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Airbnb da marcha atrás y reanuda la oferta de alojamientos en los asentamientos de Cisjordania

La plataforma renuncia a los beneficios obtenidos por los alquileres turísticos en territorio ocupado palestino

Una foto de archivo de una casa en territorio ocupado israelí anunciada para su alquiler por Airbnb en 2016.
Una foto de archivo de una casa en territorio ocupado israelí anunciada para su alquiler por Airbnb en 2016.AP

Airbnb da marcha atrás y anuncia que volverá a incluir en su oferta de alojamiento las propiedades situadas en los asentamientos judíos en Cisjordania, territorio palestino ocupados, de acuerdo con la legislación internacional. La empresa turística, con sede en San Francisco, pone fin así a una decisión tomada hace cuatro meses y medio, por la que las propiedades ofertadas en esos lugares fueron retiradas de la famosa plataforma de búsqueda de alojamiento.

Ahora Airbnb entona el mea culpa y en una escueta nota de prensa asegura que siempre se ha opuesto al movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que nunca ha apoyado el sabotaje a Israel, a los negocios israelíes o a los más de 20.000 alojamientos hebreos que oferta en internet y que hay otros “territorios en disputa alrededor del mundo”, con lo que implementará en todos ellos la misma política. Y pone como ejemplo el Sur de Osetia y Abjasia donde la empresa también ofrece alojamientos. Ambas regiones del Caúcaso proclamaron su independencia de Georgia, con el beneplácito de Moscú, pero muy pocos países del mundo las consideran estados, entre ellos Rusia, Venezuela y Siria.

La polémica decisión de Airbnb se conoció este martes por la noche, cuando en Israel no se hablaba de otra cosa que no fuese la decisiva cita electoral. El aviso ha caído como un jarro de agua fría en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que está entre las organizaciones que lideraron las protestas contra Airbnb para que sacara esos alojamientos de oferta turística. "Muestra la complicidad de la compañía con la sistemática negación de nuestro derecho inalienable de autodeterminación", asegura Saeb Erekat, Secretario general de la OLP.

La empresa insiste en que su misión sigue siendo “unir a la gente en tantos lugares como sea posible alrededor del mundo” y en que los beneficios de esos alquileres vacacionales serán destinados a "organizaciones benéficas de ayuda humanitaria que atienden a personas en distintas partes del mundo". Pero sus explicaciones no convencen a quienes aplaudieron el pasado mes de octubre su valentía."Donar los beneficios de la oferta ilegal en los asentamientos no remedia el sufrimiento humano que saben que causan. Al continuar con el negocio en las colonias siguen siendo cómplices de los abusos”, asegura Omar Shakir, director en Israel y Palestina de la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).

En Israel la decisión se celebra como una victoria frente al BDS. “Es una gran derrota para el movimiento de boicot anti-israelí. Otras compañías internacionales tienen que aprender la lección “, aseguran desde la ONG de asesoramiento legal Shurat HaDin Israel. Es la organización que denunció a Airbnb ante los tribunales en Estados Unidos en nombre de 12 familias judías norteamericanas propietarias de propiedades en Cisjordania. La demanda se presentó en virtud de la Ley de Vivienda Justa, que ampara a las minorías en Estados Unidos.

Los denunciantes consideraron discriminatoria por motivos religiosos la medida de retirar sus alojamientos de la plataforma porque en ella, aseguran, seguían figurando otras propiedades situadas en la misma región, pero pertenecientes a árabes de religión musulmana o cristiana. “Es una empresa y como tal no debería entrar en consideraciones políticas. Supervisaremos que se cumpla el acuerdo al que hemos llegado pero no nos cabe ninguna duda de que ello porque, al margen de la visión política de cada uno, la discriminación religiosa no es la solución y nos felicitamos de que así lo haya entendido Airbnb”, asegura Nitsana Darshan-Leitner, directora de Shurat Hadin Israel.

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La plataforma turística cuenta con más de un millar de alojamientos en asentamientos judíos de Cisjordania, a los que la empresa tan solo identifica con el nombre de la localidad. No los localiza en Israel, pero tampoco en la Autoridad Nacional Palestina. Una política que también aplica para sus alquileres en ciudades palestinas como Ramala, Nablus, Tulkarem, Jenin o Hebrón.

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