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Trabajar cansa
Columna
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Savater, despidos y despedidas

Este oficio ya es bastante difícil y España ya está bastante exaltada como para contribuir a todo ese rollo maléfico de conspiraciones, buenos y malos

Fernando Savater
Fernando Savater, en su domicilio madrileño, el 2 de octubre de 2019.Alvaro Garcia
Íñigo Domínguez

Este periódico ha despedido a Fernando Savater, y me da pena, pero también hay cosas que me molestan. Escribo por alusiones, como empleado del diario, y no me apetece nada escribir de cosas del trabajo, casi menos que trabajar, pero sigo un consejo, simple pero nada fácil de seguir, que me dio otro grande, Carlos Boyero, sobre cómo escribir columnas: “No te cortes”. Así que lo diré: creo que Savater ha sido injusto y poco elegante, y quienes le hemos leído siempre no estamos acostumbrados a eso con él, sino a lo contrario. Lectores y compañeros merecíamos otra despedida. Él sabe, y no lo ha aclarado bien, que podía haber estado diciendo aquí lo que pensaba hasta jubilarse, como Vargas Llosa, que agradeció haber podido escribir siempre lo que le dio la gana. Pero no sé quién espera poner a parir en público repetidamente a la empresa donde trabaja y que no tenga consecuencias. Como un futbolista que se queje en cada partido de que todos en su equipo son malísimos menos él y de que el club es una mierda. Simplemente, no es cierto que fuera el único que critica al Gobierno, aquí lo hace más gente, del presidente de honor para abajo. También sabe, y no lo dice, que este diario es plural. Luego está la línea editorial, que te gustará más o menos, pero es legítima, argumentada y respetable, salvo que seas un profeta del apocalipsis, claro. En todo caso, la opinión es una pequeña parte del diario, la más importante es la información, y reducir el trabajo de sus periodistas a una caricatura es un insulto a la inteligencia, porque todos trabajan sin pensar ni un minuto al día en la línea editorial, sino en dar noticias, y defienden con uñas y dientes su independencia, aunque a Savater quizá no siempre y con todos los gobiernos le ha interesado ni preocupado. Si quiere tomamos un txakolí y le cuento. Este oficio ya es bastante difícil y España ya está bastante exaltada como para contribuir a todo ese rollo maléfico de conspiraciones, buenos y malos, y que aquí somos todos unos vendidos y que esto es una dictadura y cosas que es imposible que se crea alguien inteligente como él.

Luego hacen mucha gracia los paladines de la libertad que le hacen la pelota. A Enric González le dijeron en El Mundo en 2018: “A partir de ahora, España y toros”. Se fue. El Mundo, por cierto, ha despedido a Jaime Peñafiel, e imagino que algunos de sus periodistas estarán temblando: ahora te echan por difundir bulos delirantes y conspirativos. Otros estarán encantados, en todas las redacciones hay de todo. En 2018, el jefe de opinión de ABC replicó, en el día, a una columna de David Gistau enviada a primera hora de la tarde sobre la libertad de expresión, por una obra de ARCO sobre independentistas catalanes. Gistau luego también se fue. No sé si Savater irá ahora a un diario de derechas, si es así va a flipar, en la mayoría todos piensan igual. Salvo excepciones, hay días que no distingues los columnistas si no miras la firma. España es el único gran país europeo sin un diario nacional de derechas serio y sensato de referencia, hace años que lo echamos de menos. En cambio, si pese a sus naturales defectos no existiera este diario, imagínenlo, esto sería una república bananera informativa y Savater sería el primero en querer inventarlo, aunque solo fuera para poder despotricar de él. Lo bueno es que en un diario loco de derechas tendrá un vasto campo para ir a contracorriente, como le gusta, y será un placer verle desenmascarar sus trolas, y lo que callan, y ya si les dice en público lo malos que son será digno de verse cómo le aplaudirán. Estoy deseando leerle, como siempre.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.
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