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El Papa releva al responsable de la Doctrina de la Fe, el órgano que se ocupa de los abusos

Francisco sustituye al español Luis Ladaria al frente del dicasterio que se ocupa de las esencias teológicas de la Iglesia y de la pederastia y lo sustituye por el argentino Víctor Manuel Fernández

Daniel Verdú
Luis Francisco Ladaria Ferrer.
Luis Ladaria, en 2019 en Mallorca.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, que hasta hace muy poco constituyó la arteria aorta del Vaticano, anuncia cambios en la sala de mandos. El órgano conocido como La Suprema por su extrema importancia, también nombrada a lo largo de la historia como el viejo Santo Oficio, cambia de guardia y el jesuita español Luis Ladaria, cardenal y hasta hoy encargado de guardar las esencias de la Iglesia católica, será sustituido por el argentino Víctor Manuel Fernández, conocido como Tucho. El cambio era esperado por la superación de la edad de jubilación del titular pero, como tantas veces en la era de Francisco, ha cogido con el pie cambiado a muchos en la Santa Sede, que no esperaban a alguien tan joven y, digamos, tan francisquista. Especialmente el ala más conservadora.

Víctor Manuel Fernández es el actual arzobispo de La Plata. Su nombramiento es consecuencia directa de la avanzada edad de su predecesor, Luis Francisco Ladaria, de 79 años, quien concluirá su mandato en septiembre tras cinco años en el cargo. Curiosamente, lo más relevante ahora podría ser también la edad de Fernández, de 61 años, y que fue ordenado arzobispo en 2013 por el propio Francisco, a quien le une una fuerte amistad y con quien coincide en posicionamientos considerados del ala progresista de la Iglesia. Es también el primer prelado argentino de su círculo que Jorge Mario Bergoglio ha decidido traer a Roma para un cargo de gran relevancia.

El nombramiento, de algún modo, cierra una era en la torre de mandos de la doctrina teológica de herencia ratzingueriana. Después del alemán Gerhard Müller (que salió antes de tiempo del dicasterio y profundamente enemistado con el Pontífice) y de Ladaria, cuya contribución ha sido tan borrosa como inapreciable (especialmente en el tema de los abusos), llega un cambio de rumbo notable. Y el nombramiento no es insustancial en el futuro de la Iglesia. Pese a las modificaciones de organización realizadas por el Papa últimamente, en los que la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) ya no es el dicasterio número 1, el viejo Santo Oficio continúa siendo uno de los lugares clave para descifrar la identidad de la Iglesia católica actual.

“Como nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe te encomiendo una tarea que considero muy valiosa. Tiene como finalidad central custodiar la enseñanza que brota de la fe para dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan”, afirmó el Papa en una misiva dada a conocer este sábado. Además de lo expresado por Francisco, la congregación que ahora dirigirá Fernández, a quien se espera que el Pontífice nombre cardenal próximamente, tiene la función de supervisar las investigaciones de abusos a menores.

En el viejo Palacio del Santo Oficio, antigua sala de mandos donde la Inquisición juzgaba y castigaba los pecados de herejes de todo pelaje ―todavía se conservan algunos de los artilugios para la tortura y un viejo calabozo―, tiene hoy sus oficinas la CDF. Este organismo era hasta ahora el más importante jerárquicamente de la Santa Sede, tanto que en 1965 fue conocido como La Suprema y su prefecto era el propio Pontífice. Pero la reforma de la Curia que ejecutó el papa Francisco ―que puso en primer lugar el nuevo gran ministerio de Evangelización― y un lento proceso de reestructuración, la sitúan ahora mismo en un momento de cambio particular.

Tucho Fernández llega a Roma justo cuando la investigación de los abusos a menores por parte del clero está adquiriendo más relevancia en todo el mundo y se necesitará una respuesta definitiva desde la Santa Sede. Un momento en que la CDF deberá también decidir si potencia su naturaleza de tribunal o su vertiente teológica. Los planes y la firmeza de Fernández serán clave para comprenderlo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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