Impacto medioambiental, dinero no regulado y activos de inversión de “alto riesgo”: el reto de España frente a los NFT
Inversores, artistas, diseñadores y personalidades del mundo del arte y la tecnología de nuestro país están invirtiendo y creando negocio gracias a estos nuevos activos. Pero el camino no es sencillo, también existen voces críticas que ven como un riesgo la evolución de este nuevo mercado
El arte y el entorno digital viven una revolución inesperada provocada por los ya famosos NFT (unidad no fungible, un ítem digital único). Y si algún amigo no te ha hablado aún de ello, estás a punto de familiarizarte con ellos. Pero para entendernos: los NFT son una garantía que convierte cualquier activo digital (desde una obra de arte a un tuit, pasando por una columna periodística) en algo digno de ser coleccionado, adquirido, subastado o comprado. De este modo hay subastas millonarias por obras exclusivas que solo existen en el entorno digital y que muchos podemos ver pero que, a partir de ahora, solo uno podrá poseer.
Este boom ha llegado también a España, donde inversores, artistas, diseñadores y personalidades del mundo del arte o de la tecnología están invirtiendo y creando negocio gracias a estos nuevos activos. Uno de los nombres españoles que más suena en este nuevo escenario es el del criptoartista afincado en Londres, Javier Arrés, un pionero. “Fue una cuestión de creer en esto. Hace un año, se lo comenté a muchos amigos y compañeros artistas pero me miraban como si estuviera loco. Creo que la diferencia es que yo había vivido el problema que el criptoarte venía a solucionar. Los coleccionistas querían ya mis Gif-Arts años antes pero era un imposible. Eso me hizo ver la posibilidad que se abría con los NFT”. Desde entonces, el de Granada ha hecho subastas donde ha vendido colecciones enteras por valor de medio millón de dólares: “En el criptoarte hay tipos de subastas que abren otras posibilidades. Por ejemplo, en mi subasta Bitcoin: The Origin se vendió mi obra It´s Alive con ediciones abiertas durante quince minutos. El límite era el tiempo y se vendieron de 64 a 400 dólares la unidad”.
Otros artistas digitales afincados en España están empezando a organizarse para convertir su obra en NFT. Tomás Aciego, uno de los diseñadores más solicitados por músicos y creativos de grandes marcas, cuenta cómo hasta hace poco, para este tipo de arte era difícil acercarse a galerías y coleccionistas tradicionales que lo veían como un intangible y les costaba definir su valor. “Ahora el panorama es otro. Creo que ciertas plataformas pueden ser una buena manera de acercar el trabajo de artistas digitales a personas y coleccionistas interesados en él, siempre y cuando se realice a través de un proceso transparente en el que el mayor beneficiado sea el artista. He decidido empezar a vender para observar en primera persona cómo se va desarrollando el mercado. Pronto se podrá ver mi trabajo en algunas de estas plataformas”.
La tatuadora, ilustradora y creadora digital Blanca Gervilla lleva vendiendo sus obras como NFT desde febrero. No fue fácil enterarse de cómo empezar a venderlas porque a principios de año todavía no existían apenas blogs y ni plataformas en español sobre este tema: “Después de meses de oír hablar de criptoarte, empecé a investigar por mi cuenta y poco a poco descubrí una comunidad muy acogedora que proporcionaba un espacio seguro tanto para los artistas como para su público”. Para Blanca, los NFT “son absolutamente esperanzadores y significan una verdadera revolución”.
Los NFT son también una oportunidad para otros agentes de la cultura digital. Covadonga Fernández, directora de Observatorio Blockchain, ha sido una de las pioneras en el mundo de los NFT en España creando la galería virtual nftnews.app: “Actualmente consta de varias salas distribuidas por diferentes tipos de soportes y expresiones. De momento, tenemos tres: fotos, ilustraciones y podcasts. Es un proyecto abierto y en permanente evolución, como la propia tecnología blockchain (que es como un gran libro de cuentas público), que no para de evolucionar”. Otros como Carlos Yanes, cofundador de Art.Army, están trabajando ya en la creación de su propia criptomoneda y del primer marketplace de NFT de origen español y abierto al resto del mundo: “En el mundo NFT no se han desarrollado modelos con un criterio de experiencia profesional. Atribuir mérito y valor a una obra de arte puede ser algo subjetivo para algunos, al igual que ocurre en el arte tradicional”. La idea es que estos marketplaces ofrezcan obras con ciertos estándares de calidad.
Pero también existen voces críticas, como la de la artista y escultora Nuria Mora, una de las primeras muralistas femeninas de nuestro país, que señala algunos de los que pueden ser los puntos negros dentro de esta nueva revolución: “El gran consumo energético es una de las críticas que arrastra la tecnología blockchain, las cadenas de bloques en las que se registran los NFT. Además del dinero que mueve sin pasar por ningún tipo de regulador financiero o de los avisos de que las criptomonedas no son dinero sino un activo de inversión “de alto riesgo” por su “alta volatilidad”, el impacto medioambiental es otro de los temas que la hacen tan controvertida”.
Todavía es pronto para saber cómo va a ser la evolución de este nuevo mercado que algunos ven como oportunidad y otros como riesgo. Cabe plantearse si junto a las posibilidades de negocio que supone, España entenderá la necesidad de empezar a desarrollar regulaciones jurídicas sobre derechos, usos y transacciones de los NFT.
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