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Esperando a que Hezbolá regrese de la guerra siria

El Ejército de Israel refuerza su alerta en la disputada frontera con Líbano

Juan Carlos Sanz
Zona militar israelí prohibida en las disputadas granjas de Sheba (en la frontera entre Líbano e Israel), el martes pasado
Zona militar israelí prohibida en las disputadas granjas de Sheba (en la frontera entre Líbano e Israel), el martes pasadoEDWARD KAPROV

Hay un silencio engañoso en las granjas de Sheba, las vaguadas y riscos en disputa entre Líbano e Israel desde hace 50 años. En un inusual recorrido por esta zona militar herméticamente sellada y sembrada de minas se atraviesan barreras electrónicas —vigiladas desde un centro de control en la base del valle—, se pasa junto a inquietantes carros de combate Merkava IV estacionados en un recodo, y se alcanza el promontorio desde el que partió el proyectil israelí que segó la vida del cabo español Francisco Javier Soria Toledo, desplegado en la fuerza de interposición de la ONU, el 28 de enero de 2015.

“Estamos en situación de alerta normal”, certifica el teniente coronel Moshe Dangor al volante de un jeep que serpentea por una pista forestal hacia los 1.200 metros de altitud escoltado por dos blindados. Es el vicecomandante de la Brigada 769 a cargo de este sector de una frontera rayano con los Altos del Golán que entra en erupción cada cierto tiempo. La última vez fue en 2006. La llamada Segunda Guerra de Líbano contra la milicia chií Hezbolá se cobró la vida de 1.300 libaneses y de 165 israelíes en 33 días de combates. Cuando callaron las armas se desplegaron en la frontera 10.800 cascos azules de 40 países, entre ellos 600 españoles.

“El último incidente grave se produjo hace dos años en esta misma curva”, señala el oficial una bifurcación que se abre entre rocas y arbustos. Un cohete anticarro mató a dos soldados e hirió a otros siete en una emboscada de Hezbolá. Una de las andanadas de represalia de la artillería israelí destrozó la torre de vigilancia en la que montaba guardia el cabo Soria. Desde lo alto del cerro se divisa, a un lado, la planicie libanesa y el pueblo de Marjayun, sede del contingente español de la ONU. Al otro, la aldea de Ghayar, con su caserío dividido en una broma de los mapas por una línea de demarcación internacional imaginaria.

Dangor explica que el Ejército trata de detectar los movimientos de los milicianos chiíes entre la población civil que deambula con naturalidad al otro lado de la frontera. La guerra civil en la vecina Siria, donde combate en las filas del régimen del presidente Bachar el Asad, ha concentrado desde 2011 toda la atención del Partido de Dios. El Estado Mayor es consciente de ya no se enfrenta a la guerrilla popular fundada en 1982 tras la invasión israelí de Líbano. Los 20.000 combatientes y 25.000 reservistas a las órdenes de Hasán Nasralá, líder de una organización que cuenta con más de 100.000 cohetes en sus arsenales, forman parte de una las fuerzas con mayor experiencia de combate en Oriente Próximo.

“No tenemos constancia de la presencia de guardas revolucionarios iraníes en esta frontera, como ocurre en la del Golán”, apostilla el teniente coronel Dangor mientras ordena a las patrullas la reanudación del entrenamiento con fuego real al término de la visita de este corresponsal. La prensa israelí informaba ayer de que el general Gadi Eisenkot se había ofrecido a “sumar fuerzas frente a Irán” en la primera entrevista concedida por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas israelí a un medio del mundo árabe. “Estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia y las informaciones procedentes de los servicios de inteligencia con los países árabes moderados”, declaró a la web saudí Elaph, con sede en Londres.

En el norte de Israel se desarrollaron hace dos meses las mayores maniobras militares en las dos últimas décadas. El ejercicio consistió en organizar la evacuación de 250.000 civiles bajo un diluvio de cohetes mientras se repelía la supuesta infiltración de comandos de Hezbolá. Aunque en la zona visitada por EL PAÍS el martes la situación era aparentemente tranquila, el Gobierno de Líbano ha denunciado ante la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) la excavación de trincheras defensivas en la disputada linde de las granjas de Sheba bajo control israelí.

Carros de combate israelíes desplegados en la frontera
Carros de combate israelíes desplegados en la fronteraEDWARD KAPROV

El ministro de Defensa, Avigdor Liberman, que ha visitado en los últimos días las fronteras de Líbano y el Golán, ha asegurado que las Fuerzas Armadas “están listas para afrontar cualquier escenario y no van a permitir que los chiíes se afiancen” en la región.

Expeditivo mensaje para Irán

A pesar de las advertencias lanzadas por el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu —insistiendo en que Líbano sufriría ahora una destrucción mucho mayor que en conflictos anteriores—, Israel se prepara para una eventual tercera guerra con su vecino del norte.

Arabia Saudí y Estados Unidos elevan también la alerta ante la amenaza de expansión regional de Irán y sus aliados. El anterior embajador de EE UU en Tel Aviv, Daniel Saphiro, analizaba recientemente en un artículo publicado en el diario Haaretz el “riesgo plausible de que los saudíes estén intentando crear en Líbano el contexto para hacer frente a Irán mediante una guerra entre Israel y Hezbolá”. En las páginas de EL PAÍS, el profesor de Estudios Árabes Ignacio Álvarez-Ossorio, también ha expresado su temor de que “el frágil Líbano haya sido elegido para lanzar un expeditivo mensaje a Irán”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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