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Los últimos ataques elevan el protagonismo de Crimea en la contraofensiva ucrania

Moscú bombardea en Odesa las infraestructuras de exportación de grano y amenaza a los barcos que lleguen a los puertos de Ucrania en el mar Negro

Un bombero junto a las llamas de un edificio atacado esta madrugada en Odesa.Foto: HANDOUT (AFP) | Vídeo: EPV
Luis de Vega (Enviado Especial)

La guerra se recrudece en el sur de Ucrania, aunque en dos focos muy diferentes. Mientras la contraofensiva emprendida a principios de junio por el ejército de Kiev pone en los últimos días en el punto de mira la península de Crimea, las tropas rusas golpean la ciudad de Odesa y lanzan advertencias a los barcos que intenten continuar con la exportación de grano de Ucrania tras la ruptura por parte de Moscú del pacto que garantizaba un corredor seguro por el mar Negro.

Con el incremento de los ataques sobre la península ucrania, en manos rusas desde 2014, Ucrania recuerda que, aunque alejado de las trincheras, ese territorio sigue siendo un pilar esencial e irrenunciable del Estado, según reitera el presidente, Volodímir Zelenski. El último golpe se registró este miércoles, un incendio en lo que Rusia considera un campo de entrenamiento militar y Ucrania un depósito de municiones. Kiev, en todo caso, evita reconocer de manera oficial esas acciones que son, según diferentes fuentes y medios, obra de las Fuerzas de Seguridad ucranias. “Crimea es un centro logístico que los rusos han ido militarizando al máximo a lo largo de la ocupación. El 20% de lo que llega lo hace a través del puente [de Kerch]. Y eso basta para justificar los ataques de nuestro país”, defiende Alexandr Krasnokutskii, profesor de Filosofía y de Administración Pública y estudioso del problema que afecta a ese territorio bajo control ruso.

El más importante de esos ataques se produjo el lunes y consiguió destruir en parte el puente que atraviesa el estrecho de Kerch, una infraestructura que lleva directamente a Rusia y es, por tanto, esencial para mantener Crimea bajo ocupación. Aunque no ha hablado de cometer ataques directos, Zelenski ha dejado entrever en los últimos días que la estrategia consiste en atosigar mediante la contraofensiva con sus tropas a la península por el norte y forzar así a su homólogo ruso, Vladímir Putin, a negociar. En este sentido, Ucrania anunció este miércoles ciertos avances en dirección a Melitópol (región de Zaporiyia), la ciudad que se encuentra a las puertas de Crimea y de la que su ejército todavía se halla a unos 70 kilómetros.

“Rusia insiste en que ese puente es una infraestructura civil, pero nosotros la percibimos como militar porque sirve para transportar material militar”, añade en su despacho de la Universidad de Zaporiyia el profesor Krasnokutskii. Cree, como prevé Zelenski, que es una buena estrategia colocar tropas en el norte de Crimea, y considera que debe acabarse con el puente de Kerch. De esa manera, “la península se convierte en una isla”, señala Krasnokutskii, mientras comenta que esas hipotéticas negociaciones a las que se vería forzado Putin servirían a Kiev “para salvar vidas”, ya que “Ucrania no cuenta con interminables recursos humanos”.

Tras los ataques sobre Crimea del domingo, el lunes y el martes ―dos de ellos repelidos por Moscú―, este miércoles estalló en ese territorio un incendio en un campo de entrenamiento militar de Kirovske (este). Las llamas obligaron a desalojar a 2.000 vecinos, según las autoridades de ocupación, que no ofrecieron motivos del siniestro. Tampoco lo ha hecho Kiev a nivel oficial. Algunas fuentes informaron de explosiones durante varias horas en el lugar. Canales de Telegram vinculados a los servicios de seguridad rusos y ucranios señalaron que ese incendio se debe a un ataque aéreo nocturno llevado a cabo por Ucrania, según informó la agencia Reuters. El portavoz de la autoridad regional de Odesa, por su parte, dijo que se trata de un depósito de municiones.

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“Se están tomando medidas. La situación se está aclarando. No puedo decir más por el momento”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitro Peskov, al ser preguntado sobre el incidente. Eso sí, dijo que Putin estaba al tanto.

“No podemos percibir Crimea como algo ajeno” a la contraofensiva, entiende Krasnokutskii, que no tiene dudas de que todo forma parte de ataques por parte de su país que considera legítimos. El ejército de Ucrania, añade, ha optado por golpear centros logísticos de las tropas rusas en la península. Pese a todo, cree que Kiev debe tener cuidado en la planificación para una posible recuperación del control de Crimea. El experto no duda de que la ocupación se acabará algún día, pero considera que después llegará un proceso de transición que no va a ser sencillo.

La península, afirma, lleva cerca de una década en manos de una “dictadura” rusa y no es fácil saber qué piensan los ciudadanos. “No podemos saberlo, necesitamos estar allí y poder llevar a cabo trabajos de campo, desarrollar una sociología real. Mientras tanto, solo podemos movernos en el terreno de la hipótesis. De esta forma, hipotéticamente, en Crimea podemos estimar que en torno al 50% de la población se muestra favorable a Ucrania, pero hay mucha gente que lleva a Ucrania en el corazón y no puede hablar de ello”, sostiene el profesor.

Ese proceso de recuperación de la autoridad por parte de Kiev se desarrollaría por dos caminos, entiende Krasnokutskii. Por un lado, de manera formal, pues Kiev ya ha abierto un proceso de reclutamiento de funcionarios dispuestos a engrosar una nueva administración al que ya se han unido 800 personas, según sus informaciones. Se trata de un proceso del que ya habló en marzo la viceprimera ministra, Irina Vereshchuk, durante una entrevista con EL PAÍS. Incluye a la Policía, la Fiscalía, el ejército y demás cuerpos de la Administración, explica el profesor. Pero, más allá de esa respuesta formal, hay otra paralela, añade. Es la que ha de llevar a cabo la sociedad civil, los ciudadanos en general, porque “es imposible únicamente por la fuerza del Estado cambiar ese territorio”, admite.

Bombardeos sobre Odesa

Rusia, por su parte, aumenta la presión sobre Odesa, ciudad a orillas del mar Negro bombardeada el martes y este miércoles, tras la ruptura este lunes del acuerdo que permitía la exportación de grano ucranio por un corredor seguro. Además, el Kremlin dijo, a través de un comunicado del Ministerio de Defensa, que desde ahora considerará como potencial objetivo militar cualquier buque que se acerque a puertos de Ucrania. Los repetidos ataques de Moscú sobre infraestructuras portuarias tratan de impedir que sigan las exportaciones de grano de este país al resto del mundo. Moscú afirmó que son en “represalia” por el ataque al puente de Kerch.

La madrugada de este miércoles fue “infernal” por el lanzamiento de hasta 63 misiles y drones, según las autoridades de Kiev, que denunciaron importantes daños en intensos bombardeos que tuvieron lugar por segunda noche consecutiva. Solo en el puerto de Chornomorsk (Odesa), añaden, se perdieron 60.000 toneladas de cereal. El objetivo principal fue precisamente esa región de Odesa, que centraliza en tres de sus puertos la salida de cargueros con cereal que ha permitido el acuerdo auspiciado por la ONU y Turquía conocido como Iniciativa del mar Negro y que Rusia se negó a extender cuando caducó el pasado lunes. Ucrania ve en los daños causados por Rusia un intento de disuadirle en su decisión de buscar alternativas a ese pacto para seguir exportando el grano.

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Sobre la firma

Luis de Vega (Enviado Especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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