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Una iniciativa popular amenaza la construcción en Los Ángeles

Autoridades, empresas y sindicatos se movilizan para frenar en las elecciones de este martes una propuesta contra los grandes edificios

Pablo Ximénez de Sandoval

El alcalde tiene la reelección prácticamente en el bolsillo, la mayoría de los concejales repiten mandato y no tendrán problemas para conservar su puesto, el fiscal y el tesorero no tienen competencia en la papeleta, y sin embargo la ciudad de Los Ángeles lleva semanas bombardeada con publicidad electoral. No es sobre los candidatos. Es sobre una iniciativa popular que, dentro del extremo sistema de democracia directa californiano, amenaza con estrangular la construcción en la ciudad.

Un cartel pidiendo el 'no' a la Medida S, en un edificio del centro de Los Ángeles.
Un cartel pidiendo el 'no' a la Medida S, en un edificio del centro de Los Ángeles.REUTERS

Bajo el nombre de Medida S, una iniciativa popular propone una moratoria de dos años en construcciones que cambien el plan de ordenación urbana de la ciudad o que supongan un aumento de población significativo en un barrio. Según sus proponentes, esto pondrá freno a la construcción desmesurada que está cambiando el aspecto suburbial de Los Ángeles. Según sus críticos, supone un golpe económico para la ciudad en pleno boom de la construcción.

Esos críticos son una coalición de fuerzas sorprendente. El gobernador, el alcalde, el Partido Demócrata, el Partido republicano, los sindicatos, la policía, los bomberos, los principales periódicos, la patronal, la Cámara de Comercio, sindicatos, la Cámara de Comercio Latina, asociaciones LGTB, asociaciones vecinales de todos los barrios, Eli Broad…

El alcalde sale en televisión no para pedir el voto para él, sino para pedir que se vote contra la medida. El periódico más poderoso de California, Los Angeles Times, no ahorra dramatismo en sus editoriales pidiendo el no a la Medida S. “Un corte de mangas infantil al Ayuntamiento”, la calificó en el último editorial al respecto. La medida “bloquearía la construcción de viviendas, de mercado y protegidas, que son muy necesarias”.

Al tiempo que está lleno de grúas y creciendo en vertical, Los Ángeles sufre una grave crisis de espacio. Es una ciudad construida en uno o dos pisos en la que no hay sitio para nadie. Según el propio Ayuntamiento, es la ciudad donde es más caro vivir en Estados Unidos de acuerdo a la renta media de sus habitantes (en términos absolutos son más caras Nueva York, San Francisco o Washington DC). Los que quieren frenar la Medida S dicen que el freno a la construcción afectará a edificios de apartamentos muy necesarios para aliviar el mercado, además de tener un impacto directo en el empleo.

Detrás de la Medida S está un hombre llamado Michael Weinstein, presidente de la AIDS Healthcare Foundation. El origen de la idea, según sus críticos, fue que la ciudad permitió construir un edificio delante del edificio que ocupa Weinstein y el empresario decidió que la construcción estaba fuera de control. Tiene el apoyo de asociaciones de vecinos y de un exalcalde.

La campaña ha sido intensa. Grandes carteles de Yes on S! Se pueden ver por toda la ciudad. Los dos bandos han comprado mucho tiempo en televisión. Los proponentes hicieron una campaña de buzoneo en la que dejaban órdenes de desahucio falsas para concienciar a los vecinos de lo que hacen los grandes constructores cuando desembarcan en un barrio. La campaña se ha gastado 4,5 millones de dólares, de ellos 3,9 del bolsillo de Weinstein. Del otro lado se han gastado 2,6 millones contra la propuesta.

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El nerviosismo es evidente ante una medida cuyo impacto económico se calcula en millones pero nadie sabe hasta dónde puede llegar. Una vez en la papeleta, puede pasar cualquier cosa. Otro de los desafíos a los que se enfrenta la coalición contra la Medida S es la baja participación crónica de las elecciones locales de Los Ángeles, muy diferentes de las presidenciales. En las elecciones de mayo de 2014, el condado de Los Ángeles batió el récord de baja participación electoral: 25.2%. Solo uno de cada cuatro angelinos con derecho a voto se presentó. La falta de interés incluso dio origen a una especie de concurso de idas para ver cómo se podía aumentar la participación.

Las elecciones de este martes son igual o menos interesantes que las de 2014 en lo que se refiere a los políticos. Se votan primarias a los puestos municipales. Los dos que sacan más votos sin superar el 50% van a la elección de mayo. Pero el golpe de la Medida S puede tener mucho más impacto que un cambio de alcalde.

Siguiendo la tendencia de 2016, este puede ser el primer ejemplo de 2017 en el que una idea minoritaria y arriesgada se pone en una papeleta, empieza a generar debate, y termina ganando por sorpresa.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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