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El Congreso de Gandhi consuma su derrota con la pérdida del bastión familiar

El principal partido de la oposición apenas logra medio centenar de escaños en las elecciones

Rahul Gandhi, líder del Congreso, este jueves en Nueva Delhi.
Rahul Gandhi, líder del Congreso, este jueves en Nueva Delhi.SAJJAD HUSSAIN (AFP)

El Partido del Congreso ha vuelto a fracasar, pero esta vez por partida doble: por el resultado logrado en las elecciones y por la pérdida de su bastión familiar, la circunscripción de Amethi, en Uttar Pradesh. “La gente de Amethi ha decidido y espero que se les trate con amor”, ha dicho este jueves Rahul Gandhi, líder del Congreso, en la rueda de prensa en la que reconoció el doble revés: la segunda debacle consecutiva del histórico partido en unas elecciones generales y su derrota en el feudo de la dinastía Nehru-Gandhi. Desde 1980, los votantes de Amethi habían dado su escaño al tío de Rahul Gandhi, primero, así como a su padre, primer ministro del país hasta su asesinato en 1991, y a su madre, Sonia Gandhi, actual presidenta del partido. La pérdida de ese distrito simboliza el hundimiento y la desconexión popular de un partido que dominó durante décadas la política nacional en la India desde su independencia.

El escaso medio centenar escaños obtenidos por el Congreso apenas si mejora los 44 de las de 2014, cuando cosechó los peores resultados de su historia. Pocos, en cualquier caso, frente a los 272 asientos necesarios para la mayoría absoluta en la Lok Sabha (Cámara baja). Además, acaba con las aspiraciones de la coalición de partidos que lidera el Congreso, la Alianza Progresista Unida (UPA, en sus siglas inglesas), cuyos 90 escaños son insignificantes para impedir gobernar a Narendra Modi, aún más reforzado tras la victoria implacable del BJP.

El desastre del Partido del Congreso en estas generales contrasta con su inesperada victoria en las regionales de diciembre del año pasado, cuando conquistó tres Estados bastión del nacionalismo hindú del BJP. La derrota de Rahul Gandhi ahora en esas mismas regiones no solo se debe al empuje arrollador del primer ministro Modi en los comicios más presidencialistas que se recuerdan en la mayor democracia parlamentaria del mundo. También demuestra el fallo estratégico del Congreso, al querer agradar a las minorías musulmanas en el cinturón hindú del país.

El naufragio del Congreso se confirma de este a oeste, incluyendo Delhi, la capital, donde el Congreso no lidera ninguno de los siete escaños. El hundimiento, sin embargo, tampoco puede achacarse solo al hecho de que el partido de Modi haya acaparado el discurso público a raíz de la ola de fervor nacionalista que sacudió India en febrero, cuando un atentado terrorista en Pulwama (Cachemira) causó más de 40 muertos.

La campaña electoral del Congreso solo empezó a aprovechar la pésima gestión económica del gobierno, con cifras históricas de desempleo y una honda crisis agraria, hacia finales de 2018. Desconocido durante la segunda mitad del año pasado, el Congreso solo mostró su programa a pocos meses de las elecciones. Tiempo insuficiente para llevar a todos los rincones de la vasta geografía india las promesas de beneficios para más de 250 millones de personas, salario mínimo o la cuota del 33% de mujeres en partidos y gobiernos. Más aún teniendo en cuenta la desventaja logística y económica con respecto al BJP, que duplica sus inversiones en la campaña. La falta de nervio político del Congreso se demuestra también en el hecho de que Rahul Gandhi ha perdido Amethi porque su rival, Smriti Irani, ministra en funciones del BJP, ha prestado más atención a sus votantes que el líder de la oposición.

Con la derrota, empiezan los rumores sobre la alternativa de Priyanka, hermana de Rahul Gandhi, como futura líder del partido. Pero los votantes indios están hastiados del nepotismo que ha regido la India durante décadas. Un aspecto que el BJP también ha entendido, de ahí que negase la candidatura a la mujer de un antiguo ministro con el mensaje de que este partido no ofrece puestos por relaciones de sangre. Una clara alusión a las tradiciones imperantes en el partido de la dinastía Nehru-Gandhi.

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