“Estamos en primera línea de fuego”: Médicos Sin Fronteras cierra un hospital en Haití por choques armados
Cité Soleil está atrapada en el fuego cruzado desde el 28 de febrero. En la comuna de 300.000 habitantes opera ahora solo un centro hospitalario privado
Balas perdidas dentro del hospital. Neumáticos alrededor de la puerta principal. Niños que mueren porque en lugar de recibir tratamiento están esperando a que la balacera pase en un cuarto de seguridad. Pacientes heridos de disparos al intentar llegar a una consulta médica. La violencia en Haití no llega a su fin. Y cuando parece que es imposible que las cosas empeoren, las bandas armadas se toman una de las entradas del Hospital de Cité Soleil, Puerto Príncipe, el que era uno de los pocos lugares seguros de la capital para los más de 300.000 habitantes de la comuna.
“Hace unos días que cercaron con neumáticos la zona”, explica Alexandre Marcou, responsable de comunicación de Médicos sin Fronteras (MSF) desde otra de las sedes del país. “Hemos visto escenas de guerra y ahora los pacientes están en peligro en nuestras propias instalaciones”, narra preocupado. Aunque el cierre anunciado este jueves es una medida temporal, la reapertura y la vuelta al trabajo de los 300 sanitarios en plantilla es tan incierta como la situación en las calles. Desde ahora, solo opera un centro hospitalario privado en la comuna.
“Estamos en primera línea de fuego”, explicaba en un comunicado el jueves Vincent Harris, médico de MSF. “Somos conscientes de que el cierre perjudicará gravemente a los habitantes de Cité Soleil, pero nuestros equipos no volverán a trabajar hasta que se garanticen las condiciones de seguridad apropiadas”, añade.
El equipo de Médicos Sin Fronteras, presente en Haití desde hace más de 30 años, lleva meses alertando sobre el incremento de violencia en el país. A unos diez kilómetros de Cité Soleil, en el centro de Puerto Príncipe, el número de víctimas que recibe el centro de urgencias en Turgeau por heridas de bala se ha multiplicado por diez. Sin embargo, lamentan que, a pesar de las elevadas cifras, existe un fuerte subregistro. “Es difícil decir cuántos heridos hay en otros lugares de la ciudad, porque algunas personas están aterrorizadas y prefieren no salir de sus barrios. No hay un solo barrio de la ciudad en este momento que esté libre de los efectos de la violencia”, explica en el comunicado el doctor Freddy Samson, responsable de las actividades médicas de MSF.
“Esta última semana, aunque el equipo médico no ha sido el blanco de los enfrentamientos, hemos sido víctimas colaterales”, explica por teléfono Marcou. “En estas condiciones, los médicos pasan mucho tiempo en salas de seguridad porque han visto balas pasar al lado. Ha pasado lo mismo con varios pacientes. Un niño que necesitaba oxígeno murió porque no se le podía proporcionar en esos espacios; a un señor de 70 años le dispararon entrando al hospital… No podemos trabajar así”.
Los equipos de la organización siguen atendiendo a las víctimas de violencia y pacientes con quemaduras en la comuna de Tabarre, en Puerto Príncipe, a las víctimas de violencia sexual en su clínica de Delmas 33 —también en la capital— y en el departamento central de Artibonite, a las víctimas de accidentes graves en su centro de urgencias de Turgeau, a las mujeres embarazadas y sus bebés en el departamento del Sur, y a las poblaciones afectadas por la violencia urbana a través de clínicas móviles.
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