El Ejército de Sudán defiende el golpe en medio de la presión internacional
El general al frente de los insurgentes alega el temor a una guerra civil y asegura que se celebrarán elecciones en 2023
El militar que lideró el lunes el golpe de Estado en Sudán, el general del Ejército Abdel Fattah al Burhan, ha tratado de justificar este martes la toma del poder alegando vagamente que temía que el país se hundiera en una guerra civil. El primer ministro, Abdallah Hamdok, y su mujer regresaron en la tarde del martes a su domicilio, donde se encuentran bajo una fuerte vigilancia, según un comunicado oficial. Mientras, la jornada en la calle ha estado marcada por una huelga general que ha tenido un alto seguimiento, como parte de la estrategia de los grupos que han llamado a la desobediencia civil para defender una transición civil y democrática. Una asociación eleva a diez el número de muertos.
La comunidad internacional mantiene la presión sobre el Ejército de Sudán, cuyo golpe amenaza con enterrar el camino del país hacia la democracia. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tenía previsto celebrar este martes una sesión de emergencia a puerta cerrada para abordar la situación. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió la liberación “inmediata” del primer ministro.
Los militares detuvieron el lunes a Hamdok, a sus ministros y otros miembros del consejo gobernante de Sudán, que encabezaba una transición hacia un gobierno civil tras el derrocamiento en 2019 del autócrata Omar al Bashir. El pronunciamiento militar ha sido condenado de forma categórica por la comunidad internacional, algo que han evitado los aliados de los generales, principalmente las monarquías del Golfo.
Al Burhan anunció la disolución de los principales órganos de la transición en Sudán (43,8 millones de habitantes), en un duro revés para las aspiraciones populares en el país de sentar las bases de un Gobierno civil y democrático. El general también declaró el estado de emergencia, que de momento no ha podido aplicar, así como la suspensión de varios artículos clave del documento que servía de constitución durante la transición. También anticipó que nombrará un Gobierno tecnócrata para dirigir el país hasta unas elecciones en julio del 2023.
En su discurso de este martes en Jartum, la capital, Al Burhan ha afirmado que el Ejército había hecho “todas las concesiones necesarias” para rebajar la tensión y alcanzar un punto de consenso con sus socios civiles en la transición, pero aseguró que estos se encontraban muy polarizados y rechazaron “todas las propuestas de solución”. Esta versión del general choca con las protestas organizadas contra el golpe. El militar golpista alega haber actuado por temor a “la desaparición del país y a la guerra civil”. También ha señalado que quiere completar la transición “con plena participación civil”, pese a que los partidos políticos y organizaciones civiles del país han rechazado su alzamiento y se han movilizado. Como ocurrió el lunes, Al Burhan ha comparecido de nuevo solo, generando dudas sobre el apoyo con el que cuenta incluso dentro de sus filas.
En un comunicado difundido a última hora del lunes, el Ministerio de Información de Sudán aseguró que el de Hamdok sigue siendo el Gobierno soberano y ejecutivo del país, y consideró que todas las medidas y decisiones unilaterales tomadas por los militares carecen de base constitucional y violan la legalidad.
En la calle, la situación ha estado marcada por una cierta calma debido al alto seguimiento que han tenido las llamadas a la huelga general, a la que se han sumado numerosos sindicatos, incluido el de doctores y personal sanitario, empleados del Banco Central y trabajadores del Gobierno federal y estatal, según el Ministerio de Información. En Jartum, escuelas y comercios han permanecido cerrados, como muestran imágenes en redes sociales. Las estampas de calles desiertas se han combinado con otras de cortes de calles y carreteras por parte de manifestantes y algunas concentraciones.
La señal de internet continúa mayoritariamente interrumpida, según ha comprobado la organización de monitoreo NetBlocks, lo que dificulta hacer un seguimiento de la actuación de los militares. Además, los vuelos a Jartum y desde la capital quedaron suspendidos hasta el sábado, informó la agencia Reuters.
Llamamiento a la resistencia popular
La Asociación de Profesionales de Sudán, clave en las movilizaciones que llevaron a la caída de Al Bashir y de nuevo una de las más activas en estructurar las protestas de oposición al golpe de Estado, eleva a diez el número de muertos al tiempo que asegura que la respuesta de los sudaneses ha sido “decisiva”. En un comunicado, ha instado a los comités de resistencia de los barrios, fuerzas sindicales y simpatizantes a seguir enfrentándose al golpe mediante la resistencia pacífica, la huelga general y la desobediencia civil, y ha llamado a continuar cortando carreteras con barricadas para protegerse. Por su parte, el Sindicato de Doctores de Sudán, una organización independiente, había confirmado cuatro muertos por heridas de bala a manos de las fuerzas militares, que siguen desplegadas en la calle.
Paralelamente, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Sudán ha reaccionado este martes por primera vez y ha condenado el golpe militar. Asimismo, embajadores sudaneses como los de Estados Unidos, Francia, Naciones Unidas y la Unión Europea han condenado enérgicamente el golpe y han agradecido las muestras de apoyo expresadas por la comunidad internacional. En este sentido, la Unión Africana, Naciones Unidas, Estados Unidos, la Liga Árabe y la Unión Europea instaron ya el lunes a regresar a la fase de transición en el país.
Uno de los primeros países en mover ficha tras el golpe militar ha sido Estados Unidos. Además de condenar la actuación de los insurgentes, ha anunciado la suspensión inmediata de 700 millones de dólares (unos 604 millones de euros) en fondos de asistencia económica de emergencia a Sudán, una decisión que añade presión a los militares, pero que también afectará a los sectores más pobres. El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, señaló el lunes en rueda de prensa que Washington espera la liberación inmediata de los detenidos, el pleno restablecimiento del Gobierno de transición civil y la abstención de cualquier violencia contra manifestantes. Naciones Unidas, la Unión Africana, la Liga Árabe y la Unión Europea también han instado a regresar a la fase de transición.
Países como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto, que habían cultivado buenas relaciones con los militares desde la caída del exdictador Omar Al Bashir en 2019, se han mostrado, en cambio, mucho más tenues ante el movimiento de los generales, y en sus reacciones han evitado condenar el golpe y han optado por hacer llamamientos a la calma y a la moderación para mantener la estabilidad y la seguridad en la región. No obstante, ninguno de ellos ha expresado hasta el momento un apoyo explícito a los militares.
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