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Menos coches, más paseos y más supermanzanas: cómo conseguir que las ciudades dejen de perjudicar seriamente nuestra salud

Hablamos con Gabi Martínez, autor de ‘Naturalmente Urbano’ y gran defensor del proyecto barcelonés que promueve la proliferación de espacios verdes, que los niños jueguen en la calle y que el ruido ambiental sea inferior a los 65 decibelios

Las supermanzanas, proyecto de Salvador Rueda que en 1987 propuso reinventar la ciudad a partir de la idea original de Cerdá, están concebidas para poner a la naturaleza en el centro de todo.
Las supermanzanas, proyecto de Salvador Rueda que en 1987 propuso reinventar la ciudad a partir de la idea original de Cerdá, están concebidas para poner a la naturaleza en el centro de todo.Composición: Blanca López-Solórzano
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Ruralizar lo urbano y urbanizar lo rural era uno de los deseos de Ildefonso Cerdá, propulsor del urbanismo como disciplina científica a nivel mundial y artífice de la manzana original, presentada en su plan para desplegar Barcelona en 1859 y con la que alineó de forma cartesiana el barrio del Eixample.

Cuando el escritor Gabi Martinez (Barcelona, 1971) acudió al médico aquejado de problemas auditivos y le detectaron acúfenos se acordó de varias personas, incluido Cerdá, pero cuando al salir de la consulta el paso de una ambulancia con la sirena a todo trapo le reventó el tímpano, se acordó de alguna más. “Ahí empecé a preguntarme cómo estamos ordenando nuestras ciudades para que esto sea posible, cómo nos relacionamos con nuestro entorno y cómo nos afecta en nuestra salud”, cuenta Gabi en el banco de una plaza de Gracia, no por casualidad, a resguardo del tráfico.

Vista aérea del Eixample, donde se ve el plan de las manzanas de Cerdà, originalmente con jardines públicos en el centro que con el tiempo fueron cerrándose, transformando la ciudad en una cuadrícula para coches. Las supermanzanas contemplan cerrar al tráfico conjuntos de cuatro por cuatro manzanas de Cerdà.
Vista aérea del Eixample, donde se ve el plan de las manzanas de Cerdà, originalmente con jardines públicos en el centro que con el tiempo fueron cerrándose, transformando la ciudad en una cuadrícula para coches. Las supermanzanas contemplan cerrar al tráfico conjuntos de cuatro por cuatro manzanas de Cerdà.Sebastien Nagy

Gabi se recuperó del oído, pero no de la reflexión, y empezó también a escribir, con la velocidad que le caracteriza, el breve ensayo con el que vuelve a las librerías: Naturalmente Urbano (Destino). No es una novedad que Gabi ponga por escrito y publique su visión de la realidad. Lo hizo, por ejemplo, con Una España inesperada (un libro de 600 páginas en el año 2006). “Mientras decían que España iba bien no confiaba mucho en la palabra escrita porque tenía la sensación de que todo lo que era cultura estaba bloqueado y no interesaba crear relatos alternativos a los que nos estaban contando desde los grandes medios. Sin embargo, las reiteradas crisis han provocado que la sociedad se pare a pensar y se ha ido dando protagonismo a las personas que intentan ser honestas con lo que transmiten, así que no sé si la palabra escrita tiene futuro, pero hay que defenderla en su sentido original. Entre escribir y hacer, mejor hacer. Pero en el fondo escribir es hacer”.

Escribiendo, pues, ha realizado un manifiesto en favor de las supermanzanas, proyecto de Salvador Rueda, urbanista y director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, que en 1987 propuso reinventar la ciudad a partir de la idea original de Cerdá. Para perfilar una supermanza basta reunir nueve de esas manzanas en un super cuadrado de tres (verticales) por tres (horizontales). Se promueve que los niños jueguen en la calle y el paseo a ritmo de charla, para el que se requiere no caminar a más de cinco kilómetros por hora y con un ruido ambiental inferior a los 65 decibelios (lo que se consigue con disminución de autos y la proliferación de espacios verdes).

Salvador Rueda en mayo de 2020.
Salvador Rueda en mayo de 2020. Albert Garcia (Albert García)

Las supermanzanas están concebidas para poner a la naturaleza en el centro de todo. El deseo de Rueda, su ideal, pasaría por crear en cuatro años 503 supermanzanas. ¿Utópico? Ya veremos. En 2016, cuando se implantó la primera supermanzana en el Poble Nou, desde la Plataforma de Afectados por la Supermanzana del Poble Nou se le tildó de “señor que vive en Matrix, desconectado de la realidad y de las preocupaciones básicas”, algo que el urbanista se tomó como un elogio. El tiempo le ha dado la razón. Hoy en día no se ve ni una pancarta en contra en todo el barrio. La superficie verde se ha duplicado con 176 árboles. El tránsito de 2.218 coches diarios ha bajado a 932.

Hay un 30 por ciento más de comercios. Gabi Martínez lo tiene claro: “A los que denigran a Rueda y a las supermanzanas les diría lo mismo que dice él: primero pregunta a los que están en contra, luego a los que están a favor, y por fin a los que llevan diez años viviendo (en las de Gracia y el Borne en Barcelona, o en Vitoria), o cuatro en el caso de Poble Nou. Las ofensivas sangrientas que se han lanzado contra la idea se han ido apagando al año o a los dos años por las propias personas que han vivido la experiencia. Y ahora dile a alguien que vive ahí que la abandone, es prácticamente imposible, porque es una solución urbanística que permite vivir mucho mejor”.

Para Idelfonso Cerdá verde significaba libre, para Gabi Martínez el verde siempre ha sido su color referencial: “Cuando tenía quince años me vestía de verde, debe ser por intuición, pero a parte de esa anécdota, verde es oxigeno, es espacio y es, como decía Cerdá, libertad, y es también futuro”.

Como estoy con uno de los autores de nature writing (aquí llamado liternatura) más destacados del panorama literario actual le pregunto qué lugar debe ocupar la naturaleza en las ciudades del siglo XXI : “Yo creo verde llama a verde, tanto si aludes a la naturaleza desde lo rural, desde lo salvaje o desde la ciudad, un verde alimenta al otro. Cuanto más trabajemos para incluirlo en nuestras vidas con huertos urbanos, con corredores ecológicos para que los animales puedan hacer migraciones por las ciudades o con el aumento de azoteas verdes, unas cosas alimentarán a las otras y las dudas se disiparán en cuanto se perciba todo lo bueno que aporta la vida oxigenada”.

El desfile constante de bicicletas certifica el cambio de paradigma en Barcelona. El paso del combustible al pedal es una realidad, aunque para Gabi Martínez aún queda mucho por hacer.
El desfile constante de bicicletas certifica el cambio de paradigma en Barcelona. El paso del combustible al pedal es una realidad, aunque para Gabi Martínez aún queda mucho por hacer.JOSEP LAGO (Getty)

Recordamos los tiempos pasados, cuando el humo significaba progreso y modernidad. Según Martínez, ese humo hoy “impide ver el horizonte más allá de los edificios, el mar, las montañas. Es sinónimo de alerta roja, ya no es que haya humos sino humo, una calima que es la reconcentración de todos los humos perjudiciales que hemos ido acumulando en las últimas décadas. Hay que minimizar esos efectos y recuperar el aire limpio. Si respiramos mejor estaremos mejor pero, como se ha mercantilizado todo, incluso el aire, el riesgo es que el verde acabe siendo moneda especulativa”.

Hacia la mitad del ensayo hay un dato que llama la atención: cerca de un 80 por ciento del espacio público está pensado para que los coches se desplacen a gusto. Pero, ¿cómo es posible? Martínez opina que “es un resumen de cómo nos hemos orientado hasta ahora y qué relato hemos querido aceptar. Eso nos ha llevado a asumir que seamos definidos como peatones en lugar de como ciudadanos. Una manera de salir de esto es recuperar la idea de ciudadano y recuperar espacios, que es el objetivo de las supermanzanas”.

Antes de despedirnos reivindicamos figuras como la de Cerdá, la de Jane Jacobs o la de Salvador Rueda, creador de las supermanzanas, mientras asistimos al desfile constante de bicicletas que certifican el cambio de paradigma en Barcelona. El paso del combustible al pedal es una realidad, aunque para él “queda mucho por hacer... es un paso claro, que ayuda, sin duda. La voluntad existe. Vitoria está a la vanguardia y es un referente en cuanto a movilidad, y sí, Barcelona también”.

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Sobre la firma

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Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela

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