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Las elecciones municipales examinan los dos años del Gobierno socialista portugués

El PS acusa a sus socios comunistas de falta de visión y de excesiva carga fiscal en los ayuntamientos que dirigen

António Costa, primer ministro de Portugal.
António Costa, primer ministro de Portugal.

El inicio de la campaña electoral para las municipales portuguesas del 1 de octubre es el primer examen ciudadano a dos años del Ejecutivo socialista, que gobierna en minoría. "Nuestro objetivo es ganar en todos los municipios donde nos presentamos”, anuncia Ana Catarina Mendes, secretaria general adjunta del PSP, partido que gobierna en 150 de los 309 municipios del país.

Las municipales también son un test para las dos fuerzas de izquierda que apoyan al Ejecutivo, el PCP y Bloco de Esquerda. Los líderes de ambos partidos ya anuncian a sus electores que la solución de Gobierno “no es repetible”, según Catarina Martins, líder del Bloco, o “difícilmente se repetiría”, según Jerónimo de Sousa, líder del PCP.

Hace dos años, la coalición conservadora gobernante ganaba las elecciones legislativas con seis puntos de ventaja sobre el PS de António Costa. Lo que en un primer momento fue un gran fracaso de Costa, semanas después se convirtió en un Gobierno inédito de todas las izquierdas (Bloco de Esquerda y PCP) bajo el liderazgo del político socialista.

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Dos años después, las encuestas señalan el buen momento del partido en el Gobierno con una intención de voto del 40,3%, ocho puntos más que en las elecciones de 2015; a sus socios, sin embargo, no les va tan bien, el Bloco ha perdido casi dos puntos (10,2% en las elecciones por el 8,4% en el sondeo de septiembre) y el PCP algo menos de uno (de 8,2% al 7,3%).

Sin embargo, los casi dos años de Gobierno parecen pasar más factura a la oposición conservadora que al Ejecutivo socialista. En las elecciones, la coalición del Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático Social (CDS) obtuvieron el 38,5% de los votos y hoy la intención de voto conjunta es de tres puntos menos.

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Las municipales del 1 de octubre son el primer test a esa coalición de izquierdas inédita en la historia del país. Aunque en las elecciones locales pesa mucho la personalidad del candidato se podrán sacar algunas conclusiones como, por ejemplo, la hegemonía de la izquierda a la izquierda del PS. En las tres últimas citas en las urnas —europeas, legislativas y presidenciales—, el Bloco se impuso claramente al PC. No se espera que le desbanque en las municipales, pero sí que el Bloco aumente considerablemente su representación. En 2013, el PC consiguió el 11% de los votos por apenas el 2,4% el Bloco de Esquerda, 34 alcaldes contra ninguno.

Las encuestas señalan el buen momento del partido en el Gobierno con una intención de voto del 40,3%, ocho puntos más que en las elecciones de 2015

En un mitin de precampaña del PC, su líder, Jerónimo de Sousa, anunció que el objetivo era mantener y reforzar los votos”, para ello dirigió sus dardos contra el Gobierno que apoya: “Estamos en condiciones de asumir soluciones gubernativas para realizar una política diferente, patriótica y de izquierda, que no es la que hay ahora”, dijo el veterano dirigente comunista.

Lisboa centra la batalla de los grandes partidos. El anterior alcalde, hoy primer ministro, António Costa, dejó un listón imposible en 2013, con el 52,5% de los votos. Según un primer sondeo, su sucesor, António Medina, puede obtener el 41%, lejos de la mayoría, lo que obligaría a acuerdos. “Tenemos las manos libres para pactar con cualquier fuerza, a derecha o izquierda”, dice Catarina Mendes. “En la actualidad, de hecho, es el PC quien ha pactado con el Partido Social Demócrata en varios municipios”.

El PS se encuentra en la encrucijada de cómo criticar en campaña a sus socios parlamentarios comunistas, que poseen buena parte de los ayuntamientos del cinturón industrial de Lisboa, aparte del Alentejo. Precisamente, Mendes se presenta a la alcaldía de Almada, el municipio frente a Lisboa, al otro lado del río, una ciudad dormitorio donde los lisboetas se están refugiando para huir de la subida de precios de la vivienda. En su primer mitin, Mendes acusó al PC de falta de visión de futuro y de ambición, y prometer bajar la carga fiscal. “El PC practica en los municipios una política fiscal que no beneficia ni a las familias ni a las empresas”.

Según Catarina Mendes, su partido se presenta ante el electorado como un garante de la estabilidad y de la paz social después de los años de la troika y del Gobierno de centro derecha: "En dos años de nuestro Gobierno, los ciudadanos han recuperado la confianza y la autoestima y hemos hecho un país mejor. Lo cogimos con el 12,5% de paro y estamos en el 9,1%. Ahora nuestro pacto de Gobierno se estudia en Harvard".

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