Un palestino mata a tiros a un soldado y deja heridos a 11 israelíes
El atacante cae por disparos de los militares. Un eritreo muere tras ser herido por un guardia de seguridad y recibir golpes y patadas al ser confundido con otro terrorista
Un palestino de 19 años armado con una pistola y un cuchillo irrumpió anoche en la estación de autobuses de Beer Sheva, en el sur de Israel, donde mató a un soldado y causó heridas a otros 11 israelíes, en su mayoría policías y militares que se encontraban en el vestíbulo de la terminal de transportes de la localidad. El agresor, beduino y con ciudadanía israelí, fue abatido a tiros por las fuerzas de seguridad. Un guarda de la estación disparó por error e hirió de gravedad a un eritreo, al que confundió con otro atacante. Cuando yacía en el suelo, varias personas le golpearon, patearon y escupieron al creer que era el agresor. Mientras era evacuado a una ambulancia, una multitud intentó impedir su salida entre gritos de “¡Muerte a los árabes!”. El inmigrante africano, de 26 años, murió en el hospital.
En uno de los incidentes más graves desde que se inició el pasado día 1 una escalada de violencia en Israel y Palestina, el atacante de Beer Sheva sorteó los controles de seguridad de la estación de autobuses y mató a un soldado, al que arrebató su fusil de asalto.
El agresor utilizó después el arma de guerra para abrir fuego contra otros miembros de las fuerzas de seguridad. Se trata del segundo caso en el que se han utilizado armas de fuego contra israelíes durante la actual ola de violencia, tras el atentado contra un autobús perpetrado en Jerusalén Este, el pasado día 13.
En lo que va de mes han muerto 42 palestinos, la mitad de ellos atacantes abatidos a tiros por agentes de seguridad, y ocho israelíes.
Muro de separación
El Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu ha dado una nueva vuelta de tuerca al dispositivo de seguridad al empezar a erigir ayer un muro de separación entre el barrio árabe de Jabel Mukabar, en Jerusalén Este, y los distritos judíos colindantes. El muro de piezas prefabricadas de cemento de unos 10 metros de altura recuerda a los instalados desde el fin de la segunda Intifada (2000-2005) en torno a Cisjordania. Las autoridades israelíes aseguran que se trata de una separación provisional en la zona de donde procedían los dos jóvenes que atentaron el pasado martes contra un autobús en Jerusalén Este, con un resultado de dos muertos y una decena de heridos.
La policía ha colocado desde el pasado miércoles bloques de hormigón en los principales accesos a los distritos palestinos de la Ciudad Santa y ha instalado puestos de control. Más de las tres cuartas partes de los agresores palestinos proceden de Jerusalén Este.
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