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La ola de golpes de Estado y el avance yihadista, retos africanos para 2022

El senegalés Macky Sall asume la presidencia de la Unión Africana en sustitución del congolés Félix Tshisekedi

José Naranjo
África
Macky Sall saluda a su llegada a la sesión a puerta cerrada donde fue elegido nuevo presidente de la Unión Africana, el domingo en Adís Abeba.AMANUEL SILESHI (AFP)

El retroceso democrático que implica la reciente oleada de golpes de Estado y el avance yihadista, junto al reto de extender la vacunación frente a la covid-19 y la recuperación económica, son los grandes desafíos a los que se enfrenta África en 2022, según han puesto de manifiesto los líderes del continente reunidos en la cumbre de la Unión Africana (UA) celebrada el pasado fin de semana en Adís Abeba. El encuentro ha servido también para elegir nuevo presidente, el senegalés Macky Sall, que sustituye en el cargo a Félix Tshisekedi, de la República Democrática del Congo, cuya presidencia ha terminado sin grandes avances en los temas más candentes.

Los líderes africanos condenaron el domingo con firmeza la reciente ola de golpes de Estado en África, citando los de Malí, Guinea-Conakry, Burkina Faso y Sudán, países todos ellos suspendidos de participación en este organismo continental. “Cada dirigente africano de la asamblea ha condenado sin equívoco el modelo, el resurgir, el ciclo, la ola de cambios de gobierno anticonstitucionales”, aseguró Bankole Adeoye, comisario de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad de la UA. Sin embargo, los dirigentes africanos pasaron una vez más de puntillas y sin condenar el golpe de Estado en Chad, donde el hijo del fallecido presidente Idriss Déby, el general Mahamat Idriss Déby, tomó el poder tras la muerte de su padre sin respetar el proceso de relevo establecido en la Constitución.

El avance del yihadismo en el Sahel ante la incapacidad de los ejércitos nacionales y el fracaso de las intervenciones militares extranjeras, sobre todo de Francia, está en el origen de dos de las asonadas militares, las de Malí y Burkina Faso. La UA ha expresado su preocupación ante este fenómeno que gangrena a estos dos países pero también a Somalia, Uganda, Mozambique, Níger o la República Democrática del Congo. El avance de la actividad de estos grupos armados, sobre todo vinculados a Al Qaeda y Estado Islámico, hacia el norte de Costa de Marfil, Togo, Benín o Ghana es una realidad que inquieta a los líderes africanos y que requiere de nuevos enfoques.

La baja tasa de vacunación que mantiene África frente a la covid-19, en torno al 11% de la población con la pauta completa, fue evocada durante los debates por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien insistió en la necesidad de hacer esfuerzos suplementarios para alcanzar al menos el 30% de la población a finales de 2022 y recordó la necesidad de apostar por la autonomía vacunal. Distintos proyectos en la propia Sudáfrica, Ruanda y Senegal están en marcha para contar con fábricas de vacunas que permitan aliviar la dependencia del continente en esta materia.

Los jefes de Estado de la UA también insistieron en la necesidad de buscar estrategias conjuntas que permitan al continente salir lo más rápido posible de la crisis económica derivada de las duras medidas adoptadas para combatir la covid-19 y que ha supuesto un frenazo en seco para el crecimiento estable que mantenía buena parte de las economías africanas. Finalmente, un polémico tema se ha colado en la agenda de la UA y ha vuelto a reflejar las profundas divisiones entre los países africanos. Estaba previsto votar la acreditación de Israel como observador en los órganos de la UA, pero la presión ejercida por Argelia y Sudáfrica lo evitó in extremis. La votación fue finalmente aplazada para evitar la escenificación de una nueva ruptura.

La decisión que sí se adoptó fue respaldar el nombramiento del senegalés Macky Sall como nuevo presidente de turno del organismo continental. Llega al cargo cuando le quedan dos años como presidente de Senegal y tras haber sufrido un serio aviso en las elecciones locales celebradas hace dos semanas en su país, con una oposición que logró hacerse con el poder o mantenerlo en importantes ciudades. Sall, ingeniero de 60 años, tratará de imprimir un marcado carácter económico y de inclusión social a su presidencia de la UA, así como trabajar por la paz y la seguridad en el continente.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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