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Federico Cafiero de Raho: “Messina Denaro tiene la capacidad de ser invisible”

El fiscal general antimafia de Italia traza el rastro del último gran capo de la Cosa Nostra, huido de la justicia desde hace 27 años

Daniel Verdú
Federico Cafiero de Raho, fiscal general antimafia de Italia, posa en su despacho de Roma.
Federico Cafiero de Raho, fiscal general antimafia de Italia, posa en su despacho de Roma.Gianni Cipriano

En el último piso de un viejo palacio de la romana Via Giulia, tras superar diversos controles con escoltas armados y atravesar dos puertas blindadas, se esconde el despacho de la máxima autoridad antimafia de Italia. Federico Cafiero de Raho (Nápoles, 68 años) es desde 2017 el fiscal general del área criminal que más ha castigado a Italia. Como todos sus predecesores desde hace 27 años, confía plenamente en atrapar al capo de la Cosa Nostra Matteo Messina Denaro (de 58 años) durante su mandato. Pero admite en esta entrevista con EL PAÍS que se enfrentan a uno de los casos más complicados con los que ha tenido que lidiar Italia. Menudo, algo hierático y con un tono de voz monótono y bajo, en mitad de la entrevista resume el problema: “Messina Denaro es invisible”. Atraparle es una cuestión vital para que el país pueda pasar página a una de sus épocas más dolorosas.

Pregunta. ¿Por qué es tan difícil encontrar a Messina Denaro? ¿Qué diferencia hay entre su fuga y la de otros grandes capos como Bernardo Provenzano o Totò Riina?

Respuesta. A medida que pasan los años ha asumido una experiencia que le hace tomar más precauciones. Piense que él tiene una hija y nunca la ha visto. Así que ya ni establece una relación con personas que pueden estar vigiladas, aunque sus lazos afectivos los tenga hoy fuera de las redes familiares que sirven de anzuelo. Cambia continuamente su compañía, fracciona los elementos que llevan hasta él. El contacto directo es rarísimo, solo con contadísimas personas. Y nunca son los mismos. Él ni siquiera se muestra. Tiene una gran capacidad de hacerse invisible.

El contacto con él es rarísimo, solo con contadísimas personas. Tiene una hija y nunca la ha visto

P. ¿Qué sistemas de ocultación usa?

R. Piense que años atrás encontramos a un fugado en una habitación que se desplazaba sobre unos raíles para cambiar su lugar. Hicimos grandes investigaciones, pero vimos el consumo eléctrico, que a determinadas horas era tan alto como el de una industria: era el vagón que se movía en algunos momentos. Los mecanismos son muy distintos y el fugitivo más buscado de Italia, con una gran experiencia, toma todas las precauciones posibles.

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P. Los famosos pizzini [notitas cortas y cifradas con las que se comunica] han revelado algo?

R. Cuando se comunicaba con Bernardo Provenzano [jefe de la Cosa Nostra entre 1995 y 2006] usaba el nombre de Alessio. Eso evidenció que era un elemento de la cúpula en la Cosa Nostra. Pero también que asumía muchas precauciones. Nunca quedaba directamente, siempre usaba palomas mensajeras. Ya hace 20 años era así de riguroso, así que imagine hoy. Son muy raros los casos en que ve a gente que podría exponerlo.

P. ¿El rastro del dinero ha servido para acercarse a él?

R. Algunos sujetos, como Giuseppe Grigoli, eran su persona de referencia en los negocios [tenía una cadena de supermercados en Sicilia que lavaba el dinero de Messina Denaro]. Pero ni siquiera su detención nos lo entregó a él. Los intereses económicos los gestiona con el mismo método de compartimentos estancos.

P. ¿Dónde se pierde el rastro en el caso de Grigoli?

R. Las investigaciones se llevaron adelante durante años, pero no había un contacto o relación directa. Construye cortafuegos. Las investigaciones con sujetos que no tienen contacto directo sirven para cortar algunas redes que lo sostienen. Se elimina la fuente de ingresos, el agua de la que bebe. Las investigaciones en Palermo han cortado redes, pero no permitieron llegar a él.

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La ballena blanca de la Cosa Nostra

Matteo Messina Denaro, el último gran mafioso siciliano, lleva fugado 27 años. Considerado un capo de capos, es la gran obsesión de magistrados y policías en Italia. Su caza se ha convertido en una cuestión de Estado.

P. ¿Cuándo estuvieron más cerca de cazarle?

R. De vez en cuando nos acercamos, ha sucedido muchas veces. Sin embargo, es como si el sujeto consiguiese percibir la investigación por su experiencia. Pero un fugitivo como él, que sigue desempeñando un papel de alto nivel en la organización, tiene por fuerza que estar en el territorio de vez en cuando. Sabemos con certeza que no vive habitualmente cerca de su casa, pero vuelve. Un capo que no lo hace no puede ser un capo. Y ahí ha habido momentos de cercanía.

P. ¿Sigue teniendo un papel importante en la Cosa Nostra?

R. De altísimo nivel. Por los hechos en los que participó, por su relación privilegiada con Totò Riina [fallecido en 2017], con los Corleoneses… Es evidente que es un elemento preciado que no pueden permitirse perder. Pero también es verdad, como decía Riina, que Messina Denaro piensa más en sus propios negocios que en los de Cosa Nostra. Aun así, mantiene gran prestigio en la organización.

Messina Denaro piensa más en sus negocios que en los de la Cosa Nostra

P. Atrae muchísima atención mediática, policial y judicial. ¿Por qué la Cosa Nostra no se ha cansado de él?

R. Con la muerte de Riina, la Cosa Nostra tuvo que renovarse. Reconstituyeron la Comisión Provincial y nombraron capo al viejo Settimo Mineo, de 80 años. Y eso demuestra que, por un lado, la elección se hizo casi por edad. Pero se escogió también a un jefe de Palermo, y eso significa que han querido llegar a determinadas soluciones diplomáticas que contentasen a todos. Se ha evitado reconocer un papel de líder a nadie importante en la época de Riina. Eso demuestra que la Cosa Nostra quiere volver a una estrategia de sumersión. La misma que ha usado la ‘Ndrangheta [la mafia calabresa] estos años. Y eso está en la base del comportamiento del propio Messina Denaro, que silenciosamente cuida los negocios, mantiene las relaciones con la casa madre y, al mismo tiempo, no quiere ocupar posiciones que puedan interesarles a otros.

P. ¿Cuáles son sus principales fuentes de ingresos?

R. No comete extorsiones en el territorio. En su zona solo cuida intereses económicos y ejercita la fuerza de mafioso. Hoy reinvierte el dinero en inmobiliaria o usura y se dedica al narcotráfico. La riqueza debe ser reinvertida y multiplicada. Hoy las mafias son más economía y menos criminalidad. La intimidación ha dejado lugar a la corrupción.

P. ¿La crisis y la pandemia le favorecen?

R. Son los mejores momentos para las mafias para infiltrarse en las concesiones y en la economía en general.

P. Para seguir huido, ¿Messina Denaro ha logrado corromper a muchos hombres del Estado?

R. Ahí donde hay un fugitivo hay siempre una red de personas capaces de darle información. Cuanto más larga es la fuga, más amplia es esa red. Imagine un hombre como él, con una riqueza enorme, qué lazos puede haber construido. Hoy tenemos jueces muy fiables y comprometidos y cuerpos y fuerzas de seguridad especializados. Pero a veces, cuando la información sale de estos grupos, se puede filtrar. Y él lo aprovecha.

P. ¿Qué significaría su arresto?

R. Un Estado que puede arrestar a un fugitivo así es un Estado fiable. Y lo estamos dando todo. Espero que pueda suceder lo antes posible.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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