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OBITUARIO

Miguel Obando, el cardenal que dio su bendición a Daniel Ortega

Feroz enemigo del sandinismo tras triunfar la revolución, se convirtió por sorpresa en un aliado del presidente nicaragüense

Fotografías del cardenal Miguel Obando el pasado domingo en su funeral en Managua.
Fotografías del cardenal Miguel Obando el pasado domingo en su funeral en Managua.OSWALDO RIVAS (REUTERS)
Carlos S. Maldonado

Miguel Obando (La Libertad, Nicaragua, 1926), cardenal emérito de Nicaragua fallecido el pasado domingo, desempeñó un papel clave contra la dictadura de Anastasio Somoza, a la que se opuso con firmeza. Criticó la corrupción del régimen y las violaciones a los derechos humanos. El religioso había asumido previamente un rol importante como mediador entre la guerrilla sandinista y el régimen, principalmente en 1978, cuando un grupo de insurgentes liderados por Edén Pastora y Dora María Téllez tomaron el Congreso de los Diputados.

Tras la caída de la dictadura y el triunfo de la revolución sandinista, Obando se convirtió en uno de los principales críticos del nuevo Gobierno a medida que este se alineaba con la Cuba de los Castro y buscaba apoyo en la Unión Soviética. El cardenal pasó a ser enemigo del régimen, acosado por una cruenta guerra civil que dejó decenas de miles de muertos y por las presiones de Estados Unidos, que financiaba la guerrilla armada para tratar de derrocar al primer Ejecutivo de Ortega. El Gobierno sandinista acusó entonces al religioso de mediar con Washington para obtener ayuda a favor de los contrarrevolucionarios.

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El cardenal mantuvo sus críticas a Ortega tras la derrota del sandinismo, en 1990, cuando Violeta Chamorro, esposa del héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro —asesinado por el somocismo— ganó las elecciones. En las homilías dominicales que Obando ofrecía hacía uso de supuestos pasajes bíblicos en los que comparaba a Ortega con serpientes. En ese contexto, a los nicaragüenses les tomó por sorpresa la inesperada “reconciliación” de Obando con Ortega en 2004, cuando el cardenal ofreció una misa para conmemorar el aniversario de la revolución. El presidente, en un guiño a los sectores más conservadores del país, se convirtió al catolicismo y en 2005 Obando ofició el matrimonio del político con su compañera de toda la vida, Rosario Murillo, la actual vicepresidenta.

Fue en abril de ese año cuando a Obando le avisaron desde Roma que el papa Juan Pablo II había aceptado su renuncia como jefe de la Archidiócesis de Managua, la principal del país. Obando, como estipula el Código de Derecho Canónico, al acercarse a sus ochenta años había puesto su renuncia, pero nadie se esperaba la respuesta positiva del Vaticano. El primero en solidarizarse con el otrora feroz enemigo del sandinismo fue Ortega, quien aspiraba a regresar al poder en las elecciones presidenciales de 2006.

Tras su triunfo electoral, el caudillo del Frente Sandinista nombró a Obando líder de la Comisión de Paz y Reconciliación. La Universidad Católica de Managua, que Obando fundó, se vio beneficiada con sumas millonarias en pago de becas por parte de la Administración del expresidente Arnoldo Alemán, en los años noventa, más tarde acusado de y procesado por corrupción. El acercamiento de Obando a Ortega fue interpretado como un intento de blindarse ante este y otros escándalos de corrupción.

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La Archidiócesis de Managua recibió una frecuencia de radio e introdujo en el país camionetas de lujo exentas de impuestos. Al frente de estas operaciones estaba Roberto Rivas, hasta hace una semana presidente del Tribunal Electoral de Nicaragua, a quien se acusa de fraguar los fraudes electorales que desde 2008 le han dado la victoria ininterrumpidamente en las urnas a Ortega. Rivas, hijo de la asistente de Obando, era protegido del cardenal y se convirtió en presidente de la corte por recomendación de él. Ortega los destituyó la pasada semana, presionado por los cientos de miles de nicaragüenses que exigen democracia en las calles.

El país centroamericano se acerca al segundo mes de protestas. Las movilizaciones comenzaron el 18 de abril, después de que Ortega impusiera una reforma a la Seguridad Social sin consenso. El presidente ordenó una feroz represión contra las manifestaciones, que tras la derogación de la reforma derivaron en una auténtica rebelión popular cuyo principal objetivo es la renuncia del mandatario.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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