_
_
_
_
_

“Fui adicto a la cocaína, perdí mi casa y no tenía dinero”: Kevin Rowland y las mil vidas del grupo que tuvo un solo éxito

La banda inglesa Dexys Midnight Runners es mucho más que su incontestable y eterno éxito ‘Come On Eileen’. Desafortunadamente, en su momento nadie pareció darse cuenta. Entrevistamos a su fundador en vísperas de su único concierto en España de este año

Kevin Rowland
Kevin Rowland (de verde), con el resto de los Dexys actuales.

Después de un éxito legendario, incontables cambios de formación, separaciones casi siempre definitivas, adicciones varias y quiebras económicas, es casi un milagro que la banda Dexys Midnight Runners (ahora, oficialmente solo Dexys) sigan publicando discos y actuando en directo. Pero ahí sigue Kevin Rowland (Wolverhampton, Reino Unido, 70 años), su atribulado líder, colosal cantante y principal compositor, dando guerra a los 70 años como último baluarte del grupo inglés (aunque, para ser exactos, respecto a la formación original también permanece en la banda el trombonista Jim Paterson).

Formados en Birmingham en 1978, Dexys Midnight Runners fueron el combo más northern soul de su quinta, aun renegando del northern soul. Ellos se autodefinieron como celtic soul, término quizá más preciso (sobre todo para su euforizante hit de 1982 Come On Eileen), pero que tampoco consigue abarcar el sonido de sus últimos discos. Dejémoslo en soul pop mayúsculo. El que va de su debut Searching For The Young Soul Rebels (1980) a su cuarto elepé, One Day I’m Going To Soar (2012), su última obra maestra.

Tras el álbum de versiones Let The Record Show: Dexys Do Irish And Country Soul (2016), hace pocos meses vio la luz su sexto disco de canciones originales de estudio, The Feminine Divine (2023), donde Rowland se atreve a deconstruir su masculinidad (muy a su manera, también es verdad) y que presentan este miércoles 18 de octubre en Madrid (Teatro Barceló). Es su única fecha en España y una de las escasas ocasiones de verlos en directo, tras la cancelación de parte de su gira europea y de todo su tour norteamericano. “Siempre he sentido mucha ansiedad a la hora de actuar en vivo, pero he aprendido a relajarme”, reconoce Rowland a través de videollamada desde su casa en el barrio londinense de Hackney. “Me encanta cuando las giras salen bien, pero tengo muchos nervios antes de cada show”.

Han pasado 7 años sin nuevo disco y 11 sin nuevas canciones. ¿Por qué tanto tiempo? En 2012 grabamos nuestro álbum de regreso, One Day I’m Going To Soar, en el que empezamos a trabajar en 2009. Desde entonces hasta 2016 estuvimos muy ocupados y dimos bastantes conciertos. Pero en 2017, si lo miro con perspectiva, creo que me quemé. Estuvimos negociando con una multinacional y me sentía exhausto. No tenía entusiasmo ni nuevas ideas. Solo me sentía cansado. Así que tuve que solucionar ese problema. Alrededor de 2021, pensé: “Vale, creo que ahora ya puedo componer algo”.

Dexys Midnight Runners, en su primera etapa.
Dexys Midnight Runners, en su primera etapa.Getty

¿The Feminine Divine es una carta de amor a las mujeres, un mensaje de disculpa hacia ellas o ambos? Es un montón de cosas. Esas cuestiones están ahí, pero es más que eso. Es la historia de un hombre que, en la primera canción, es todo un machito, pero que en el segundo tema se da cuenta de que ese no es realmente él. En el tercero y cuarto empieza a cambiar y en el quinto analiza lo que le ha hecho a las mujeres y ve que ha estado equivocado todo el tiempo. Entonces comienza una nueva relación, en donde la mujer es la que le guía.

¿Ese hombre es usted? Bueno, no es completamente autobiográfico, pero definitivamente hay algo de mí en él.

Lo pregunto porque su nueva discográfica, 100% Records, lo define como “un elepé personal, aunque no estrictamente autobiográfico, que retrata a un hombre cuyas opiniones han evolucionado con el tiempo. No solo sobre las mujeres, sino sobre todo el concepto de masculinidad con el que creció”. ¿Podría explicar su propia evolución? Todo se debe a la manera en la que fui criado. Nadie me habló del sexo cuando estaba creciendo. Mis padres no me dijeron nada y en el colegio nadie me explicó nada. Así que uno llega a los 14 años, cuando su cuerpo está explotando con estos sentimientos, y aquello sigue siendo un secreto. No hay nadie con quien puedas hablar de eso, excepto tus compañeros de clase. No tuve ningún guía. Tenía ese deseo, pero en aquel estricto ambiente católico irlandés, que siempre estaba presente, ese deseo era malo. Nadie te había comentado nada respecto a aquello. De hecho, se suponía que ni siquiera deberías sentirlo. El sexo era malo pero, así y todo, tú querías hacerlo.

¿Fue a un colegio católico? Sí.

Y allí se concentraba toda esa represión… Totalmente. Mira, recuerdo que las monjas, cuando tenía 10 años, se ponían a llorar delante de mí porque iba a ir al infierno por haber robado en la tienda de al lado de la escuela algo que costaba un penique. ¡Lloraban porque iba a ir al infierno! Esa fue mi educación.

Supongo que ese sentimiento de culpa marca toda su vida. Sí. Y especialmente respecto al sexo. El sexo es malo, la gente que lo hace es mala. Esa fue mi educación acerca del sexo y las mujeres. Es como si el sexo fuera algo que tuvieras que obtener de ellas. Fue una gran cagada. Según me educaron, la religión y la espiritualidad estaban en un lado y el sexo en el lado contrario. De hecho, eran opuestos. Jamás mencionaban el sexo en la iglesia, y si lo hacían era de modo negativo. Así que la idea de que el sexo, de alguna manera, podía ser algo espiritual estaba a un millón de millas de distancia de mí.

Los Dexys en 1980. Kevin Rowland es el del bigote.
Los Dexys en 1980. Kevin Rowland es el del bigote.David Corio (Redferns)

En la canción titular, The Feminine Divine, canta:He estado pensando acerca de mi vida. Sé que algunas cosas que hice no son correctas”. También dice: “Las mujeres han sido menospreciadas durante demasiado tiempo y eso es responsabilidad tuya y mía”. Pero seguimos teniendo muchos comportamientos machistas… Es verdad. Yo soy un “work in progress”, no soy un producto terminado. En mi caso, fue al empezar a estudiar chi-kung [un arte marcial practicado generalmente con fines terapéuticos] cuando conecté más con mi cuerpo y salí de mi propia cabeza. Y descubrí algunas verdades profundas sobre las mujeres y sobre mi actitud equivocada hacia ellas. Yo solía ver el sexo como una función: algo que se necesita practicar a veces. Una vez hecho, estaba todo bien, ya no necesitaba hacerlo mañana. Hasta que volvía a empezar. Así es como me solía sentir. Obviamente, he tenido relaciones que eran más que eso, pero antes no apreciaba en su totalidad a las mujeres.

¿Hasta ahora? Sí, hasta hace poco.

¿Y cómo sucedió ese cambio? Como decía, hice algunos cursos [de chi-kung], fui a Tailandia y cuanto más conectaba con mi cuerpo, más se me abrían los ojos. En algunos de estos cursos también mencionaban a las mujeres como diosas. Yo pensaba: “¿Cómo? ¡No son diosas! ¡Son solo mujeres!”. Pero llegó un momento en que me caí del burro. Me dije: “De hecho sí que lo son. Son realmente poderosas”. Me di cuenta de que yo, y creo que también muchos otros hombres, hemos tenido miedo de las mujeres. Por eso siempre las hemos intentado controlar.

¿Ahora se considera feminista? No lo sé. Ni siquiera sé exactamente lo que es eso. No me gusta tener que ponerme adjetivos. No sé lo que significa, porque es un término político y hay muchas interpretaciones sobre él. Pero es absolutamente cierto que las mujeres han estado sometidas y la energía femenina ha sido menospreciada.

En el videoclip de su reciente single My Submission aparece travestido de mujer. ¿Se trata de una especie de homenaje a la portada de My Beauty (1999), su segundo disco en solitario? Algunos periodistas me han comentado eso mismo, que hay una conexión, pero no lo sé. No había pensado en ello, porque para mí fue algo muy intuitivo. Simplemente, me pareció una buena idea vestirme de manera femenina. Prefiero llamarlo “vestirse de manera femenina” que “vestirse de mujer”.

Hablemos un poco de la historia de Dexys Midnight Runners. ¿Cuál era su objetivo cuando se formaron en 1978? Hacer algo que sonara fresco. Volvimos al soul de los sesenta como punto de partida, porque sabíamos que tenía el potencial de ser radical. Pero no pretendíamos ser un revival. En aquellos años el soul lo encarnaba el sonido disco, pero nosotros no encajábamos en eso, así que volvimos a los inicios. El soul es una música bastante cruda, simple, honrada y directa. Empezamos a escuchar aquellos elepés, que supusieron un gran lugar desde donde desarrollar nuestras canciones.

Nunca le gustó que les encasillaran como northern soul, ni siquiera en sus inicios, cuando hacían una versión de Seven Days Too Long, el clásico de Chuck Wood. Es que el northern soul ni siquiera existía cuando salieron todos los clásicos del soul. El northern soul empezó en los setenta, no existía en los sesenta. Yo viví en Londres, desde los 11 a los 19 años. Con 14 o 15 años, cuando estaba en la escuela secundaria, recuerdo comprar el single de Seven Days Too Long. También el Breakin’ Down The Walls Of Heartache [de The Bandwagon]. Debía ser 1968 y solo era soul, porque el northern soul no existía. Y, para ser honesto, nunca me gustó demasiado el northern soul. Es que no me gustaban demasiado sus clubs. En los setenta estaban saliendo cosas increíbles de funk: James Brown, War, Fatback Band o Curtis Mayfield. Y estos tíos del northern soul estaban escuchando lo que se había hecho hacía una década, ignorando la música increíble que se publicaba en ese momento.

¿Recuerda cómo surgió el nombre Dexys Midnight Runners? Hoy en día, mucha gente menor de 40 años no sabe lo que es la dextroanfetamina [en inglés, dexedrine]. Queríamos un nombre que sonara excitante. Primero pensamos en All Night Runners, luego en Midnight Runners, pero decidimos que necesitábamos una palabra que precediera a esas otras dos, aunque no sabíamos cuál podía ser. Un día, cuando estábamos reunidos, alguien preguntó si teníamos alguna idea. Geoff Blythe [el saxofonista] dijo: “Mandies Midnight Runners!”. Ese nombre me hizo pensar de inmediato en esa droga, porque en los setenta había unas píldoras llamadas Mandrax [también conocidas como “mandies”]. Eran depresoras. Era una droga bastante placentera, yo la tomé algunas veces, pero nosotros no queríamos un depresor para nuestro nombre, sino un estimulante. Así que nos decantamos por Dexys, que venía de dextroanfetamina. Y también nos gustaba mucho como sonaba.

Steve Shaw, Helen O'Hara, Kevin Rowland, Seb Shelton y, debajo, Billy Adams. Los Dexys en 1982.
Steve Shaw, Helen O'Hara, Kevin Rowland, Seb Shelton y, debajo, Billy Adams. Los Dexys en 1982.Brian Cooke (Redferns)

¿Las anfetaminas fueron importantes en la composición de sus primeras canciones? No. A veces, como grupo, muchos de nosotros tomábamos algo de speed para salir por la noche, pero creo que jamás intentamos escribir nada en ese estado.

¿Echa de menos esos primeros años? Fueron muy divertidos, muy divertidos. Recuerdo cuando conocimos a nuestro manager Bernard Rhodes. Nosotros estábamos empezando y él vino a uno de nuestros conciertos. Se supone que en breve íbamos a grabar algo, porque aún no habíamos publicado nada. Se acercó a mí y me dijo: “Disfrutad ahora, porque esta es la mejor época”. Yo pensé: “¿Qué? ¡La mejor época será cuando tengamos éxito!”. Años más tarde entendí lo que pretendía decir.

¿Le costó disfrutar de su propio éxito? Encontraba muy difícil disfrutar de él. Creo que estaba demasiado tenso y ansioso. Me tomaba todo demasiado en serio. De pronto me encontré con esa presión, con las expectativas del público, de la discográfica… Me resultó muy complicado encajarlo.

¿Qué consejo le daría a ese joven Kevin Rowland? Disfrútalo. Nunca llegué a disfrutarlo mucho. Siempre tenía demasiados problemas en la cabeza, pensaba demasiado. También le aconsejaría que hiciera lo que creyera correcto, que fuera fiel a sí mismo. Siempre te vas a encontrar con gente, mánagers o discográficas que van a intentar que hagas cosas que no son buenas para ti, sino para otros. Muchos no entienden que un grupo pueda hacer algo a su manera, quieren que todos lo hagan del mismo modo. Recuerdo que un antiguo manager me dijo: “Todo artista que vale la pena sabe cómo debería ser su marketing”. Y llevaba razón.

Muchos aún les reconocen por su look en el videoclip de Come On Eileen. En ese momento parecían una especie de vagabundos chic o algo así. Pero cambiaban radicalmente de imagen con cada nuevo trabajo. ¿Por qué? Bueno, yo cambio de imagen todo el rato. No solo con cada nuevo álbum, sino incluso entre ellos. Me gusta la ropa, me gusta vestirme diferente y expresarme de maneras diversas. Es divertido.

¿Y qué pretendían expresar con esa imagen? Uff, no lo recuerdo. Han pasado 40 años. Supongo que deseábamos aparecer como una pandilla callejera y esa era la imagen de las calles en las que crecimos. En el contexto de aquel momento, todas las bandas inglesas llevaban trajes dorados, así que nosotros decidimos hacer todo lo contrario.

La era de los nuevos románticos… Exacto.

Después de dos primeros discos tan populares como Searching For The Young Soul Rebels y Too-Rye-Ay (1982), el tercero, el fantástico Don’t Stand Me Down (1985), no fue tan bien acogido. ¿Fue esa la mayor decepción de su carrera? En aquel momento, lo fue, sí…

¿Qué fue lo que pasó? No fue solo una cosa. Existen muchos factores para que algo sea un éxito comercial. Cuando sacamos el elepé, decidimos no publicar un single. Hablé con el director gerente de la compañía mientras lo estábamos grabando y le pregunté qué le parecía eso. Y me dijo: “Fantástica idea. Vamos a venderlo como un álbum en conjunto. Creo que el marketing puede funcionar”. Pero él dejó el sello y cuando acabamos ya había un nuevo director gerente. Y este no pensaba que fuera tan buena idea. Se puso muy pesado con el tema y tuve un enfrentamiento muy fuerte con él. Casi tuvimos que abandonar la discográfica. Y nos llevó mucho tiempo rematarlo, pasaron casi tres años desde el anterior.

Y en esa época suponía esperar demasiado… Exacto. Como mucho, podían pasar dos años. Y otra cuestión, que algún periodista ya ha explicado y puede que tenga razón, es que con el éxito del segundo elepé y de Come On Eileen probablemente perdimos parte de nuestros fans originales, porque lo consideraron más pop. Así que cuando salió Don’t Stand Me Down estábamos atrapados en medio de diferentes públicos. Y, además, como no habíamos sacado un single, no sonamos nada en las radios.

Ni estibadores ni vagabundos. La etapa 'preppy'.
Ni estibadores ni vagabundos. La etapa 'preppy'.Fin Costello (Redferns)

¿Se sintió incomprendido? Mucho. Porque yo sabía que era un buen disco.

Después de ese tercer elepé, el grupo se disolvió en 1987. Los noventa fueron muy problemáticos para usted: estuvo ingresado en una clínica de desintoxicación por su adicción a la cocaína e incluso tuvo que vivir de las ayudas sociales. Fue una montaña rusa. A principios de los noventa estaba en plena adicción a la cocaína y fue algo muy complicado. Perdí mi casa, entré en bancarrota, acumulaba deudas por todos los lados, no tenía dinero… Fue un momento duro. No podía ni pagar un alquiler y vivía okupando en la zona de Willesden [al noroeste de Londres].

En 2012, consiguió regresar al estudio de grabación junto a algunos miembros originales del grupo y publicaron el estupendo One Day I’m Going To Soar, su cuarto álbum. Entonces decidieron acortar su nombre y dejarlo solo en Dexys. ¿Por qué? Queríamos mostrar que éramos los mismos, pero, a la vez, diferentes, que no somos una banda de revival. Además, Dexys Midnight Runners suena muy juvenil.

¿Cuál es su relación con Come On Eileen después de tanto tiempo? ¿Llega uno a cansarse de sus propios hits? Estoy muy agradecido por todo lo que me ha dado. Me hubiera gustado tener otro par de canciones tan grandes como esa, pero solo puedo estar agradecido porque me ha ayudado mucho

Puedes seguir ICON en Facebook, X, Instagram, o suscribirte aquí a la Newsletter.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_