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Zelenski pide un escudo antimisiles europeo para blindar los cielos ucranios ante Rusia

El presidente de Ucrania pide cazas y baterías Patriot para proteger a la población. Casi medio centenar de líderes se reúnen en Moldavia, en la cumbre de la Comunidad Política Europea, que profundiza el aislamiento de Putin

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, junto a la presidenta moldava, Maia Sandu, este jueves en el castillo de Mimi, en Bulboaca (Moldavia), en la cumbre de la Foto: Comunidad Política Europea. VADIM GHIRDA (AP) | Vídeo: EPV

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha pedido a sus aliados este jueves que formen un “escudo de defensa antiaérea” sobre Ucrania para blindar sus cielos de los ataques rusos que en las últimas semanas se han intensificado, sobre todo en Kiev. Un escudo formado por los ansiados cazas militares y por baterías antiaéreas Patriot, que podría empezar por cubrir Ucrania y después “todo el continente europeo”, ha reclamado Zelenski en Moldavia, en el castillo de Mimi, a solo una veintena de kilómetros de la frontera con Ucrania, donde se ha celebrado la cumbre de la Comunidad Política Europea, en la que casi medio centenar de líderes ha mostrado el aislamiento cada vez más visible de Rusia y el rechazo a la invasión a gran escala lanzada por el Kremlin.

La imagen de los 47 líderes en el castillo de Bulboaca, cercano a la capital, Chisináu, ha sido poderosa y muy simbólica: jefes de Estado y de Gobierno de países muy diversos —todos los de la UE y otros como Armenia y Azerbaiyán, que mantienen el vínculo con el Kremlin— con Zelenski en el centro. La de Moldavia es, además, una cumbre en un país que está a la sombra de la guerra de Rusia en Ucrania, y al que el Kremlin ha tratado de mantener desde hace décadas bajo su influencia y que también se enfrenta a los distintos rostros de la amenaza rusa.

“Mostramos que estamos unidos ante la mayor agresión militar desde la II Guerra Mundial”, ha remarcado la presidenta moldava, Maia Sandu, en una rueda de prensa de final de la cita, flanqueada por su predecesor como anfitrión, el checo Petr Fiala, y el presidente español, Pedro Sánchez, ya que España acogerá la próxima reunión. “La presencia de estos líderes en nuestro país es un mensaje claro de que Moldavia no está sola y tampoco nuestra vecina Ucrania, que durante un año y tres meses se ha opuesto a la bárbara invasión de Rusia”, ha remarcado Sandu.

La invasión a gran escala lanzada por Vladímir Putin y su apetito imperialista han hecho a Ucrania y a Moldavia virar aún más hacia Occidente y ahora son candidatos para entrar en la UE. La guerra ha hecho también cristalizar la Comunidad Política Europea (CPE), que ha vivido este jueves su segunda cita tras la del año pasado en octubre en Praga. Se trata de una nueva constelación europea orientada a rebajar las profundas divisiones en el continente sobre migración, energía o seguridad y que es un formato alternativo a la Unión Europea para los que ya no desean estar en ella, como el Reino Unido —que se siente muy cómodo en este modelo—, los países que aspiran a entrar en el club comunitario —como los Balcanes, Georgia, la propia Moldavia o Ucrania— y también otros, que desean tener sólidas relaciones con el resto de países europeos, como Suiza o Islandia. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que acaba de revalidar su mandato, no ha asistido a la esperada cita en Bulboaca.

En una verde región vinícola de Moldavia, los líderes europeos han tenido gran parte de su foco en Ucrania. El país vecino da muestras de disponerse a la esperada contraofensiva, con algunas operaciones de preparación. Mientras, Rusia está tratando de comprometer las defensas aéreas de Kiev y que Ucrania tenga que emplear el mayor número de sus limitados misiles antiaéreos para tratar de detener los ataques. El de este jueves sobre la capital —el decimonoveno en el último mes— ha matado a tres personas, entre ellas, una niña de nueve años, y ha causado una docena de heridos, según las autoridades ucranias.

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Moscú ha lanzado misiles de crucero y balísticos Iskander, que por su velocidad son más difíciles de interceptar. Pese a ello, las Fuerzas Aéreas ucranias confirmaron que habían derribado los 10 cohetes disparados desde territorio ruso. Lo mismo sucedió el 29 de mayo, cuando 11 Iskander fueron derribados por baterías Patriot sobre Kiev.

De ahí los enérgicos reclamos de Zelenski sobre una nueva coalición para proporcionar esas poderosas baterías antimisiles. Ucrania tiene dos Patriot, una proporcionada por Estados Unidos y la otra por Alemania y Países Bajos. Una coalición de cazas occidentales —como los F-16 de fabricación estadounidense que Kiev espera recibir tarde o temprano— y de Patriots “mostraría que no hay posibilidad de lanzar ataques contra Ucrania”, ha apuntado Zelenski en inglés, en su intervención ante los líderes europeos.

Cuando la guerra lanzada por Rusia ha superado ya los 15 meses, Kiev incrementa la presión sobre la OTAN para su ingreso y para recibir algún tipo de fórmula de seguridad, que cubriría no solo a Ucrania, sino también a la vecina Moldavia, que, según ha aseverado Sandu, hace de escudo de la vecina Rusia. “Nuestro futuro está en la UE. Y Ucrania también está lista para entrar en la OTAN, estamos esperando a que la OTAN esté lista para acogernos”, ha remarcado Zelenski, que mantiene la presión sobre la Alianza y sus miembros para recibir algún tipo de fórmula de seguridad.

La relación de la OTAN con Ucrania y los distintos modelos que puede ofrecer la organización o sus miembros, de forma bilateral, es el gran debate estos días, de cara a la crucial cumbre de julio en Lituania. La OTAN y sus aliados se resisten a ofrecer a Kiev garantías de seguridad vinculantes —el escudo de defensa mutua que proporciona la OTAN—, ya que estas podrían llevar al país garante de esa seguridad a la guerra contra Rusia, algo que la Alianza no desea. Se decantan por brindar a Kiev compromisos más limitados en forma de “salvaguardas” o “acuerdos de seguridad” que implicarían anclar a Ucrania en la organización, y distinto grado de compromiso para reforzar la asistencia militar hasta formar una coraza disuasoria, según adelantó EL PAÍS.

La cumbre que acoge Moldavia es el evento más importante de su historia reciente y Chisináu se ha blindado de medidas de seguridad. El país, de 2,5 millones de habitantes, es candidato a la UE y territorio de las campañas de influencia rusa —hace unos meses semanas Sandu acusó al Kremlin de estar planeando un golpe de Estado—. El espacio aéreo está cerrado estos días y aviones de videovigilancia de la OTAN —tropas francesas, británicas y rumanas— observan los cielos para garantizar la seguridad de la cumbre.

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