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Fracasa un intento de golpe de Estado militar en Níger

El alzamiento se produce a dos días de la investidura del nuevo presidente, Mohamed Bazoum, y tras la llamada a la desobediencia civil de la oposición

José Naranjo
Mohamed Bazoum, en un acto político en Niamey pasado 23 de febrero tras ser elegido nuevo presidente de Níger.
Mohamed Bazoum, en un acto político en Niamey pasado 23 de febrero tras ser elegido nuevo presidente de Níger.ISSOUF SANOGO (AFP)

Níger ha sufrido la madrugada de este miércoles un intento de golpe de Estado protagonizado por un grupo de militares, según ha confirmado el portavoz del Gobierno, Abdourahamane Zakaria, en rueda de prensa, quien ha añadido que la situación está bajo control. A las tres de la mañana comenzó un intenso tiroteo con armas pesadas y ligeras en los alrededores del palacio presidencial en Niamey, capital del país africano, que duró aproximadamente una hora, según publican medios locales como ActuNiger y relataron numerosos residentes.

Fuentes de las fuerzas de seguridad confirmaron a la agencia France Presse que la Guardia Presidencial respondió al intento de los golpistas de llegar al palacio, donde reside el actual presidente, Mahamadou Issoufou, y que militares a quienes se acusa de estar detrás de este intento de asonada están siendo identificados y detenidos. Posteriormente, el Ejecutivo ha publicado un comunicado en el que ha condenado “este acto cobarde y retrógrado que pretende poner en peligro la democracia y el Estado de Derecho” con el que Níger “está decididamente comprometido”.

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La tentativa de revertir el orden constitucional se produce a tan solo dos días de la investidura del nuevo jefe del Estado nigerino, Mohamed Bazoum, quien ganó las elecciones celebradas el pasado 21 de febrero con un 55,75% de los votos frente a su rival, Mahamane Ousmane, quien desde entonces se niega a aceptar los resultados y denunció que se había cometido un fraude electoral. Níger, con 23 millones de habitantes y prácticamente la mitad de su población bajo el umbral de la pobreza severa, es un país clave para la estrategia migratoria europea en el Sahel y Bazoum, hasta ahora ministro de Interior, ha sido el encargado de ejecutar las políticas en esta materia.

El líder opositor pidió a la población tras su derrota, confirmada por el Tribunal Constitucional el pasado 21 de marzo, que se movilizara de manera pacífica contra la investidura de Bazoum mediante acciones de desobediencia civil. También instó a las fuerzas del orden y a los militares a “no cumplir ninguna orden manifiestamente ilegal procedente, además, de una autoridad ella misma ilegal e ilegítima”. Este miércoles, pequeños grupos de jóvenes han intentado continuar con las manifestaciones que se vienen produciendo desde finales de febrero, pero las fuerzas de seguridad han intervenido para disolverlos.

El Gobierno nigerino considera que la mano que se esconde tras el firme rechazo de Ousmane a aceptar los resultados y promover la estrategia de la desobediencia civil es, en realidad, la de Hama Amadou, ex primer ministro cuya candidatura a estas elecciones fue invalidada por el Tribunal Constitucional debido a que fue condenado por un delito de tráfico de menores que él calificó de “proceso político”. Amadou, quien llegó a prometer que no habría elecciones y luego dio su apoyo a Ousmane, fue detenido a finales de febrero acusado de incitación al odio y de ser el presunto impulsor de una serie de manifestaciones que provocaron dos muertos, el saqueo de comercios y la destrucción de infraestructuras públicas y bienes privados. Todavía está en prisión.

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Fuerte vigilancia

Pese al malestar de la oposición y a las protestas posteriores a los comicios, el alzamiento militar ha cogido por sorpresa a la mayor parte de la población. Niamey es una ciudad fuertemente vigilada sobre todo tras el notable incremento de los ataques y atentados protagonizados por grupos yihadistas en las regiones próximas de Tillabéri y Tahoua, que hace tan solo dos semanas provocaron unos 200 muertos civiles en diversos incidentes.

Detrás de esta ola de violencia está el grupo terrorista Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), implantado cerca de las fronteras con Malí y Burkina Faso desde hace al menos cinco años. Precisamente la insurgencia yihadista es uno de los principales retos a los que deberá enfrentarse el nuevo presidente del país, Mohamed Bazoum, hombre de confianza de su antecesor Mahamadou Issoufou. El traspaso de poder entre ambos, previsto para este viernes, es el primero entre civiles desde la independencia de un país cuya historia está salpicada de sistemas de partido único y cuatro golpes de Estado militares que tuvieron éxito, el último de ellos en 2010.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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