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Los líderes del SPD proponen a Olaf Scholz como candidato a la cancillería alemana

La dirección socialdemócrata ha elegido al ministro de Finanzas para aspirar a liderar Alemania en la era post-Merkel

El ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, en el Bundestag, en Berlín, el pasado julio.
El ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, en el Bundestag, en Berlín, el pasado julio.FELIPE TRUEBA (EFE)

Al final ha sido la socialdemocracia alemana la encargada de dar la sorpresa y mover ficha. El SPD ha sido el primer partido alemán en presentar un candidato a canciller para la era post-Merkel. Olaf Scholz, ministro de Finanzas y vicecanciller es el aspirante propuesto por la dirección del SPD para presentarse a las elecciones generales en otoño de 2021, cuando Merkel acabe su cuarto y último mandato. Scholz representa al ala más centrista del SPD, con el que el partido aspira a reconquistar a los votantes que en los últimos tres lustros se han decantado por la moderación de la canciller alemana.

El propio Scholz y los presidentes del partido han presentado la candidatura del veterano y popular político a primera hora de la tarde en conferencia de prensa en Berlín. Scholz advirtió que la campaña no empieza hoy, que ahora toca seguir gobernando, en coalición con el centro-derecha. El candidato situó a Europa en el centro de sus prioridades, junto con el cambio climático y las políticas sociales y derechos laborales.

“Ya es oficial. A propuesta de nuestros presidentes, Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans, la ejecutiva del SPD me ha nominado por unanimidad candidato a canciller”, tuiteaba por la mañana el propio Scholz. Su misión se perfila titánica. El SPD sigue sin levantar cabeza según las encuestas, que conceden a su partido en tono a un 15% de intención de voto, frente al 37% de los alemanes que dicen que apoyarían a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel. Los sondeos sitúan al SPD como tercera fuerza, por detrás de los Verdes.

Scholz tiene 62 años y es un político que mide sus palabras y habla bajito. No tiene excesivo carisma, pero representa para muchos votantes la experiencia, la estabilidad y la responsabilidad frente a posibles experimentos, especialmente peligrosos en tiempos de crisis.

Es un político veterano, que ocupó la alcaldía de Hamburgo hasta 2018. Al frente del Ministerio de Finanzas, Scholz ha llevado a cabo una política continuista de austeridad y prepuestos con déficit cero, marcada por su antecesor, Wolfgang Schäuble. Con la llegada del coronavirus, sin embargo, la ortodoxia financiera ha saltado por los aires y Scholz ha defendido una fuerte inversión pública y ha impulsado junto con su homólogo francés el fondo europeo de ayudas que finalmente fue aprobado el mes pasado. Ese nuevo rostro, más social y de mano tendida a los socios europeos del sur, puede haber resultado clave para limar las asperezas procedentes de las propias filas del SPD.

Queda todavía por ver cómo digerirán las bases de un partido profundamente dividido la decisión unánime de la ejecutiva. Scholz fue derrotado el pasado diciembre por Esken y Walter-Borjans en la carrera por la presidencia del partido. Al tándem ganador le apoyó el ala izquierda del partido, que recela de las posiciones más centradas de Scholz. El ministro de Finanzas ha sido un defensor de permanecer en la gran coalición, en la que gobiernan con los conservadores, frente al sector más crítico de su partido, que defiende que solo es posible reconstruirse en la oposición. “Su primera misión va a tener que ser explicar porqué no era un candidato suficientemente bueno para dirigir el partido, pero sí para dirigir el país”, explica a este diario Michael Bröning, miembro del comité asesor de valores fundamentales del SPD.

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A través de un hilo de Twitter, Esken explicó la decisión de la ejecutiva y señaló que es consciente de que supone un “giro inesperado para algunos”. “Pedimos confianza en nuestro rumbo”, agregó. Indicó que estos ocho meses desde que fueron elegidos para presidir el partido han forjado una alianza de trabajo marcada por la confianza mutua. “En esta cooperación estrecha, hemos visto a Olaf Scholz como un socio fiable, que trabaja en equipo y que quiere luchar por políticas socialdemócratas para este país y que comparte con nosotros la visión de una sociedad justa”, ha escrito en la red social.

Vacío de Merkel

Esken y Walter-Borjans repitieron el lunes en Berlín que estos últimos ocho meses de trabajo conjunto, en los que el ministro de Finanzas ha jugado un papel clave en la respuesta a la pandemia, han sido claves para forjar la candidatura. Los presidentes del partido y antiguos rivales de Scholz envían ahora una señal de unidad a los militantes y potenciales detractores internos del candidato. Es a la vez una llamada al pragmatismo, con vistas a conquistar el voto centrista, que podría quedar huérfano con la salida de una canciller conservadora, pero crecientemente escorada hacia el centro. “La idea es que después de 15 años de Mutti [como en ocasiones se alude a Merkel como la madre de los alemanes], ahora sea Scholz el que ejerza el papel de figura responsable y paternal. Se trata de quién va a llenar el vacío que va a dejar Merkel”, añade Bröning.

Mientras, en el cuartel general de la CDU y de la CSU, reina la prudencia y nadie se atreve de momento a dar un paso al frente. La irrupción de la pandemia frenó en seco el encendido debate sobre la posible sucesión de la canciller alemana, sin que de momento haya un candidato ganador medianamente claro en el horizonte. Eso no impidió que desde sus filas saliera ayer algún dardo envenenado. “Olaf Scholz correrá la misma suerte que Peer Steinbruck en 2013: el candidato no encaja en el partido”, tuiteó Friedrich Merz, uno de los candidatos conservadores en liza, en alusión al fracaso del entonces candidato del SPD.

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