Timochenko confirma que un grupo disidente de las FARC quería matarlo
El exlíder guerrillero manda un mensaje de mesura y agradece la labor del Ejército y de la Policía para frustrar el atentado
Después de varios días de misterio y silencio, Rodrigo Londoño, Timochenko, jefe del partido FARC, ha confirmado este martes el intento de asesinato que frustró la Policía en su contra. De acuerdo con el Gobierno colombiano, el ataque fue ordenado por Iván Márquez y Hernán Darío Velásquez, alias El Paisa, antiguos compañeros de la guerrilla y hoy disidentes del proceso de paz.
El líder más visible del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), creado tras los acuerdos de paz, ha disipado las dudas. No se trataba de una distracción por parte del Ejecutivo de Iván Duque ante el escándalo de espionaje ilegal que enfrenta estos días. “La chuzadas [escuchas ilegales] no son nada nuevo pero decir que esto fue una cortina de humo no es objetivo. Desde noviembre, un alto oficial de la policía me informó que había un plan para atentar en mi contra, que la decisión era no hacerlo en Bogotá sino cuando me desplazara a una región y que el comando estaba listo”, ha declarado a la Crónica del Quindío, un medio local del departamento donde Timochenko se encontraba descansando y el lugar donde se detuvo el atentado.
Óscar Atehortúa, director nacional de la Policía, dijo que Carlos Andrés Ricaurte Rodríguez, alias Guamby, y Gerson Moisés Morales Torres, alias Conejo, eran los encargados del asesinato y que, al ser interceptados, dispararon a la Policía. “Derivó en la neutralización de los agresores, quienes se encontraban a un poco más de un kilómetro de la finca del político”, ha indicado la Policía que dijo sin ambages que estos habían sido entrenados por El Paisa.
“Esto duele. Son dos muchachos que venían convencidos de que iban a matar a un traidor”, ha dicho Timochenko aunque no ha mencionado ni a Márquez ni a El Paisa, que en agosto lanzaron su propio grupo armado. La información sobre los exguerrilleros muertos se ha ido conociendo a cuentagotas. La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, confirmó que ambos formaban parte del esquema de protección que tienen los altos dirigentes del partido FARC. Durante los acuerdos de paz de La Habana se decidió que los líderes del partido tendrían su propia escolta. “Sabemos que el operativo fue detectado desde Venezuela y que uno de los que fue dado de baja y pretendía atentar contra Rodrigo Londoño estaba vinculado a esa área de la Unidad Nacional de Protección de los reincorporados”, dijo Gutiérrez y agregó que hay pruebas que los vinculan a Iván Márquez.
El domingo, el presidente Iván Duque felicitó a la Policía por frustrar el atentado. Y, de forma sorpresiva, Timochenko se ha sumado a ese agradecimiento. “Sé que hay mucha gente esperando que yo despotrique del Gobierno y me ratifique que esto fue un montaje, incluso hasta compañeros del partido creo que están esperando que hable en esos términos. Quiero aprovechar para llamar al sentido común, al razonamiento sin apasionamientos. Estamos en un proceso de paz cuya base fundamental es la reconciliación de los colombianos y eso implica ser muy objetivos al dar opiniones o al explicarnos los hechos que suceden”, ha dicho Timochenko.
El partido FARC ha dado diversas señales de estar muy fracturado y, en medio de esas divisiones internas, han surgido las disidencias armadas que se apartaron del acuerdo de paz. Un sector de las disidencias ha declarado objetivo militar tanto a Londoño como al senador Julián Gallo, más conocido como Carlos Antonio Lozada. “Los que están más en riesgo son aquellos que han sido más radicales con las expresiones disidentes dentro del partido FARC”, recuerda Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación.
Los que eran altos mandos en tiempos de la insurgencia aceptan que tienen dificultades y que no pueden viajar a algunas zonas. “Ellos perciben un riesgo, que proviene de muchas partes. Las propias disidencias los están matando, pero no son los únicos. También están en riesgo por el Clan del Golfo, por el ELN, por narcotraficantes, por la estigmatización de las fuerzas armadas”, recuerda Ávila. “Por lo sensible del asunto, el Gobierno tendría que dar una explicación un poco más profunda de lo que fue ese supuesto atentado a Timochenko”, concluye.
La violencia que persiste en muchas regiones de Colombia amenaza la frágil implementación del pacto con la extinta guerrilla, que ha denunciado con insistencia la falta de garantías para sus miembros. De los 13.000 excombatientes que firmaron ese pacto, 173 han sido asesinados, en su inmensa mayoría guerrilleros de base –de ese listado, solo dos eran mandos medios en la insurgencia y no hay ningún alto mando–. “Señor presidente, la paz no se logrará plenamente mientras que las valientes voces de los y las líderes sociales sigan siendo silenciadas por la violencia, y mientras excombatientes que dejaron las armas y están comprometidos con su reincorporación sigan siendo asesinados”, advirtió Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia ante el Consejo de Seguridad. El caso de Timochenko revela los “riesgos que enfrentan los exmiembros de las FARC-EP y el propio proceso de paz, y lo crucial que es garantizar su seguridad”, agrega.
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