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¿Merece la pena seguir invirtiendo en Zoom?

La empresa estadounidense ha sido una de las que mayor crecimiento ha tenido en la pandemia, pero ¿cree el mercado que todavía merece la pena apostar por ella? ¿Y qué nos dice eso de nuestro futuro?

¿Burbuja? ¿Quién dijo burbuja?
¿Burbuja? ¿Quién dijo burbuja?Blanca López Solorzano

Desde que comenzó la pandemia, Zoom se ha vuelto tan omnipresente que casi resulta redundante explicar que es una aplicación para videollamadas grupales: no es la única, pero se ha convertido en el arquetipo. Una búsqueda rápida en internet deja un rastro de noticias recientes sobre cómo nos vestimos los españoles para las reuniones vía Zoom, sobre Zoom Escaper (una herramienta para escapar de esas mismas reuniones cuando se eternizan) o sobre los viernes “libres de Zoom” que ha inaugurado el banco Citigroup.

Es un hecho, Zoom está en todas partes y la empresa estadounidense lo ha rentabilizado en bolsa. Es una de esas inversiones que se dispararon con el auge del teletrabajo provocado por la Covid 19. Sus acciones cerraron 2019 en 68 dólares y ahora están en casi 313, un aumento de más de 400%. Pero todo puede cambiar si se cumplen los objetivos de vacunación los próximos meses. Que el valor de la compañía siga aumentando o no cuando empezamos a atisbar el mundo tras la pandemia nos dirá mucho sobre si ese será un lugar donde las costumbres adquiridas en 2020 han llegado para quedarse o si todo ha sido un espejismo y regresaremos al trabajo presencial. “Zoom llegó a valer más que todas las compañías aéreas de los EE UU”, explica Enric Serradell-López, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la UOC. “En 2018 perdía dinero y ahora ha multiplicado por 15 su beneficio. Difícilmente esto se podrá mantener en el tiempo”.

Para los mercados financieros la pandemia, más que un generador de cambios bruscos, ha sido un acelerador de tendencias. Por eso su impacto ha dado lugar a una serie de tendencias interesantes. “Por ejemplo, el estallido de las criptodivisas. Era una cosa marginal, con reputación dudosa, que no se sabía muy bien quién estaba detrás. Y ahora están invirtiendo en él los millennials a nivel retail [compras de pequeños inversores] en una serie de plataformas de servicios financieros que permiten hacerlo”, explica el asesor financiero Gonzalo Chávarri. Otro caso de crecimiento relacionado con la pandemia es el de la llamada inversión ESG o socialmente responsable. “Básicamente, es invertir con criterios sostenibles, no solo con el planeta, también en empresas que respeten la transparencia, la igualdad de género, que permitan conciliar a sus empleados… Los bancos han abierto carteras con ese tipo de producto: bonos verdes, fondos de inversión con criterio, energías limpias y renovables, fondos de agua... Ha sido un bombazo. El público cada vez está más concienciado, quiere saber en qué está invirtiendo y conocer la trazabilidad de su dinero para que no pague talleres en Bangladesh o la destrucción del Ártico”, dice.

Hay quien afirma que la pandemia ha sido un cisne negro, algo inesperado. Para otros es un rinoceronte gris, una amenaza esperable que no hemos sabido parar. Según Enric Serradell-López, la economía reaccionó como si fuera el primer caso. “Los mercados financieros intentan recoger toda la información disponible en tiempo real y no solo con datos actuales sino con los futuros. Funcionan como un termómetro de la economía. En cuanto a la discusión de si esta crisis ha sido un cisne negro o un rinoceronte gris, la verdad es que en el informe anual del Fondo Monetario Internacional sobre los riesgos potenciales de la economía global, publicado poco antes de su inicio, aparecían todo tipo de peligros, pero ni por asomo algo así”. Al confinarse el mundo por sorpresa es indudable que las grandes beneficiadas han sido las empresas que ya antes de la pandemia apostaban por hacer desde casa lo que antes hacíamos en persona. Ya fuera comprar, (casi todas las grandes cadenas han potenciado el comercio online) o trabajar, una realidad de la que se han beneficiado empresas como Zoom. “El mercado reaccionó de forma rápida y abrupta, castigando a ciertos sectores perjudicados por el parón de la sociedad y sintiendo preferencia por otros, como el que encarna Zoom”, explica el profesor Serradell.

Así que la pregunta es: Según el mercado ¿Cómo será la normalidad que viene? ¿Seguiremos trabajando desde casa? Porque en las grandes empresas hay división de opiniones. Liberty, gigante estadounidense de los seguros, ha apostado por ello, pase lo que pase. Microsoft anunció el lanzamiento de Viva, una nueva plataforma tecnológica pensada para el trabajo remoto. Pero al mismo tiempo los grandes bancos de Wall Street no están por la labor. Una nota interna de JP Morgan afirmaba: “El estilo de vida del trabajo remoto parece haber afectado a los empleados más jóvenes. La productividad general y la combustión creativa se han visto afectadas”. Ese banco asegura que el teletrabajo ha hecho bajar la productividad, especialmente los lunes y los viernes. Más explícito todavía fue David Michael Solomon, director ejecutivo de Goldman Sachs, que sin cortarse un pelo definió esta modalidad de trabajo como “aberrante”. “Vamos a corregir esto lo antes posible”, añadió.

David Michael Solomon, director ejecutivo de Goldman Sachs, un señor muy importante que piensa que el teletrabajo es "aberrante".
David Michael Solomon, director ejecutivo de Goldman Sachs, un señor muy importante que piensa que el teletrabajo es "aberrante".OLIVIER DOULIERY (AFP)

“El teletrabajo ha venido para quedarse. Podemos discutir la proporción, los sectores y lo que quieras, pero por cada Goldman Sachs hay cien empresas que van a continuar”, dice Enric Serradell-López. Sin embargo, Gonzalo Bernardos, profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona es escéptico. ”Hay una cosa que yo llamo pensamiento mágico, que en este caso es que el teletrabajo se va a quedar como en 2020 y que es lo que ha impulsado a mucha gente a irse de las ciudades y volver a los pueblos donde nacieron. Yo estoy de acuerdo con Goldman Sachs, JP Morgan y una gran parte de las grandes empresas españolas: esta historia de que el teletrabajo sube la productividad no es verdad, y más en un país de pícaros como España. De todas formas, eso no va a significar un desplome de los beneficios de Zoom. Esa tecnología ha venido para quedarse. El teletrabajo, no tanto. Mira un detalle: La patronal insiste muchísimo en que no tiene que poner todos los medios al trabajador si solo teletrabaja uno de cada cinco días. Esto indica que, como mucho, las grandes empresas te harán la concesión de que trabajes un día a la semana desde casa. Quizás con la excepción de empresas tecnológicas como Spotify o de las que trabajen por resultados, como los periódicos”.

Entonces, ¿Invertimos o no invertimos en Zoom? “Mi opinión personal es que ya es tarde para invertir en Zoom, sin duda”, dice Gonzalo Chávarri. “A mí me daría miedo, porque incluso hay indicios de burbuja. A la mínima que haya una mala noticia, el peligro es que pegue un serio tirón para abajo”. Bernardos coincide. “Hombre, es un poquito tarde. Zoom continuará, pero corre el peligro de que venga otra empresa, ofrezca lo mismo, mejor y más barato. Así es el mercado”.

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