedar en Chad, donde Francia mantiene una importante presencia militar. El Ministerio de Defensa francés no ha dado detalles del operativo.

Desde su llegada al poder el pasado 26 de julio, la junta militar nigerina, presidida por el general Abdourahamane Tchiani, ha mantenido un pulso con el Gobierno francés. París ha defendido en todo momento la legitimidad del depuesto presidente, Mohamed Bazoum, que continúa retenido por los militares y se ha negado a reconocer a las autoridades golpistas. Asimismo, Francia mostró su decidido respaldo a una posible intervención armada de los países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) para restaurar el orden constitucional, que no se llegó a producir. Por su parte, la junta militar suspendió los acuerdos militares con Francia y ordenó la salida de las tropas galas y del embajador francés, Sylvain Itté, quien acabó por abandonar el territorio nigerino hace una semana.

Manifestaciones diarias

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Desde hace unos dos meses las manifestaciones frente a la base militar de Niamey donde se encuentran las tropas francesas son prácticamente diarias. Miles de ciudadanos acuden a exigir la retirada de los militares y se organizan rezos y vigilias. En los últimos días, tras el anuncio del presidente Macron de que las tropas se irían antes de final de año, la junta militar ha redoblado la presión. El pasado martes, el general Mohamed Toumba, ministro del Interior y uno de los pesos pesados de la junta militar, declaró en un encuentro con la sociedad civil retransmitido por la televisión nigerina que las tropas francesas “no están en la lógica de retirarse de Níger” y se negó a permitirles la salida a través de Benín, país con el que Níger también ha roto relaciones debido a su apoyo a una intervención militar regional.

Este miércoles, la ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, defendió que la postura de Francia respecto al golpe de Estado en Níger no había cambiado, pero justificó el retorno de los 1.500 soldados franceses por la imposibilidad de “continuar con su misión” de lucha contra el yihadismo. “No vamos a cooperar con regímenes golpistas”, añadió la ministra. Asimismo, volvió a denunciar las “condiciones inadmisibles” en las que se encuentra retenido el derrocado presidente Bazoum, al que las autoridades nigerinas mantienen como “rehén”, manifestó.

La retirada de las tropas francesas de Níger es el último capítulo por ahora de una serie de varapalos a la presencia militar francesa en el Sahel y, por tanto, a su influencia en la región. Los soldados galos también fueron expulsados el pasado año de Malí, donde llegaron a tener 5.500 efectivos en la operación Barkhane contra el terrorismo islamista, y de Burkina Faso, donde había una limitada presencia de fuerzas especiales. Las nuevas autoridades de Malí han estrechado su cooperación militar con Rusia y mercenarios del grupo Wagner operan en apoyo del Ejército maliense. De hecho, Níger se había convertido en el último país del Sahel occidental donde París mantenía cooperación militar.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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