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El regreso de Dominique Strauss-Kahn

El exjefe del FMI anuncia que dará por primera vez su versión del escándalo sexual que provocó su caída en un documental en 2021. Netflix presentará su propia versión en otro documental que estrena este lunes

Silvia Ayuso
Dominique Strauss-Kahn en una imagen de archivo.
Dominique Strauss-Kahn en una imagen de archivo.

Se sabe que alguien es realmente poderoso si, con solo sus siglas, todo el mundo entiende inmediatamente de quién se trata. Aunque lleve años en un discreto segundo plano, Dominique Strauss-Kahn, DSK, sigue gozando de ese raro privilegio en Francia. Brillante político socialista francés, esperanza de la izquierda durante años, llegó a la cumbre de su carrera al dirigir el Fondo Monetario Internacional, en plena crisis financiera global, mientras preparaba su candidatura a la presidencia francesa, que prácticamente nadie le disputaba.

Hasta que un sórdido escándalo de acoso sexual contra la camarera de un hotel de Nueva York en 2011 dio al traste con su carrera, sus ambiciones políticas y con la vida, profesional y personal, que había llevado hasta entonces. Los escándalos y procesos empezaron a encadenarse, también en su país natal, y DSK se convirtió de pronto en un paria obligado a exiliarse a Marruecos, donde se inventó una nueva vida, mucho más discreta, como asesor de jefes de Estado africanos. Casi una década después, DSK está de vuelta.

“Nunca he dado mi versión de los hechos que marcaron mi retirada de la vida política. Son otros los que lo han hecho por mí, hablando a partir de comunicados de prensa, entrevistas, de hechos reales o supuestos. Ha llegado la hora de hablar”, escribió DSK el viernes en Twitter, en referencia a un documental en el que, según anuncia: “Por primera vez (…) reviso toda mi historia personal y profesional, desde la política francesa a la esfera internacional”.

La película no estará lista antes del otoño de 2021, pero su anuncio ha vuelto a sacudir a una Francia donde la sombra de este auténtico animal político se extiende, incluso hoy, hasta lo más alto: varios de los colaboradores más estrechos del presidente Emmanuel Macron, a quien en su momento dijo admirar, proceden de la Escuela DSK. Uno de los más conocidos, Benjamin Griveaux, exportavoz del Gobierno y candidato a la alcaldía de París, también cayó en desgracia este año por un escándalo sexual —un comprometedor vídeo que el novio de su amante, el controvertido artista ruso Piotr Pavleski, difundió en Internet— que fulminó sus aspiraciones políticas y dio un golpe mortal al sueño macroniano de hacerse con la capital.

El anuncio de DSK puede parecer precipitado, pero no es casual. Este lunes, la plataforma Netflix estrena Habitación 2806, otra serie documental “sobre el caso de la agresión sexual que implicó a Dominique Strauss-Kahn en 2011”. El título hace referencia al número de la habitación del hotel Sofitel de Nueva York donde comenzó la caída de DSK el 14 de mayo de 2011, después de que Nafissatou Diallo, una camarera de piso de origen guineano y que declara en la cinta, lo acusara de haberla violado. El filme cuenta, “como dice uno de sus amigos [el propio DSK no habla en este primer documental] la caída de un águila. Hay una dimensión mitológica fascinante, pero también racial, social y sexual”, dijo el productor de Habitación 2806, Philippe Levasseur, al diario 20Minutes.

El hasta entonces todopoderoso jefe del FMI fue detenido a bordo de un avión rumbo a Europa y puesto dos meses y medio en detención preventiva, tras sufrir el humillante “paseíllo” ante las cámaras, desencajado y esposado, al que somete a los criminales la justicia norteamericana. Aunque su muy mediatizado proceso acabó gracias a un millonario acuerdo extrajudicial, el mal ya estaba hecho. En 2012, era otro socialista, François Hollande, el que abría las puertas del Elíseo. Mientras, Strauss-Kahn tuvo que afrontar otro juicio por proxenetismo agravado. Fue absuelto en 2015, pero para entonces, y aunque el Me Too estaba aún lejos, su imagen se había deteriorado irreversiblemente (o eso parecía). Su tercera esposa, la periodista y multimillonaria Anne Sinclair, que lo había defendido durante el juicio neoyorquino, le pidió el divorcio. DSK acabó trasladándose a Marrakech, donde se inventó una nueva vida como asesor político, se casó con su cuarta y actual esposa, Myriam L’Aouffir, y ha seguido escribiendo sobre asuntos globales y económicos. Y no le va nada mal: según reveló en febrero la revista L’Obs, en cinco años la sociedad asesora de Strauss-Kahn, de la que él es accionista único y, también, el único empleado, registró casi 21 millones de euros de beneficios.

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Su documental saldrá en un momento clave: en otoño de 2021, Francia estará ya en plena precampaña de cara a las presidenciales de 2022, que se presentan como un nuevo cara a cara entre Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen, ante la ausencia de una izquierda incapaz de reconstituirse hasta ahora y una derecha clásica que tampoco encuentra un líder. ¿Podría verse tentado Strauss-Kahn de volver a ser una pieza clave del ajedrez francés? “Claramente tiene necesidad de rehabilitarse”, dijo a Le Parisien tras conocer el anuncio del expolítico un antiguo socialista que hoy milita en el macronismo. “No menosprecio el hecho de que prevea un regreso. Pero de ahí a que lo logre, me parece imposible por ahora, porque sigue suscitando mucho rechazo e ironía”, agregó. En cualquier caso, una frase del anuncio de Strauss-Kahn da a entender que no ve este documental solo como una manera de cerrar una historia, sino la posibilidad de abrir un nuevo capítulo: “Más allá de los diferentes episodios personales, políticos y mediáticos de mi vida, comparto en esta película mis propuestas sobre el futuro difícil que nos espera”, adelanta un DSK que de nuevo está en boca de todos.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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