Bruselas se blinda para recibir a Obama
La policía belga y el Servicio Secreto de EE UU peinan 320 kilómetros de alcantarillado en busca de explosivos
La primera visita del presidente de EE UU, Barack Obama, a Bruselas ha provocado un incremento de las medidas de seguridad sin precedentes cercanos en una ciudad ya de por sí acostumbrada a recibir a mandatarios internacionales. En los últimos días, la policía belga y el Servicio Secreto estadounidense han peinado 320 kilómetros de alcantarillas en busca de explosivos. El férreo dispositivo de seguridad se ha extremado aún más después de que la policía hallara un paquete sospechoso —una mochila— en un autobús público a tres kilómetros de la sede de la OTAN, al norte de la ciudad. La agenda de Obama incluye sendas visitas a la sede del Consejo Europeo y al cuartel general de la organización militar.
El avión presidencial, el Air Force One, aterrizó a las 21.20 del martes en el mayor aeropuerto de Bélgica, Zaventem, procedente de La Haya y en medio de un importante despliegue policial. Las autoridades cerraron el espacio aéreo media hora antes y después de que la aeronave tocara tierra, lo que ocasionó pequeños retrasos en los vuelos que partían o llegaban al aeropuerto.
Según informaba el diario belga Le Soir en su edición del martes, allí le esperaba una flota de diez vehículos previamente transportados por su equipo de seguridad, entre ellos una ambulancia equipada con un quirófano. Como en todos sus desplazamientos, Obama emplea en Bruselas su Cadillac oficial apodado “La Bestia” por su capacidad de resistir disparos de armas de fuego, misiles y ataques químicos. Hasta cuatro helicópteros del Ejército y de la policía sobrevolaron las calles por las que transitaba la comitiva presidencial.
Pese a tratarse de una ciudad acostumbrada a los fastos oficiales, varias calles del barrio europeo de Bruselas, incluida la Rue de la Loi —una de las principales avenidas de la ciudad—, fueron cortadas al tráfico rodado y, por momentos, al paso de los viandantes. Aunque las autoridades locales sostienen haber informado previamente a los vecinos, las quejas de los residentes se sucedieron el martes por la noche y a lo largo del día este miércoles al no poder acceder a sus viviendas. “No podemos hacer vida normal”, se quejaba una vecina de Maalbeek, al este de la capital belga. Las medidas de seguridad también se han incrementado en Ixelles, el barrio en el que se localiza el hotel en el que se aloja el presidente de EE UU. En los aledaños del establecimiento —The Hotel— unas 300 personas aguardaban el martes por la noche con la esperanza de ver a Barack Obama.
El coste de la operación, que aún no ha sido revelado, correrá en primera instancia a cargo del Estado belga, aunque una portavoz del Ministerio del Interior confirmó que su departamento trataría de que fueran sufragados “de manera conjunta”. El Air Force One del presidente de EE UU partirá este miércoles por la noche al Vaticano, la última etapa de Obama en su gira europea. Allí será recibido este jueves por el papa Francisco.
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