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Silma López, de ‘Valeria’: sobre la inestabilidad del artista, vivir con cinco personas en un piso de una habitación y alcanzar de repente el éxito

Estaba a punto de darse por vencida cuando le llegó el papel de Lola en ‘Valeria’ de Netflix y se convirtió en la actriz revelación del confinamiento

Silma López, fotografiada para ICON en una imagen que parece sacada del ‘casting’ para ‘Emmanuelle milenial’.
Silma López, fotografiada para ICON en una imagen que parece sacada del ‘casting’ para ‘Emmanuelle milenial’.XIMENA & SERGIO (XIMENA & SERGIO)

La película Ocho citas debería llamarse “nueve citas” pero sus directores, Rodrigo Sorogoyen y Peris Romano, eliminaron un relato en la fase de edición y la actriz Silma López (Barcelona, 1991) nunca apareció en los títulos de crédito. Seis años después voló a la selva colombiana para rodar Lejos del mundo, filme dirigido por Gerardo Herrero y protagonizado por Úrsula Corberó. Pero nunca se estrenó en España. Y hace algunos meses protagonizó una sesión de fotos para empapelar Madrid y promocionar Valeria, serie de Netflix inspirada en los exitosos libros de Elisabet Benavent, pero una pandemia paralizó la première, la alfombra roja y su cara estampada en mupis y marquesinas.

“Hace un año me fui a Francia con mi novio con la idea de abandonar. Pensé: ‘Hay un montón de cosas que te hacen feliz. Estás enamorada, tienes unos amigos increíbles y puedes hacer otras cosas’. Un médico sabe que puede operar a corazón abierto aunque no esté operando a corazón abierto. Yo sabía que podía actuar aunque no estuviese sobre un escenario. Depende de tanta gente que tú trabajes que esta profesión es una auténtica lotería”, cuenta. Fue trasladarse a Francia y recibir una llamada para un casting. Valeria es una serie sobre cuatro mujeres que rondan la treintena con las contradicciones y las inseguridades de cualquier vida adulta. Se estrenó y convirtió en éxito durante el confinamiento. Se la ha comparado con Girls o Sexo en Nueva York, pero tiene mucho más de Nada en la nevera. Silma es Lola, un personaje complejo, explosivo, honesto y terriblemente sexual. “Escribe esto: como alguien más vuelva a decir que Lola es una guarra le preguntaré qué quiere decir. Para mí, ser guarra solo significa no ducharse. Leo comentarios sobre el personaje y me doy cuenta de lo arraigados que tenemos ciertos estereotipos discriminatorios. Cuantas más críticas leo más ganas tengo de extremar el personaje. De hecho, lo haré”. En efecto, hay segunda temporada.

Para trabajar su papel en Valeria, Silma se inspiró en Jemima Kirke (Jessa en Girls), en Natasha Lyonne (la protagonista de Muñeca rusa) y en Kim Cattrall (Samantha en Sexo en Nueva York). No hay nada que le una a Lola excepto la crisis. “Me crie en los noventa con la idea de que a los 30 tendría estabilidad en determinadas cosas y ahora mismo no conozco a ninguna chica de mi edad con hipoteca, hijos y la vida estructurada”.

“Me he dejado la piel en esta serie. No lo sabría hacer mejor. Solo puedo estar tranquila”. Parte del éxito de su interpretación se lo otorga el actor Javier Albalá, “coach y padre de corazón. Me ayudó a crear y sostener a Lola, pero sobre todo me enseñó a gestionar la frustración y me explicó que el éxito no está fuera. Es maravilloso sentirte reconocido pero, cuando tu autoestima solo depende de estímulos externos, estás jodido. Va a depender de ti que mantengas el trabajo y solo de ti que sostengas el hecho de que nadie te llame”. Albalá está ahora grabando una serie para Amazon después de casi diez años sin hacer televisión. “Imagínate lo que sabe de gestionar la frustración. Y eso ocurre con el 97% de los actores. Qué volátil todo”, afirma Silma, quien conoce la vida de artista desde antes de convertirse en una. “Mi padrastro es actor y mi madre, actriz. He vivido esa inestabilidad desde que era pequeña. Vivíamos en un chalet en Torrelodones y de repente, crisis y piso de una habitación para cinco personas en Vallecas”.

Para la segunda temporada quiere un estreno normal –con marquesinas y première– y reclama al Gobierno que defienda la cultura como lo que es, un bien de primera necesidad. “La cultura nos salvó a todos durante la cuarentena, en cierto sentido le debemos la vida. Una sociedad culta es una sociedad libre”.

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