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Germán Vargas Lleras, el hombre de las casas gratis en Colombia

El ex vicepresidente se perfila como uno de los candidatos más fuertes en la contienda electoral para las presidenciales del próximo año

Sally Palomino
Germán Vargas Lleras en la inauguración de una obra pública.
Germán Vargas Lleras en la inauguración de una obra pública. Vicepresidencia de Colombia.

Germán Vargas Lleras (Bogotá, 1962) dio su primer discurso cuando tenía seis años. En diciembre de 1968 ante la mirada de su abuelo, el entonces presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, el pequeño Vargas Lleras se paró sobre una mesa del salón principal del Palacio de San Carlos (sede presidencial durante ese mandato). Fue el centro de atención, por encima de los políticos que asistían al evento. Su imagen ha estado ligada al poder de Colombia por su abuelo, pero también porque desde los 19 años inició su carrera pública. Fue elegido por tres periodos consecutivos concejal de Bogotá y no tardó mucho tiempo para llegar a ocupar una curul en el Congreso. Fue senador tres veces. Desde 1998 hasta el año 2008, Vargas Lleras fue uno de los parlamentarios a los que no se les podía perder la pista. Siempre que hablaba había noticia.

Muchos recuerdan que en el año 2001 se enfrentó con el entonces mandatario de los colombianos, Andrés Pastrana. Vargas Lleras denunció que la zona de distención, aprobada por Pastrana para los diálogos con las FARC, se había convertido en un terreno con evidente aumento de cultivos ilícitos y en donde la guerrilla hacía lo que quería. Un año más tarde, Vargas Lleras era víctima de un atentado. Una bomba oculta en una agenda explotó en sus manos. Perdió dos dedos y medio y sufrió graves quemaduras. Vargas Lleras no lideraba temas fáciles. Era el encargado de tramitar una ley que restablecía la extradición, tenía una posición crítica sobre la zona para los diálogos con la guerrilla y tuvo que cargar con la reglamentación de las leyes de extinción de dominio. Su vida corría peligro y otro atentado se lo recordaría en octubre del 2005, cuando un artefacto detonó, esta vez cerca a la emisora Caracol Radio, en donde participaba en un debate. Vargas Lleras resultó ileso, pero varios de sus escoltas fueron afectados. En ninguno de los dos hechos se ha señalado a los responsables.

Es uno de los personajes más custodiados del país y, tal vez, el que mayor número de cargos de tanta importancia ha ostentado. Después de renunciar en el 2008 al Senado para alistarse a su primera candidatura presidencial, en donde logró la tercera más alta votación, ha sido ministro del Interior y Justicia, también fue el encargado de la cartera de Vivienda, director de la Fundación Buen Gobierno y vicepresidente de la República, en donde además asumió funciones como encargado de los ministerios de transporte y vivienda. Allí consiguió un millonario presupuesto y la llave para inaugurar decenas de obras públicas y ser la cara de la entrega de viviendas gratis más ambiciosa que ha tenido el país (‘Las 100.000 casas gratis de Vargas Lleras’ se llamó el proyecto).

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Vargas Lleras recorrió Colombia de extremo a extremo durante su vicepresidencia (2014-2017). Tenía la labor de hacer realidad el sueño de miles de colombianos que desean tener techo propio. Un papel que, sin embargo, no tuvo el efecto que se creería en su popularidad. Según la reciente encuesta Gallup, la imagen favorable de Vargas Lleras pasó de 61% a 40%, mientras su desfavorabilidad aumentó de 24% a 44%. Esto, sin embargo, no le ha impedido obtener un importante caudal electoral.

Con su candidatura a la presidencia en el año 2010, el país vio su capacidad para conseguir votos. Sorprendió porque, aunque las encuestas no lo favorecían, estuvo tan solo por debajo de Juan Manuel Santos y Antanas Mockus. Detrás de él quedaron rezagados Gustavo Petro, Noemí Sanín y Rafael Pardo, políticos con importantes trayectorias en la política colombiana. En el 2014, el presidente Santos anunció su reelección con Vargas Lleras como su fórmula. En la segunda vuelta resultaron elegidos y desde entonces han sido una dupla que no ha estado lejos de la polémica. Vargas Lleras no ha temido desafiar algunas posturas del Gobierno. El proceso de paz y la reforma tributaria fueron dos temas que en los últimos meses mostraron a un vicepresidente incómodo con las decisiones del Ejecutivo.

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Los últimos días de Vargas Lleras como segundo del Gobierno estuvieron marcados por el trato que da a sus subalternos. Algunos vídeos de sus giras por las regiones lo muestran con actitudes poco cordiales. Unas imágenes en las que aparecía golpeando a uno de sus escoltas pusieron su nombre el centro del debate, del que se supo salir sin que su cargo se pusiera en duda. Hasta en el último viaje dentro su gestión como viceministro bromeó con el episodio del guardaespaldas. Para Vargas Lleras no dejó de ser una anécdota más.

Cuando su salida de la vicepresidencia se confirmó, en enero pasado, de inmediato se habló de sus pretensiones a partir de marzo, la fecha marcada para su despedida. Su nombre suena como uno de los candidatos fuertes para disputarse la Presidencia en el 2018. Sale del Gobierno y, aunque aún no se ha atrevido a admitirlo, empieza su camino con destino a ser el nuevo huésped de la casa presidencial, el lugar en el que a los seis años ya era el centro de atención cuando se paraba encima de las mesas.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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