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EE UU titubea en la imposición de nuevas sanciones a Rusia

La Casa Blanca rebaja las expectativas de penalizaciones inmediatas a Moscú al día siguiente de que la embajadora ante la ONU las diera por seguras

Trump gesticula este lunes en un acto en Hialeah, Florida
Trump gesticula este lunes en un acto en Hialeah, FloridaKEVIN LAMARQUE (REUTERS)

Tres días después del bombardeo contra el arsenal químico del régimen sirio, la Casa Blanca anunció este lunes que está considerando imponer nuevas sanciones a Rusia y que en un “futuro cercano” se tomará una decisión. “El presidente seguirá siendo duro con ellos [Rusia]”, dijo a la prensa Sarah Sanders, la portavoz de Donald Trump. Sus palabras, sin embargo, rebajaron las expectativas de penalizaciones inmediatas y evidenciaron titubeos en el seno del Gobierno. En la víspera, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, aseguró que el lunes el Departamento del Tesoro castigaría a empresas rusas por sus presuntos lazos con el programa químico sirio. Pero, tras las declaraciones de Haley, Trump dijo el domingo a su entorno que no estaba convencido de imponer nuevas sanciones y que paralizaba el plan, según fuentes citadas por el diario The Washington Post.

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La Casa Blanca se esforzó en mandar el mensaje de que el ataque militar de la madrugada del sábado, junto a Reino Unido y Francia, contra tres instalaciones químicas del régimen de Bachar el Asad no ha trastocado los frágiles equilibrios de la estrategia de Washington en el país árabe ni los deseos aislacionistas de Trump.

Como ha repetido el Gobierno estadounidense en los últimos tres días, Sanders insistió en que el objetivo en Siria es derrotar al Estado Islámico (ISIS en sus siglas inglesas), al que EE UU lleva más de tres años bombardeando. La portavoz subrayó que Trump sigue queriendo retirar a los 2.000 soldados norteamericanos desplegados en el país árabe pero que no dependerá de un “calendario arbitrario”, sino de los avances contra el ISIS y de que los países del golfo Pérsico contribuyan más económicamente y militarmente a la crisis siria.

Sus palabras cuestionan las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, y principal aliado europeo de Trump, que dijo el domingo haber convencido a su homólogo estadounidense de la necesidad de permanecer “a largo plazo” en Siria.

El ataque del sábado -muy limitado en sus objetivos para evitar represalias- tampoco ha alterado la ecuación en la relación entre Trump y Putin. Rusia, junto a Irán, es el principal aliado del régimen de El Asad. Mientras prometía mantener la mano dura ante las acciones desestabilizadoras de Moscú, la portavoz de la Casa Blanca reiteró que Trump desea tener una “buena relación” con Putin y que le gustaría reunirse con él. Pero matizó que dependerá de si Rusia decide ser un “buen actor” en la arena internacional.

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Trump apenas critica a Putin y vive acechado por la investigación a la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Pero en las tres últimas semanas, presionado por sus asesores, ha redoblado las sanciones a Moscú y ha sido muy duro con el papel ruso en Siria. EE UU ha expulsado a 60 diplomáticos rusos por el envenenamiento de un exespía en Reino Unido y ha penalizado a 17 altos cargos gubernamentales y empresariales rusos por las injerencias del Kremlin en Occidente.

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