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Venezuela celebra elecciones con la oposición en busca de una salida a la parálisis política

Se prevé una baja participación por la falta de crédito en las instituciones y el escepticismo de algunos antichavistas

Una mujer vota en un centro electoral al noreste de Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.
Una mujer vota en un centro electoral al noreste de Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.Andrea Hernandez Briceno
Juan Diego Quesada

Venezuela trata de salir este domingo del atolladero político en el que está instalada con unas elecciones en las que, por primera vez en cinco años, participan los principales partidos de la oposición. Los antichavistas, una vez agotada la vía del derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, han aceptado participar en unos comicios regionales y municipales en los que llevan todas las de perder con la esperanza de ganar poder territorial y abonar el camino para celebrar unas presidenciales en los próximos años con ciertas garantías democráticas.

Se le ha dado el nombre de Megaelecciones, ya que hay más de 3.000 cargos en juego entre gobernaciones, alcaldías y consejos locales. Maduro asegura, con su grandilocuencia habitual, que se celebran “en el mejor sistema electoral del mundo”. En las últimas dos convocatorias, las presidenciales en 2018 y las legislativas en 2020, concurrió en solitario por la poca fe que tenían sus adversarios en la limpieza del proceso.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, durante la votación. Vídeo: YURI CORTEZ (AFP) | REUTERS - QUALITY

En esta ocasión, el chavismo ha cedido a la oposición dos de los cinco puestos del consejo rector del Centro Nacional de Elecciones (CNE), el organismo que lo organiza, y accedió a la presencia de los observadores internacionales de la UE, que dentro de dos días emitirán un veredicto.

Este acercamiento entre Gobierno y oposición puede volver a encarrilar el diálogo en México, donde ambas partes discutían, con la mediación de Noruega, una salida a la crisis que vive el país, la económica y la política. Venezuela ha perdido el 80% de su economía en los últimos ocho años, el mayor colapso de un país no inmerso en una guerra. Cinco millones de venezolanos han emigrado. El chavismo copa todas las instituciones de poder y los opositores tienen muy poco margen de maniobra para actuar en igualdad de condiciones. Muchos han acabado en el exilio.

El diálogo quedó suspendido por la extradición a Estados Unidos de Alex Saab, presunto testaferro del chavismo. La idea, de acuerdo a políticos de ambas partes, es reactivar esas conversaciones después de los comicios. El fin último es normalizar el país, reconstruir las instituciones y organizar en poco tiempo unas elecciones presidenciales. Las de ahora son casi simbólicas para muchos de los participantes. La oposición, salvo en algunos feudos antichavistas históricos, como los municipios de Caracas, no va a cosechar un buen resultado, según los analistas.

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Los chavistas, en cambio, han contado con toda la red de comunicación del Estado para difundir su mensaje y con mayor presupuesto en las campañas. Su gente se movilizó a buen seguro. El chavismo aglutinó voto al haber intervenido facciones disidentes del propio chavismo que pretendían presentarse por su cuenta. La oposición, en cambio, está disgregada, en cada región se presentaban varios partidos, e incluso sobre varios de ellos existe la sospecha de que están financiados por el chavismo. A esos partidos se le conoce despectivamente como alacranes.

El expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero llega a una rueda de prensa en la sede del partido Cambiemos en Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.
El expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero llega a una rueda de prensa en la sede del partido Cambiemos en Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.Andrea Hernandez Briceno

El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero llegó el sábado a Caracas para acompañar el proceso. El CNE le ha dado rango de observador, pero en su caso parece tener un estatus mayor. Maduro lo recibió en el Palacio de Miraflores, en un encuentro que fue retransmitido por la televisión pública venezolana. Más tarde, se reunió con otros partidos de la oposición. “Para mí es una satisfacción que haya elecciones después de ayudar a Venezuela en el camino al diálogo, la paz, las urnas y la democracia. Hoy es un día en el que vamos a avanzar, es un antes y un después”, dijo Zapatero en un encuentro con la prensa.

Dirigentes chavistas como Diosdado Cabello o el propio Maduro han despreciado a los observadores. El presidente tiró de ironía: “¿Puede algún veedor internacional en algún país del mundo dar un veredicto sobre la validez de un proceso genuinamente nacional y soberano de un país? No, así que se bajan de esa nube, comisión de la Unión Europea”.

También algunas facciones de la oposición han sido críticas con la misión, que consideran que solo legitima a Maduro y prolonga su estancia en el poder. “Lo último que quiero que me digan es injerencista”, respondió Zapatero sobre todo esto. “Hay que ayudar, pero no imponer ni dar lecciones. El futuro de los venezolanos es suyo”.

La jefa de la misión electoral de la Unión Europea, la portuguesa Isabel Santos, dijo que la jornada transcurría con normalidad. Hacía 15 años que Venezuela no aceptaba observadores. Eso sí, hubo algunos problemas, con el retraso de horas en la apertura de algunos colegios. “Hasta hora son cuestiones que han sido solucionadas de una u otra manera”, explicó.

El principal obstáculo del proceso es la apatía. La polarización política, casi un invento patrio, se ha esfumado del día a día. La pasión con la que se discutía ha bajado varios decibelios. Las tertulias de café están extinguidas. Los venezolanos parecen tener poca esperanza en estas elecciones y muchos no saben muy bien ni siquiera qué hacer. “Mi mamá me pide que vote, mi papá que no. Otro amigo que sí. ¡Qué lío, coño!”, cuenta Jonathan Rodríguez, vigilante del aparcamiento de un hotel.

La oposición ha estado pidiendo en los últimos años la abstención como método de protesta pasiva, pero en esta ocasión sus partidos mayoritarios llamaron a la gente a que saliera a la calle, aunque ni ellos mismos confiasen del todo en la pluralidad de las lecciones. Levantarse ayer por la mañana y vestirse de domingo para ir a votar era casi un acto de fe.

Un hombre vota en un centro electoral al noreste de Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.
Un hombre vota en un centro electoral al noreste de Caracas, Venezuela, el 21 de noviembre de 2021.Andrea Hernandez Briceno


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Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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