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“Que parezca sospechoso”: así intentó la policía encubrir los detalles de la muerte del afroamericano Daniel Prude en Rochester

Más de 323 páginas de documentación oficial prueban que las autoridades sabían que su detención no se ajustaba a las normas

Yolanda Monge
Momento del vídeo en el que uno de los policías le coloca una capucha a Daniel Prude.
Momento del vídeo en el que uno de los policías le coloca una capucha a Daniel Prude.AP

“Las acciones que tomé tras la muerte del señor Prude se han politizado y se han malinterpretado, no se basan en hechos”, declaró La´Ron Singletary la semana pasada en el comunicado donde anunciaba su renuncia. De 40 años, el ya exjefe de policía aseguraba que era “un hombre íntegro” y denunció que hay “fuerzas exteriores” que buscan desacreditarlo. Y sin embargo, la publicación de una serie de documentos internos acaban de revelar que el Departamento de policía de la ciudad de Rochester (Estado de Nueva York) estuvo meses intentando tapar un caso de violencia policial sin que se hiciera público el vídeo en el que Daniel Prude, afroamericano de 41 años, fue inmovilizado en el suelo por siete policías que le cubrieron la cabeza con una capucha.

Los hechos se produjeron el pasado 23 de marzo, y Prude moría una semana más tarde en el hospital como consecuencia del asalto. La policía intentó encasillar a Prude como un hombre con problemas mentales, hasta el punto de que uno de los agentes relacionados con su brutal detención escribió en el informe policial con grandes letras roja: “Que parezca sospechoso”.

Mientras que las calles de Rochester pemanecían en paz, otras ciudades del país vivían disturbios por la muerte a manos de la policía de ciudadanos afroamericanos bajo las consignas del Black Lives Matter. Las autoridades de la ciudad, según esos documentos, querían que la localidad no entrara en la espiral de la violencia y las protestas si se conocía las circunstancias de la muerte de Prude.

“No queremos que la gente se lleve una impresión equivocada de las acciones de los agentes [a pesar de que las imágenes de la detención de Prude son muy perturbadoras] y que se iguale este incidente a las muertes recientes de hombres negros desarmados a manos de la policía a nivel nacional”, escribió en un correo electrónico a su jefe un subordinado del Departamento de Policía. “Estaríamos ante una falsa narrativa y podría crear animadversión y potencialmente ataques violentos dentro de nuestra comunidad como resultado”.

El consejo era de lo más obvio: “Que los abogados de la familia de Prude no tuvieran acceso al vídeo grabado por uno de los agentes”. El jefe de policía respondió raudo y en cuestión de minutos: “Estoy totalmente de acuerdo”.

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Este intercambio de pareceres tuvo lugar el 4 de junio y forma parte de otros muchos documentos que se han hecho públicos que muestran de forma clara que el jefe de la policía, La´Ron Singletary, y otros prominentes responsables de la ciudad hicieron todo lo que estaba en su poder para mantener el problemático vídeo del incidente fuera del escrutinio público y así evitar las manifestaciones y la ira pública por la muerte de Prude. Sin embargo, la familia acabó por tener acceso a las imágenes.

La muerte de Prude se produjo el 30 de marzo, una semana después de ser detenido, cuando fue desconectado de la respiración artificial que le mantenía con vida en el hospital. La difusión del vídeo, grabado por la cámara corporal de uno los policías, muestra un nuevo episodio de violencia policial que provocó la suspensión de los agentes involucrados y que, finalmente, se cobró la cabeza del jefe de policía. La autopsia determinó que la muerte de Prude fue un homicidio causado por “complicaciones de asfixia en el marco de una dominación física”. También detectó un bajo nivel de la droga alucinógena PCP en la sangre de Prude.

El 23 de marzo, Joe Prude, hermano de Daniel, llamó al teléfono de emergencias para pedir ayuda porque el hombre –originario de Chicago y que estaba de visita unos días– tenía un comportamiento extraño por problemas relacionados con su salud mental. El conductor de un camión también llamó al mismo número para avisar de que un hombre negro iba desnudo por la calle, caminando por la nieve, intentando abrir automóviles y gritando que estaba contagiado de coronavirus. La policía llegó al lugar y detuvo a Prude, esposándole las manos detrás de la espalda. Supuestamente amenazó a los policías que le querían reducir con escupirles y contagiarles. “Llamé para que ayudaran a mi hermano, no para que lo lincharan”, expresó Joe Prude en la presentación del vídeo en el que la familia pidió que se acusase a los policías de homicidio.

Los documentos ahora hechos públicos contienen 323 páginas de investigación interna sobre la muerte de este afroamericano y las acciones que la ciudad debería de tomar en los próximos días. A principios de este mes, la alcaldesa de la ciudad, Lovely Warren, suspendió de empleo y sueldo a los siete agentes relacionados con la detención de Prude.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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