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Trump firma el veto a los transgénero en el Ejército

El presidente deja en manos del Pentágono la continuidad de los ya enrolados

Amanda Mars
Una protesta en Nueva York  contra el veto a los transgénero en el Ejército que Donald Trump anunció el 26 de julio.
Una protesta en Nueva York contra el veto a los transgénero en el Ejército que Donald Trump anunció el 26 de julio.JEWEL SAMAD (AFP)

Lo anunció en julio en su cuenta de Twitter y este viernes lo confirmó. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el memorándum en el que prohíbe al departamento de Defensa el reclutar a personas transgénero, si bien deja en manos del Pentágono la continuidad o no de los que ya están sirviendo a Estados Unidos. La medida, con efecto a 23 de marzo de 2018, también implica que el Ejército no costeará ninguna operación de cambio de sexo salvo aquellas imprescindibles -por motivos de salud- para aquellos que ya hayan comenzado un tratado hormonal.

"En mi opinión, la Administración anterior falló a la hora de justificar, con base suficiente, que cambiar la política del Departamento de Defensa no iba a entorpecer la efectividad militar y su capacidad letal, dificultar la cohesión o gravar los recursos militares", señala el presidente en su carta al jefe del Pentágono, Jim Mattis.

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La decisión es un mazazo para este colectivo, el eslabón más débil de la comunidad LGTB, que con la Administración de Barack Obama vio posible el cambio de sexo cuando ya formaban parte del Ejército y podrían seguir en él reconociéndose abiertamente como transgénero. En junio de 2016 el anterior Gobierno americano adoptó esa decisión y fijó para el 1 de julio de 2017 el verdadero gran cambio: las personas transgénero iban a poder enrolarse.

Ya no será así. La primera señal de alarma llegó días antes de esa fecha, cuando se empezó a rumorear que el Pentágono aplazaría la medida un semestre para ganar tiempo de adaptación. La demora se confirmó aquel esperado día y unas semanas después Trump soltó la bomba.

"Después de consultar con mis generales y expertos militares, el Gobierno de Estados Unidos no aceptará ni permitirá individuos transgénero en el Ejército. Nuestros militares deben estar centrados en la victoria y no pueden cargar con los tremendos costes médicos y la alteración que los transgéneros supondrán en el Ejército”, escribió el 26 de julio en la red social. Estas consideraciones contradecían el informe independiente en el que se basó el Gobierno de Obama para apostar por la integración y que reducían a cifras irrisorias el coste de los tratamientos.

Aquellas palabras de Trump, que no había ordenado aún nada en firme al Pentágono, dejaban en una situación incierta a los aproximadamente 13.000 militares transgénero que ya sirven a Estados Unidos, según los datos que maneja  la Asociación de Médicos de Estados Unidos (JAMA, en sus siglas en inglés), si bien otras organizaciones reducen la cifra a menos de la mitad. Su futuro, en cualquier caso, queda ahora en mano del jefe del Pentágono, Jim Mattis, que tiene una plazo de seis meses para elaborar un plan que implemente la directiva de Trump.

En su memorándum, Trump dice que "ninguna acción debe tomarse contra los individuos" transgénero que ya están en el Ejército hasta que el Pentágono tome una decisión sobre ellos. Fuentes de la Administración citadas por Associated Press señalaron que Mattis tendrá en cuenta diferentes factores para tomar su decisión, como la efectividad del Ejército, las limitaciones presupuestarias o la cohesión.

La decisión devuelve a Estados Unidos a la época del Don't ask, don't tell (en español, "no preguntes, no lo cuentes), aquella en la que los militares homosexuales se enrolaban mintiendo sobre su orientación y su presencia era un secreto a voces, pero se les consentía con tal de que vivieran su condición encerrados en el armario. Las voces más conservadores de la Casa Blanca han ganado esta mano a costa de los derechos del colectivo más discriminado dentro d ela comunidad LGTB.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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