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Qué es y cómo empieza una contraofensiva: mapas y claves para entender los últimos movimientos en Ucrania

El ataque ucranio parece haber empezado, aunque no con la magnitud que se podía esperar desde Occidente. Combate tras combate, los avances se concentran en la zona entre Zaporiyia y Donetsk

Una ofensiva es una operación militar potente, organizada, pensada para romper el frente enemigo. Se suele lanzar en varios puntos a la vez, pero el grueso de la fuerza se concentra en una zona. Para garantizar su continuidad se acompaña de una acumulación de vehículos pesados, además de otros de apoyo y de logística, en la retaguardia. Su finalidad es conseguir un objetivo militar.

No se ha visto, hasta la fecha, un movimiento de estas dimensiones en Ucrania. A pesar de ello, el Ministerio de Defensa ruso lleva toda la semana anunciando que ha repelido los ataques de la ofensiva, causando un gran número de bajas. Este jueves, testimonios ucranios y occidentales han confirmado que el movimiento ofensivo se ha afianzado en el sur del país.

¿Estamos ante la gran ofensiva que se lleva meses anunciando? Es probable, aunque no sea tal y como la imaginábamos desde Occidente.

“Hemos estado asumiendo que la contraofensiva sería algo como un ‘día cero’, un desembarco en Normandía, un asalto definitivo”, dice a EL PAÍS Charles Rei, exingeniero del ejército de Estados Unidos y analista militar. “En realidad no tiene por qué empezar con un gran golpe de efecto: para hacer una analogía, creo que estamos viendo que los ucranios son como un boxeador que en lugar de subir al ring y dar el golpe del ko, tiene un estilo más matizado y trabaja para estar todo el rato desequilibrando al adversario antes de cargar aún más”, explica.

En este sentido, lo que ha ocurrido en la última semana sería parte de la contraofensiva, no algo independiente. Porque, a pesar de que la línea de combate lleva meses prácticamente inmóvil, las batallas son constantes en todas las regiones del frente.

Cortar el paso por tierra

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La región (oblast) de Donetsk es la más poblada del Donbás, zona del este de Ucrania ocupada por Rusia. La ciudad de Bajmut ha sido el epicentro de los combates durante meses, pero en las últimas semanas el ejército ucranio ha conseguido avanzar por los flancos de la urbe. Son avances pequeños: en los últimos días, en el norte, habrían ganado entre 600 y 1.500 metros, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).

En el sur de esta región hay una zona clave: el pasillo entre las ciudades de Donetsk y Zaporiyia. Es aquí donde apuntan la mayoría de analistas cuando se les pregunta por el área más ventajosa para una posible contraofensiva. Combate tras combate, desde mayo Kiev ha recuperado una parte de territorio al sur de Velika Novosika, justo donde se dividen las regiones de Donetsk y Zaporiya (unos 140 kilómetros cuadrados, casi el equivalente a una ciudad como Segovia). No es casual, como recuerda Alejandro López, analista y coordinador de Descifrando la Guerra: “el objetivo declarado de Ucrania a nivel político es cortar el puente terrestre entre Rusia y Crimea. Esto puede implicar dos vías: la de Zaporiyia hacia Melitopol [actualmente en territorio ocupado por los rusos, ndr] y de Donetsk hacia Mariupol [ambos en territorio ruso]”.

Desde esa zona, en concreto de Novodarivka, llegaron el pasado miércoles varios vídeos que mostraban un batallón ucranio atrapado en un campo minado ruso. El ejército ucranio habría perdido varios vehículos acorazados: es el tipo de imágenes que los medios prorrusos utilizan para decir que están repeliendo la ofensiva enemiga.

Guillermo Pulido, doctorando en Estudios Estratégicos y editor de Revista Ejércitos, cree que esos movimientos no muestran, desde luego, todo lo que Ucrania debería echar al frente para mantener una contraofensiva a gran escala. Con la salvedad de que solo podemos fiarnos de las imágenes verificadas por fuentes abiertas, subraya que “en esos ataques no vemos un despliegue de medios pesados ucranios, grandes agrupamientos de carros de combate ni vehículos de ingenieros, que serían clave para sortear las defensas rusas en el caso de avanzar. En los vídeos de Donetsk solo se ve infantería ligera destruida”, explica a EL PAÍS.

Una gran maniobra ofensiva se distingue claramente de ataques pequeños como este, que, reflexiona este experto, podrían ser solo tentativos: “Una ofensiva implica además una gran preparación anterior, agrupar hombres, medios, artillería de soporte, organización logística…y sería algo coordinado, de varias brigadas a lo largo del frente, con incluso más hombres esperando atrás”.

En las últimas horas se ha intensificado la actividad bélica ucrania, sobre todo cerca de Orijiv, donde entre el miércoles y el viernes varios analistas de fuentes abiertas han confirmado la presencia de carros Leopard 2, vehículos enviados por los aliados occidentales a Ucrania. Es importante porque sería la segunda vez que se ven tan cerca de la línea del frente en la última semana, después de que el lunes canales prorrusos aseguraron la presencia de estos tanques más al norte en el mismo frente, en Novodonetske, en el límite de la zona ocupada por Rusia.

El objetivo ucranio y la defensa rusa

Según Felix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, lo que no está claro es el objetivo militar de la posible ofensiva. De ahí que resulte difícil diferenciar los ataques aislados de una estrategia a gran escala: “Es posible que el ejército ucranio entienda como contraofensiva un ataque prolongado en el tiempo, que haga crecer las expectativas a la espera de más material por parte de los aliados”, razona. Si tuvieran planeada una contraofensiva como la entendemos en Occidente, “deberían haber ya acumulado hombres, mientras que las nuevas brigadas apenas tienen formación militar y las que están en el frente están desgastadas: pasar a la ofensiva requiere un cambio logístico importante”, remarca Arteaga. “Es posible que haya un poco de sobreexpectativa nuestra, en este momento”, señala.

El precedente de la exitosa ofensiva hacia Jersón en otoño de 2022 no tiene que llevar a error, coinciden los expertos consultados: en esa ocasión, el ejército ruso no estaba organizado para la defensa y tuvo muchos problemas logísticos. De hecho, como se ve en el siguiente gráfico, Rusia todavía no está perdiendo territorio, como ocurrió durante la contraofensiva ucrania del pasado otoño.

Pero el ejército del Kremlin, como muestran imágenes satelitales y testimonios desde el terreno, ya se ha preparado para pasar a ser defensor del territorio conquistado en Ucrania: desde finales de 2022 se está centrando en levantar líneas de defensa en la retaguardia para consolidar los avances. Rusia ha realizado labores de fortificación en todo el territorio invadido a Ucrania, con casi 4.000 actuaciones en el terreno, según el estudio de imágenes realizado por el analista Brady Africk.

De hecho, las prioridades de material que Ucrania pide a sus aliados han cambiado: desde abril de este año ha reclamado vehículos especializados en superar obstáculos y equipos dotados de herramientas que utilizan las unidades de ingenieros y zapadores. Es el caso de los vehículos lanzapuentes: despliegan estructuras que permiten a otros vehículos y personal franquear grandes espacios vacíos naturales (ríos, barrancos…) o artificiales (zanjas, canales, trincheras, fosos antitanques…). Las más grandes permiten superar obstáculos de hasta 23 metros de anchura.

Entre los vehículos de este tipo, Estados Unidos ha suministrado blindados M-60 AVLB, Alemania varias unidades de Biber y Países Bajos ha transferido puentes Bradley y pontones M-3, para desembarcos fluviales. Francia ha aportado blindados de transporte de infantería anfibios AMX-10P.

También, para penetrar las defensas, Ucrania cuenta con bulldozers blindados de ingenieros que excavan el terreno con sus palas: retiran los dientes de dragón, rellenan los fosos y socavan los taludes construidos.

Rusia, y Ucrania, han sembrado de minas el espacio entre defensas. Son de todo tipo: antipersonas, contra carros, magnéticas, acústicas, de explosión retardada… se utilizan varios métodos para neutralizarlas.

Además del clásico barrido o pisado con señuelos acoplados por delante de los vehículos blindados, nuevos sistemas permiten destruirlas a distancia. Es el caso del Python británico. Además, están los vehículos de infantería MRAP, diseñados para sortear minas, enviados desde EE UU; los blindados orugas con cargas explosivas M58, que detonan minas y destruyen dientes de dragón; los carros con palas que detonan minas y vehículos antiminas Wisent-1.

A la espera de los avances en el frente, el debate sobre el comienzo o no de la contraofensiva queda quizás en una cuestión terminológica, como recuerda Alejandro López: “hablar de contraofensiva o no hacerlo se basa en decisiones políticas más que otra cosa: hay oficiales ucranios diciendo que sí empezó y otros que no. Esto podría deberse a que prefieren esperar a hablar oficialmente de ello hasta que no haya ganancias reales o un capital político para confirmar que no se trata de ataques probatorios”.

Ninguno de los dos bandos, de hecho, está ahora mismo en clara posición de superioridad sobre el otro. Que la ofensiva mueva este equilibrio hacia Ucrania o hacia Rusia puede ser clave de cara a unas futuras negociaciones: “si estás ganando con claridad y tu adversario no acepta una negociación, puedes amenazar con acabar con él”, recuerda Pulido.


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