El champagne que mejor viste presenta sus iconos para celebrar
Conocida tanto por la calidad de sus champagnes como por su cuidada estética, la Maison Veuve Clicquot reedita cuatro de sus diseños emblemáticos en clave sostenible para renovar un placer sensorial.
Cuando en 1805 Barbe-Nicole Clicquot-Ponsardin tomó las riendas de Veuve Clicquot, la que sería conocida como La Grande Dame de la Champagne no solo estaba innovando por ser la primera mujer al frente de una gran bodega. Su impulso y osadía se convirtieron en el carácter de su marca, poniendo en marcha numerosas innovaciones que cambiaron el mundo del champagne.
Un ejemplo de su visión se resume en una de sus máximas: “Nuestros vinos deben halagar tanto al paladar como a la vista”. Así, desde ese momento Veuve Clicquot se convirtió no solo en uno de los champagnes más celebrados del mundo por su sabor, sino también por su cuidada imagen, personificada en su famosa etiqueta en el color insignia de la marca, el amarillo solar.
250 años después de su fundación, Veuve Clicquot mantiene ese espíritu innovador y detallista, adaptándose a la vez a las necesidades de nuestros tiempos. Por ello, ahora celebra su legado con The Icons, una colección que reedita cuatro de sus diseños más emblemáticos realizados bajo los principios de la sostenibilidad.
The Fridge, realizado en colaboración con la firma SMEG, toma inspiración en la década de 1950 para crear un estuche enfriador que transforma un elemento cotidiano como un frigorífico en un objeto de deseo.
The Clicquot Arrow, por su parte, convierte una señal de tráfico que nos señala destinos evocadores en un estuche de Veuve Clicquot Yellow Label, un clásico lanzado en 2016 que continúa cautivando corazones y sueños en todas partes.
Con The Ice Jacket, la firma viste a su botella de alta costura, con una camisa enfriadora realizada en colaboración con el Central Saint Martins de Londres e inspirada en los trajes de neopreno.
El último de The Icons fue seleccionado como uno de los 100 objetos que mejor representan el diseño francés en todo el mundo. Bautizado como Ice Box, trasciende la funcionalidad de una hielera inspirándose en el origami japonés. Como una flor que se abre, invita no solo al disfrute en el paladar sino también a través de la vista.
Todos ellos han sido realizados con materiales 100% reciclados, desde cartón certificado FSC o caña de azúcar, para cumplir con los compromisos de la firma de reducir sus emisiones en un 50% en 2030. Una celebración de una tradición centenaria que se transporta al futuro a través de los sentidos.
