Putin apela al nacionalismo en un acto de campaña en la anexionada Crimea
El viaje del presidente ruso coincide con el cuarto aniversario de la incorporación de la península
El presidente ruso Vladímir Putin eligió la ciudad de Sebastopol, en la anexionada península de Crimea, para el capítulo culminante de su campaña electoral, centrada en la idea de un Estado fuerte que recupera su poder y un territorio que en el pasado le perteneció. En la plaza del almirante Najímov de Sebastopol, Putin intervino brevemente en un mitin en el que participaron varios miles de personas que llevaban dos horas mientras el jefe del Estado ruso visitaba las obras públicas llevadas a cabo en Crimea por cuenta del Estado ruso, a saber el puente de 19 kilómetros de longitud que ha de unir la península con Rusia por el estrecho de Kerch, el nuevo aeropuerto de Sinferópol (la capital de Crimea) con capacidad para 6,5 millones de pasajeros al año, y la autopista Tavrida, que une Kerch con el resto de la isla en un recorrido transversal (251 kilómetros de largo).
El viaje de Putin coincide con el cuarto aniversario de la anexión. Tras la ocupación por parte de los militares rusos (con uniformes y equipo desprovisto de identificación) de todos los puntos estratégicos de la isla a finales de febrero de 2014, se celebró el 16 de marzo un “referéndum” en el cual la mayoría de los votantes se pronunciaron por independizarse de Ucrania y unirse a Rusia, un procedimiento que se escenificó el 18 de marzo en el Kremlin. Ni la legislación rusa ni la ucraniana reconocen el referéndum como vía para la independencia de una parte de su territorio. Crimea, de facto un territorio controlado por Rusia, sigue siendo parte de Ucrania según la legislación internacional.
La visita de Putin a Crimea estaba prevista para el 18 de marzo —aniversario de la integración en Rusia— según fuentes no oficiales en Moscú y en la península. De haberse realizado en tal fecha, el efecto electoral del periplo hubiera sido menor por coincidir ya con la jornada de votación.
El Estado ruso ha invertido grandes recursos en las obras de Crimea, de las cuales la de mayor simbolismo es el puente sobre el estrecho de Kerch, que se presenta como un cordón umbilical con Rusia. Este puente, cuya construcción corre a cargo de las empresas vinculadas con Arkadi Rotenberg (amigo y compañero de deportes de Putin), combina el transporte de ferrocarril con el de automóviles y, en esta última parte, estaba previsto que comenzara a funcionar el próximo diciembre. Sin embargo, Putin quiso adelantar las fechas y manifestó que los primeros automóviles circularán por el puente en mayo próximo.
El puente de Kerch es un motivo de litigio internacional con Ucrania que teme ver obstaculizado el paso de sus buques hacia el mar Negro. Según la televisión rusa, una unidad especial dependiente de la Guardia Nacional velará por la seguridad del puente, con el que Rusia quiere conseguir lo que no lograron los alemanes durante su ocupación de Crimea durante la Segunda Guerra Mundial. Los invasores nazis llegaron a construir un puente que fue destruido por los temporales habituales en el estrecho de Kerch. “Os felicito”, “Es impresionante”, dijo Putin a los obreros que le guiaron en su visita por la construcción.
La aparición de Putin fue breve. Una ovación recibió al “hombre que hizo posible la vuelta de Crimea a Rusia”, como dijo el locutor del canal de televisión “Rusia 24”, cuando el presidente subió al escenario, donde la palabra “Crimea” (Krym en ruso) se veía escrita en rojo. “Hace cuatro años tomamos una decisión histórica y gracias a su decisión, Crimea volvió a la casa de la madrecita Rusia”, afirmó el presidente, según el cual, gracias a ello, se había “restablecido la justicia histórica”. “Crimea fue arrebatada” a la Rusia socialista soviética (la mayor de las repúblicas de la URSS), afirmó Putin.
La Unión Soviética practicó el traspaso de territorios entre las repúblicas que la componían y reorganizó su territorio en múltiples ocasiones. La península fue traspasada de esa república a Ucrania en 1954 por consideraciones económicas, entre otras cosas porque el sistema de regadío, vital para aquel territorio con escasa agua, dependía de Ucrania. Rusia reconoció la pertenencia de Crimea a Ucrania en diversos documentos internacionales desde la desintegración de la URSS en 1991, incluido el gran tratado de amistad de 1997. “Os abrazo con fuerza, con fuerza”, dijo Putin, cruzando los brazos para abrazarse a sí mismo, al acabar su intervención.
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