_
_
_
_

El Foro de Davos pierde el miedo al populismo

El fantasma del populismo se aleja del debate aunque las razones que apuntalaron su auge, especialmente la desigualdad, siguen en vigor

A. G. (ENVIADA ESPECIAL)
Manifestantes protestan este martes contra la participación de Donald Trump en Davos.
Manifestantes protestan este martes contra la participación de Donald Trump en Davos. ARND WIEGMANN (REUTERS)

Ahora que los peores temores de 2017 no se han materializado, que el riesgo de Gobiernos populistas en Francia o en Holanda no se ha producido y que Donald Trump ha empezado a combinar sus andanadas antimigratorias con reformas fiscales muy favorables para las grandes corporaciones, Davos parece mirar con otros ojos y definitivamente sin miedo el fenómeno populista. No necesariamente con razón, pues las razones que apuntalaron la subida de estos políticos, especialmente la desigualdad, siguen en vigor, como advierten los expertos. 

Más información
Viento en popa para Trump, Putin, Orban & Co.
El miedo al populismo atenaza a los políticos europeos
“La política social es el mejor remedio contra el populismo”

“Davos estaba equivocado el año pasado porque esperaba una especie de tsunami, una ola populista que acabaría con los partidos tradicionales y con el sistema establecido y no ha sido así”, advertía ayer Jan-Werner Müller, profesor de políticas de la Universidad de Princeton, en un debate sobre el futuro de la política después del populismo, relegado en el programo oficial del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) a una pequeña sala y en la hora de la sobremesa, más propicia para las reuniones empresariales que para las conferencias. “Pero quiero recordar que ningún populista llega al poder sin la colaboración, al menos, de una parte del establisment”, apuntó.

Pese a las advertencias, el populismo ha dejado de ocupar un puesto destacado en la agenda del hombre de Davos. La presentación de la encuesta de directivos de PwC el pasado lunes fue un buen ejemplo de cómo ha cambiado el ánimo de los ejecutivos en estos 12 meses. Mientras el populismo ocupó buena parte del debate del año pasado en torno a qué preocupa a los responsables empresariales y todos insistían en la necesidad de apostar por un crecimiento más inclusivo y hacer que la recuperación llegara a todos, la palabra desigualdad no se pronunció en ningún momento de la presentación por parte de su presidente global, Bob Moritz.

“Pero las raíces del problema siguen ahí. La creciente desigualdad que dio lugar a votos de protesta y a que los partidos con discursos más excluyentes ganaran apoyos siguen vigentes y no se le ha buscado ninguna solución”, advertía Timothy Hwang, consejero delegado de FiscalNote y antiguo colaborador de campaña de Barack Obama.

No es que en esta edición las instituciones no hayan puesto el acento en la necesidad de un crecimiento más inclusivo, que reduzca la brecha existente en términos de renta y nivel de vida. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el propio WEF y la ONG Oxfam han alertado de los riesgos que conlleva la desigualdad, aunque las recetas para combatirla difieran según el ponente. Pero no es algo a lo que el hombre de Davos, como representante de la élite global, esté prestando atención en este encuentro, a diferencia del nerviosismo con que lo abordaba en 2017.

Puede ser un error, en opinión del profesor Müller. “Ningún populista reconoce serlo pero todos se arrogan la representación y la voz del pueblo, apelando a políticas identitarias y excluyentes. Lo hemos visto en Turquía, en Hungría o en Polonia. Y deberíamos prestar atención a algunas de las medidas, no solo a la retórica de Donald Trump que siguen ese mismo camino. Cuando debilitas las instituciones independientes, como los jueces o la prensa, estás debilitando la democracia. El final de la prensa es el enemigo del pueblo”, alertaba

El vicepresidente belga, Alexander de Croo, fue más allá al alertar sobre las potencias extranjeras, en concreto el papel de Rusia, a la hora de alentar los populismos. “Lo vimos en el Brexit, lo estamos viendo en lo que está pasando en Cataluña o en Hungría, donde los poderes extranjeros están alentando la polarización. Es hora de dejar la ingenuidad en la geopolítica”, subrayó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

A. G. (ENVIADA ESPECIAL)
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_