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La OTAN asegura que el despliegue ruso en la frontera de Ucrania es el mayor desde 2014 y pide su cese “inmediato”

Biden insta a Putin a reunirse en un tercer país para rebajar la tensión mientras Moscú defiende la movilización militar

Soldados del Ejército ucranio en la línea del frente, cerca de Donetsk, este domingo.
Soldados del Ejército ucranio en la línea del frente, cerca de Donetsk, este domingo.OLEKSANDR KLYMENKO (Reuters)

La OTAN se pone firme frente a la avanzadilla militar de Rusia en la frontera con Ucrania y su papel en el conflicto del Donbás. La Alianza ha exigido este martes a Moscú que detenga sus “provocaciones” y ponga fin a la escalada en la zona. “Es la mayor acumulación de tropas rusas desde la anexión de Crimea en 2014”, ha advertido su secretario general, Jens Stoltenberg. Rusia ha defendido la movilización militar y ha acusado a la Alianza de convertir ese país en un “polvorín”. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha llamado a Vladímir Putin para defender la integridad territorial de Ucrania y le ha propuesto una cumbre para rebajar las tensiones.

“La acumulación militar de Rusia es injustificada, inexplicable y profundamente preocupante”, ha condenado Stoltenberg, desde el cuartel general de la Alianza Atlántica en Bruselas. “La OTAN está con Ucrania”, ha remarcado el secretario general en una comparecencia junto al ministro de Asuntos Exteriores de este país, Dmytro Kuleba. En Occidente inquieta la situación y este martes, en otro movimiento diplomático, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha telefoneado a su homólogo ruso, Vladímir Putin —la segunda vez que lo hace desde que llegó a la Casa Blanca en enero—, y le ha mostrado su preocupación por la situación, le ha instado a reducir la tensión y a reunirse con él en un tercer país.

El redoble de tambores a las puertas de la UE comienza a inquietar a las potencias occidentales, después de que Moscú haya incrementado en las últimas semanas su presencia táctica desde las fronteras con el noreste de Ucrania hasta el mar Negro, pasando por la región del Donbás. Han alcanzado los 80.000 soldados, según estimaciones del centro de estudios de inteligencia militar Jane’s, acompañados de tanques, misiles balísticos de corto alcance y con el refuerzo de la flota en torno a esta región fronteriza y aún potencialmente explosiva, que vive un conflicto armado desde hace siete años entre el Ejército ucranio y los separatistas prorrusos apoyados política y militarmente por el Kremlin.

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“Cada palabra de apoyo cuenta y lo agradecemos, pero también necesitamos apoyo práctico”, ha replicado el ministro de Exteriores ucranio, de visita en la capital europea para asistir a un encuentro extraordinario para discutir el agravamiento de la situación y para quien el encuentro en Bruselas busca evitar los errores cometidos en 2014, “cuando Rusia estaba lista para actuar rápidamente y perseguir sus objetivos militares en Crimea y Donbás, mientras los socios occidentales valoraban su reacción a lo que pasaba sobre el terreno”. Kuleba ha reclamado de los aliados nuevas medidas a nivel operativo, como una nueva ronda de sanciones contra Moscú y el “refuerzo de las capacidades defensivas” de su país.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (derecha), y el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, este martes en Bruselas.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (derecha), y el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, este martes en Bruselas.Francisco Seco / POOL (EFE)
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Rusia, que había anunciado escuetamente maniobras militares hace unos días, ha hablado abiertamente ya del despliegue que los observadores militares y los analistas especializados documentaban desde hace días. El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, uno de los hombres más cercanos al presidente ruso, aseguró este martes que ha desplegado junto a las fronteras con Ucrania dos divisiones del Ejército y tres unidades aerotransportadas. “En respuesta a las actividades militares de la Alianza que amenazan a Rusia, hemos tomado las medidas apropiadas”, ha dicho el ministro en una reunión en la ciudad de Severomorsk, cerca del mar de Barents, según las declaraciones emitidas por la televisión estatal. Shoigú acusó también a Estados Unidos y a la OTAN de aumentar su presencia militar en las cercanías del territorio ruso.

Moscú ha asegurado que las maniobras militares, que han elevado la alarma de la UE y la OTAN, terminarán en dos semanas, pero no han precisado si las tropas (o parte de ellas) se quedarán sobre el terreno. “Cada año en Europa, la Alianza lleva a cabo hasta 40 importantes eventos de entrenamiento operativo con un claro enfoque antirruso”, zanjó el ministro de Defensa. Rusia ha instado a Estados Unidos, al que considera un “adversario”, según remarcó sin ambages este martes el viceministro de Exteriores, Serguéi Ryabkov, a que se mantenga alejado de su territorio “por su propio bien”, y ha advertido que un movimiento en el mar Negro o junto a la península de Crimea, que Rusia se anexionó con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional, tendrá consecuencias.

Estados Unidos y Rusia pasan por el peor momento de su relación desde la Guerra Fría y esto es, según los analistas, uno de los factores del gran despliegue militar ruso que puede tener como objetivo poner a prueba la Administración de Joe Biden y el alcance de su apoyo a Ucrania. Este martes, el presidente estadounidense ha enfatizado ante Putin el “compromiso inquebrantable” de EE UU con Ucrania. En la primera conversación desde la polémica desatada después de que Biden reconociese en una entrevista que considera a Putin un “asesino”, el estadounidense ha advertido también a su homólogo ruso que actuará “con firmeza” frente a las incursiones cibernéticas y la interferencia electoral y ha propuesto a su homólogo ruso una cumbre en los próximos meses en un tercer país, según la Casa Blanca.

Un soldado del Ejército ucranio en la línea del frente, cera de Donetsk, este sábado.
Un soldado del Ejército ucranio en la línea del frente, cera de Donetsk, este sábado. OLEKSANDR KLYMENKO (Reuters)

La semana parece clave en la estrategia defensiva de la OTAN frente al movimiento de peones de Moscú. Tras la cita con Stoltenberg, el ministro ucranio se ha reunido también con el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, quien aterrizó este martes a primera hora en Bruselas, en su segunda visita a la capital belga en tres semanas. A este frenesí viajero, poco frecuente, se le sumará el miércoles el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, quien este martes se encontraba en Alemania. Tanto Austin como Blinken tienen cita este miércoles con Stoltenberg y participarán, desde Bruselas, en un encuentro del Consejo Atlántico, al que se unirán por videoconferencia el resto de ministros de Exteriores y Defensa. Se espera que traten diversos asuntos, desde la tensión en Ucrania a la retirada de tropas de Afganistán, prevista para mayo y que se acaba de retrasar a septiembre.

Durante el encuentro de este mediodía, el secretario Blinken ha expresado “preocupación por las acciones deliberadas de Rusia para escalar las tensiones”, a través de una “retórica agresiva” y “el aumento de las violaciones del alto el fuego”. “Tenemos que disuadir a Moscú de una nueva escalada, incluso dejando claro que el coste de cualquier nueva aventura militar sería demasiado alto”, ha tuiteado el ministro ucranio después del careo con Blinken, del que ha dejado constancia con una foto de ambas delegaciones discutiendo en una mesa frente a frente.

Kiev, ha subrayado Kuleba en la rueda de prensa en la sede de la OTAN, busca una solución “diplomática” a un conflicto que ha permanecido activo a fuego lento y que suma unos 14.000 muertos, según la ONU. Las cifras de fallecidos siguen aumentando por goteo, a pesar del alto el fuego. “Ucrania no quiere la guerra. No planificamos ninguna ofensiva ni escalada”, ha asegurado Kuleba. El ministro de Exteriores ha reclamado a los aliados occidentales que adopten nuevas medidas “por costosas que sean”. “Si Moscú da cualquier paso imprudente y empieza una nueva espiral de violencia, será costoso en todos los sentidos”, ha advertido. “Pero sigo creyendo que tenemos todas las herramientas disponibles, no solo para impedir que Rusia dé un solo paso adelante, sino también para hacer que se retire de los territorios ocupados de Ucrania”.

Stoltenberg ha remarcado que entre Kiev y la OTAN existen lazos reforzados, como los que se dan con otros países cercanos, como Suecia, Finlandia o Georgia, desde que se le concedió el estatus de “socio con oportunidades mejoradas” en junio del año pasado. También ha pedido a Moscú que no se inmiscuya en las relaciones entre la Alianza Atlántica y su socio del Este: “Es un derecho soberano de cada nación, como Ucrania, solicitar la adhesión“ y “corresponde a los 30 aliados de la OTAN decidir cuándo Ucrania está preparada para ingresar”. Nadie más, ha asegurado, tiene derecho a “entrometerse o interferir en ese proceso”. “Rusia ha de entender que Ucrania pertenece a las democracias occidentales”, ha incidido Kuleba. “Ucrania no forma parte del mundo ruso y nunca será considerada como tal”.

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