_
_
_
_
_

Colombia afronta la recta final de la campaña dominada por el choque ideológico

Los candidatos del uribismo y de la izquierda se encaminan a las elecciones de mayo como favoritos para la segunda vuelta

Francesco Manetto
El expresidente colombiano Álvaro Uribe, actual senador del Centro Democrático.
El expresidente colombiano Álvaro Uribe, actual senador del Centro Democrático.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)
Más información
El uribista Duque y el exvicepresidente Vargas Lleras redoblan su pugna electoral en Colombia
La crisis de Venezuela sacude la campaña presidencial en Colombia
Todas las noticias de Colombia

Las elecciones presidenciales en Colombia determinarán cuánto espacio hay para los matices en un país que ha dejado atrás la guerra con las FARC y que, sin embargo, aún no ha logrado contener la violencia de otros grupos armados y del narcotráfico. Más de 36 millones de ciudadanos están llamados a las urnas el próximo 27 de mayo para decidir el sucesor de Juan Manuel Santos y el rumbo de la transición política y económica a la que aspira la sociedad tras más de medio siglo de conflicto armado. Los candidatos afrontan la recta final de la campaña presidencial en medio de un clima de choque ideológico entre el uribismo y la izquierda.

Este panorama que llevan meses trazando todas las encuestas vaticina una segunda vuelta, que se celebrará el 17 de junio, entre el aspirante del Centro Democrático, Iván Duque, y el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, dirigente de izquierdas impulsado por un discurso antiestablishment.  El primero, representante de la coalición promovida por los exmandatarios Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, encabeza los estudios de opinión con una holgada ventaja que supera el 35%. El segundo, exguerrillero del M-19 y blanco de críticas por su tibieza ante la deriva del chavismo, cosecha consensos entre los jóvenes y las clases populares y busca ampliar su franja de votantes. Ambos se han beneficiado hasta ahora de esta polarización. No obstante, el abanico de opciones que ofrece el plantel de candidatos demuestra que los colombianos se mueven también en las distintas tonalidades del centroderecha y el centroizquierda.

Hay al menos otras dos figuras políticas que no deben despreciarse y una tercera cuyos votos pueden ser un botín preciado para el desempate. Germán Vargas Lleras fue vicepresidente de Santos hasta marzo de 2017, representa los valores del sistema y su candidatura cuenta con los resortes de la maquinaria territorial de Cambio Radical, una parte de la bancada conservadora y el Partido de la U. Según un pronóstico de Cifras y Conceptos para Caracol Radio difundido la semana pasada, Vargas tiene posibilidades de llegar a segunda vuelta y tratar de aglutinar el voto de centro y antiuribismo.

Sergio Fajardo también tiene experiencia de gestión. Exalcalde de Medellín y antiguo gobernador del departamento de Antioquia, concurre en coalición con los verdes de Claudia López, su fórmula para la vicepresidencia, y Jorge Robledo, del progresista Polo Democrático. Rechaza las etiquetas ideológicas, defiende un programa de reconciliación nacional y busca romper con las dinámicas tradicionales de la política. El jefe negociador del Gobierno con las FARC, Humberto de la Calle, aspirante del Partido Liberal, se ha quedado atrás en los estudios de opinión tras haber evitado las alianzas. Sus votos serán, en cualquier caso, valiosos.

Los debates de la campaña no giran solo en torno al proceso de paz con las FARC, algo ya asumido por la clase política. El más crítico con los acuerdos es Duque, pero ya ha aclarado que su intención es modificarlos, no enterrarlos. Aun así, las consecuencias políticas de ese proceso sí continúan dominando buena parte de la conversación pública: los recursos destinados al posconflicto y, sobre todo, la seguridad. Pese a los avances, Colombia tiene un serio problema de violencia en las fronteras con Venezuela, sobre todo en la región del Catatumbo, y en el Pacífico. Las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sufrieron un nuevo golpe la semana pasada por la decisión de Lenín Moreno, presidente de Ecuador, de suspender la mesa de diálogo que se celebraba en Quito. La decisión llegó después del asesinato de un equipo de prensa en la frontera entre los dos países, donde células de esa organización insurgente delinquen junto al Frente Óliver Sinisterra de la disidencia de las FARC y cárteles de narcotraficantes.

Newsletter

El análisis de la actualidad y las mejores historias de Colombia, cada semana en su buzón
RECÍBALA

El partido de las FARC ha sido barrido de momento del panorama electoral. Su líder, Rodrigo Londoño, Timochenko, renunció a la carrera presidencial. En las legislativas del 11 de marzo la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común apenas superó los 85.000 votos. Y uno de los diez dirigentes que se hubiera tenido que sentar en el Congreso en virtud de los acuerdos de La Habana, Jesús Santrich, fue detenido hace dos semanas por narcotráfico y se enfrenta a una posible extradición a Estados Unidos.

Mientras tanto, la campaña sigue marcada por esa confrontación, que alcanza todos los desafíos que afronta el país andino. Esto es, el fortalecimiento de la economía, la desigualdad, las infraestructuras, la política agraria, las inversiones extranjeras, las relaciones internacionales, la crisis migratoria en Cúcuta y otro de las lacras estructurales de Colombia: la corrupción.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_