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La OTAN deja a las empresas españolas fuera de una reunión con la industria de defensa

La ministra Margarita Robles manifiesta su descontento por la selección de compañías y no acudirá al encuentro

Margarita Robles ministra de Defensa
La ministra de Defensa, Margarita Robles, el martes en el acto del 45º aniversario del diario 'Cinco Días'.
María R. Sahuquillo

La OTAN ha dejado a las empresas españolas fuera de una reunión con representantes de la industria de defensa. En plena carrera armamentística provocada por la invasión rusa de Ucrania, la cita de este jueves está pensada para conversar sobre cómo fomentar la producción en los 31 países miembros de la Alianza y también estandarizar equipos y munición. La ministra de Defensa española, Margarita Robles, no participará en la reunión, que ha suscitado malestar en el Gobierno por cómo se ha hecho el proceso de selección de las compañías, según fuentes aliadas.

España considera que la convocatoria se ha hecho de manera poco transparente. Está incómoda y descontenta, además, por la falta de información sobre el propósito de la cita. Robles se ausentará de la reunión con las empresas este jueves, prevista en los márgenes del encuentro de ministros de Defensa de los países de la OTAN. Sí participará, en cambio, en el resto de la agenda de la jornada. En la reunión estarán compañías como la franco-germana KNDS, que representa al productor de los tanques Leopard, la fabricante turca de drones Baykar o la francesa Nexter, productora, entre otras cosas, de carros de asalto, según fuentes de la organización.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró el miércoles que las firmas convocadas son un grupo relativamente pequeño y que hay una mezcla de empresas grandes, medianas y pequeñas. “Tiene que haber una mezcla”, ha dicho en una conferencia de prensa en Bruselas. “Esta no es la única plataforma. Tenemos un foro con la industria y estamos en contacto sobre la expansión de la industria”, ha añadido.

La organización militar no ha aclarado qué criterios técnicos ha seguido para seleccionar a las compañías de defensa en esta primera reunión. Hay 25 empresas de una docena de países (la OTAN tiene 31 miembros) en la lista de las convocadas, con una gran representación de empresas estadounidenses y británicas (que, además, han quedado fuera de los recientes planes para impulsar la industria de defensa de la UE). La mayoría de las compañías participantes produce equipos que se han enviado a Ucrania en los paquetes de apoyo de los aliados para combatir la invasión rusa, como las antes citadas, y Raytheon Technologies, que produce los sistemas antimisiles Patriot, o MBDA, que fabrica los misiles de crucero Storm Shadow, entre otras.

Fuentes de la Alianza apuntan a que la reunión se enfocará en las municiones “decisivas en el campo de batalla” en un momento en el que la guerra en Ucrania ha dejado los arsenales de muchos aliados con existencias muy limitadas. España tiene, por ejemplo, compañías como Instalaza, que fabrica, entre otras armas, lanzagranadas que también se han enviado a Ucrania.

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La del jueves solo será la primera de las reuniones previstas y habrá más en el futuro, pero España considera que el hecho de que se haya dejado fuera a las empresas españolas es empezar con mal pie y perjudica el equilibrio y la cohesión entre aliados. La industria de defensa supone para España —noveno aliado en gasto y quinto contribuyente a misiones de la OTAN, encabezando alguna como la de Irak— unos 50.000 empleos y el 1,4% del PIB.

Fuentes de la industria de la defensa española sostienen, sin embargo, que la reunión aún no tiene un objetivo establecido y ven las conversaciones de este jueves en Bruselas como simbólicas y un ejercicio de marketing de la Alianza más que como un punto práctico en el que llegar a contratos o en el que mantener conversaciones más técnicas. Ese, dicen, no sería el foro.

“Carrera logística” por la invasión de Ucrania

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, lleva meses asegurando que la organización está embarcada en una “carrera logística” derivada de la invasión a gran escala lanzada por el Kremlin sobre Ucrania y del apoyo a Kiev de los aliados. A la vez, la OTAN avanza para ofrecer a Ucrania en la próxima cumbre de julio en Vilnius un salto en sus relaciones diplomáticas y un plan de apoyo a largo plazo. Algunos de sus miembros —Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos, juntos o por separado— le ofrecerán, además, algún tipo de mecanismo de seguridad, como adelantó EL PAÍS, que se traduce fundamentalmente en una declaración política de compromiso armamentístico a largo plazo para cubrir así a Ucrania con un paraguas de armas que actúen como disuasión, para salvar que hasta que no termine la guerra la membresía a la OTAN y sus garantías de seguridad no están sobre la mesa.

Con ese telón de fondo, Stoltenberg ha advertido de que la guerra ha visibilizado que la capacidad de producción armamentística no es rápida. La tasa actual de gasto en municiones de Ucrania es muchas veces más alta que la de producción, lo que pone a las empresas “bajo presión”, ha dicho el secretario general de la Alianza en varias ocasiones. El tiempo de espera para municiones de gran calibre ha aumentado de 12 a 28 meses, según la OTAN.

Por ello, se analiza poner en marcha un Plan de Acción de Producción en Defensa, que busca abordar las carencias en los arsenales, cómo mejorar la interoperabilidad y “apoyar la industria transatlántica y la base industrial”, ha dicho el secretario general de la Alianza. Los ministros de Defensa revisarán ese plan estos días, como previa a la cumbre de Vilnius, pero fuentes aliadas apuntan a que hay diferencias de criterio sobre el proyecto, que aún es abstracto y que la Alianza quiere construir sobre la base de 1.000 millones de dólares (unos 922 millones de euros) para adquisiciones conjuntas solo para municiones de 155 milímetros (de las más empleadas en Ucrania); una medida muy similar a la puesta en marcha ya por la Unión Europea.

La organización transatlántica mira de reojo las iniciativas de la UE para incentivar el aumento de la producción de material militar para rellenar los mermados arsenales y seguir ayudando a Ucrania. Pero los planes comunitarios buscan sobre todo promocionar a las empresas europeas. La UE ha lanzado, por ejemplo, la llamada Ley de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP, por sus siglas en inglés, que también significan en ese idioma “lo antes posible”), con una dotación de 500 millones de euros, para favorecer y aumentar la capacidad de la industria europea. Además, la UE ha aprobado disponer de otros 2.000 millones de euros para comprar munición y enviarla a Ucrania y también reponer lo enviado por los socios.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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