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Atentado terrorista
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un día triste para Europa

Debemos recordar nuestros valores, la esencia de lo que somos como proyecto político

El Ejército bloquea una calle en Bruselas.
El Ejército bloquea una calle en Bruselas.PHILIPPE HUGUEN (AFP)

Hoy nos hemos vuelto a levantar con otra noticia triste para Europa, el atentado de Bruselas ha sembrado de nuevo de horror las imágenes de los medios de comunicación. A lo largo del día las redes sociales, mostrando su mejor uso, se han convertido en un intercambio febril de mensajes de búsqueda y alivio o de inquietud y pesar. Desde todos los rincones de Europa hoy miramos a Bruselas no como una capital más en el mapa de nuestra geografía política, sino como el centro de un proyecto, de una esperanza y por qué no decirlo, de un sueño. Sí, en Bruselas se encuentran las instituciones europeas pero no es por ello por lo que hoy los ciudadanos europeos estamos pendientes de las últimas noticias como si nos fueran a revelar un dato esencial de nuestro propio paradero, sino porque Bruselas es el centro de un intercambio humano, destino obligado de estancias o de encuentros, de amistades labradas a través de un proceso que nos ha descubierto que somos algo más que los límites de nuestras fronteras nacionales. Bruselas hoy son nuestros amigos alemanes, italianos, polacos…que hemos encontrado en este proceso de hacer Europa.

En este día tan triste debemos también recordar los valores que nos hacen europeos, la esencia de lo que somos como proyecto político o como sueño de la historia. Europa nació para mostrar que era posible revertir un destino que nos condenaba a la guerra y a cambio nos dimos leyes, principios y valores y al mundo la idea de que habíamos nacido para exportar paz y bienestar. Hoy que Europa contempla su periferia sembrada de guerras y conflictos, que en sus fronteras se agolpan ignominiosamente las víctimas de los mismos bárbaros que han atentado contra el corazón mismo de Europa, que en su interior brotan y se reproducen mensajes de odio, hoy, deberíamos preguntarnos honestamente si estamos haciendo todo lo que un día nos prometimos hacer cuando nos dimos vida a nosotros mismos. La única manera de luchar contra el odio es ser lo mejor que somos.

Raquel Montes Torralba es analista de política europea

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