Unas tensas elecciones en Georgia ponen a prueba la estabilidad del Cáucaso
El Gobierno acusa a Bidzina Ivanishvili de actuar al servicio de Moscú La campaña está marcadas por la difusión de un vídeo de abusos en las prisiones
Georgia celebra este lunes 1 de octubre unas importantes elecciones legislativas que, por primera vez desde 2004, amenazan el poder del presidente Mijaíl Saakashvili, de 44 años, y de su partido, el Movimiento Nacional Unido (MNU). El desafío llega liderado por el multimillonario y coleccionista de arte Bidzina Ivanishvili, de 56 años, y su coalición de fuerzas denominada El Sueño Georgiano. Los comicios, que se celebran en un ambiente de tensión, pondrán a prueba la madurez y el arraigo de la democracia en ese país caucásico poblado por 4,5 millones de habitantes.
Las dos últimas semanas de la campaña han estado marcadas por unas escandalosas imágenes de vídeo en las que se ve cómo funcionarios de prisiones pegan, maltratan y abusan de los detenidos. Las imágenes, proyectadas el 18 de septiembre por dos canales de televisión (uno de ellos perteneciente a Ivanishvili) han conmovido a toda Georgia y podrían influir en el resultado electoral, que hasta agosto parecía favorable a las fuerzas del presidente. Un sondeo del norteamericano National Democratic Institute pronosticaba un 37% para el MNU, un 12% para El Sueño Georgiano, y un 43% de indecisos.
Las autoridades, reaccionando con celeridad, ante los vídeos de las torturas, que fueron filmados en 2011 y difundidos tan sólo en vísperas de las elecciones. Dos ministros han sido destituidos y decenas de funcionarios, cesados. El ex defensor del pueblo de Georgia, Georgui Tugushi, nombrado nuevo ministro de instituciones penitenciarias, ha reconocido que no le hacían caso cuando denunciaba los malos tratos en las prisiones. “El problema es que el sistema no corregía los errores, sino que los escondía”, ha dicho Tugushi al diario ruso Kommersant. Y ha explicado que la prioridad de las autoridades había sido la reforma de la policía. Por su parte, la ex defensora del pueblo adjunta, Sofía Jorguani, ha manifestado que las autoridades preferían concentrarse en obras de infraestructura. “No estoy dispuesta a pagar este precio por las carreteras y la iluminación y ahora veo que la sociedad tampoco está dispuesta”, manifestó Jorguani.
Saakashvili, un jurista formado en EE UU, llegó al poder en el otoño de 2004, como resultado de la llamada Revolución de las Rosas, que acabó con la presidencia del veterano Eduard Shevardnadze, el exministro de Exteriores de la URSS. La acelerada política proatlantista del impulsivo Saakashvili le creó fricciones con Rusia. Estas fricciones se convirtieron en hostilidad abierta en 2008, cuando rusos y georgianos se enfrentaron en territorio de Osetia del Sur, una región autónoma de Georgia que se había autoproclamado independiente durante la desintegración de la URSS. En agosto de 2008, Saakashvili intentó someter a Osetia del Sur y fue repelido por el Ejército ruso. Después, Rusia reconoció como países independientes a Osetia del Sur y también a Abjazia, otro territorio que había repelido a las tropas georgianas a principios de la década de los noventa del pasado siglo.
La oposición considera a Saakashvili como el responsable de una mal preparada y apresurada acción que, además de vidas humanas, costó la pérdida de una quinta parte del país. Los dirigentes rusos consideran a Saakashvili como persona “non grata” y se niegan a mantener cualquier tipo de diálogo con él. Un cambio de rostro al frente de Georgia abriría un nuevo proceso y la posibilidad de un diálogo con Rusia, que en el pasado fue el principal socio comercial de Georgia. Saakashvili no podrá competir en las elecciones presidenciales de 2013, pero la victoria de su partido es vital para poder mantener su influencia política.
Ivanishvili, un ingeniero de formación, comenzó sus negocios vendiendo ordenadores e hizo su fortuna en Rusia, donde creó un banco en 1990 y un holding (Metaloinvest) en 1997 para dirigir sus activos industriales en el sector metalúrgico, así como sus propiedades inmobiliarias. En 2004, coincidiendo con la Revolución de las Rosas, Ivanishvili se trasladó Georgia y durante dos años y medio, según ha declarado, estuvo pagando el sueldo de los funcionarios de la administración de Saakashvili. La revista Forbes estima el monto de la fortuna de Ivanishvili en 6.400 millones de dólares. El millonario dice haberse pasado a la oposición en 2007 tras ver cómo la policía reprimía una manifestación en Tbilisi y decidió competir directamente en política en otoño de 2011. Desde entonces, asegura haber vendido todos sus negocios en Rusia por 1.700 millones de dólares, un precio inferior al de coste, según ha subrayado.
En una gran manifestación celebrada el sábado en Tbilisi, Ivanishvili manifestó que a Saakashvili sólo le quedaban horas de permanencia en el poder. El régimen ha acusado a Ivanishvili de ser un instrumento de Rusia e intentó impedir que el multimillonario se presentara a las elecciones, llegando incluso a desposeerlo temporalmente de su nacionalidad georgiana. Ivanishvili ha invertido en relaciones públicas para crear una imagen positiva de si mismo en Occidente.
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