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Felicity Huffman vuelve al trabajo tras pasar por la cárcel: “Es como si parte de tu vieja vida muriera y tú con ella”

Casi cinco años después de declararse culpable y pasar 11 días en prisión, la actriz de ‘Mujeres desesperadas’ estrena una obra de teatro en Londres y habla acerca de su situación personal: “Imagino que todavía estoy procesándolo”

Felicity Huffman
La actriz Felicity Huffman en la gala de la asociación benéfica A New Way Of Life celebrada en diciembre de 2022, en Los Ángeles, California.Leon Bennett (Getty Images)
María Porcel

Han pasado cinco años desde que saltó a las portadas el caso de sobornos universitarios en el que Felicity Huffman se vio implicada y con el que intentó, mediante dinero, que su hija mayor entrara en una universidad para la que no le daba la nota. Ahora, la actriz empieza a buscar su redención, personal y profesional. Ninguna de las dos está siendo fácil, como ella misma preveía y está comprobando en sus propias carnes. Quien fue una de las Mujeres desesperadas de la famosa serie de los primeros dos mil y llegó a estar nominada al Oscar por su papel de una mujer transexual en Transamérica intenta recuperar su vida y su carrera y, también, el respeto del público. Y poco a poco ya habla de ello.

Huffman, de 61 años, ha concedido una entrevista al diario británico The Guardian con motivo de su vuelta al trabajo. Entre el 15 de febrero y el 16 de marzo, los espectadores podrán verla en directo y de cerca sobre los escenarios del Park Theatre de Londres, donde interpretará a una de las protagonistas de la obra de teatro Hir. En su debut sobre las tablas británicas será Paige, la madre de una agitada familia: maltratada por su marido, que ha sufrido un derrame cerebral, su hijo mayor acaba de volver de luchar en Afganistán y su hijo menor, Max, ha dejado de ser su hija Maxine, y empieza a abrirse acerca de su transexualidad. Un papel intenso para volver a los escenarios. El creador de la obra, Taylor Mac, cuenta en la misma charla: “Sus problemas personales están del todo relacionados con los miedos que tenía y con cuánto quería a sus hijos, y eso es exactamente por lo que pasa su personaje”.

Cuando es preguntada un cortés “¿qué tal?”, Huffman responde: “Estoy agradecida de estar aquí”, con cierta timidez. “Pero, ¿cómo estoy? Imagino que todavía estoy procesándolo”. Al ser cuestionada acerca de cómo se siente sobre el escándalo del caso que la afectó hace cinco años, en el que se declaró culpable y por el que pasó 11 días en la cárcel —fue condenada a 14, además de a 250 horas de servicios a la comunidad, a un año en libertad condicional y a una multa de 30.000 dólares; se hicieron libros y documentales del asunto—, afirma: “¿Te refieres a Varsity Blues [el nombre que le asignó la policía al caso]? Cómo estoy es una pregunta algo engañosa. Mientras que mis hijas estén bien y mi marido esté bien, imagino que estoy bien”.

Felicity Huffman salía de los juzgados de Boston junto a su marido, el también actor William H. Macy, tras ser condenada a 14 días de cárcel por la trama de fraudes universitarios en septiembre de 2019.
Felicity Huffman salía de los juzgados de Boston junto a su marido, el también actor William H. Macy, tras ser condenada a 14 días de cárcel por la trama de fraudes universitarios en septiembre de 2019.MediaNews Group/Boston Herald vi (via Getty Images)

La intérprete mantiene una relación con el también actor William H. Macy, que nunca estuvo imputado en la trama, desde principios de los años ochenta. Se casaron en 1997 y tienen dos hijas, Sophia, de 23 años, y Georgia, de 21. En marzo de 2019, se destapó una trama por la que más de 50 padres, entre ellos grandes empresarios y personajes del mundo del entretenimiento como la actriz de Padres forzosos Lori Loughlin y la propia Huffman, pagaron a un intermediario y cerebro de la trama —Rick Singer, que ganó más de 25 millones de dólares, unos 23 millones de euros, y que en enero de 2023 fue condenado a tres años y medio de cárcel— para que falsificara los expedientes de sus hijos, arreglara exámenes o los colocara como atletas de élite en algún club deportivo universitario y, así, pudieran acceder a algunos de los centros educativos más exigentes de Estados Unidos. Huffman confesó su participación y el pago de 15.000 dólares para que se amañara el examen de acceso a la universidad de su hija mayor. Sophia no sabía que su madre había falsificado los resultados de la prueba de ingreso universitario y menos aún que estaba inmersa en una trama corrupta. No pudo entrar en la universidad entonces, así que después repitió el examen, logró las calificaciones necesarias y ahora estudia Teatro en la Universidad Carnegie Mellon. “Sí, cada vez que entro en una sala, eso está ahí. Lo hice. Es blanco sobre negro”, vuelve a reconocer Huffman en la entrevista con The Guardian.

Reconoce que desde entonces su vida no ha vuelto a ser la misma. Apenas ha trabajado, más que en un capítulo de la serie The Good Doctor el año pasado y en un podcast al que puso voz hace unos meses. “Hice un episodio piloto para [una serie de la cadena de televisión] ABC hace poco y no salió adelante. Ha sido duro. Es como si parte de tu vieja vida muriera y tú murieras con ella. Tengo mucha suerte de tener una familia y de tener amor y medios, así que he tenido un lugar en el que aterrizar”.

En la charla, la intérprete trata de no profundizar demasiado en la cuestión del caso Varsity Blues que la llevó a la cárcel, pero es inevitable que salga a la palestra por el gran impacto que ha tenido en su vida. También habla de que a día de hoy no podría interpretar el papel por el que estuvo cerca de ganar un Oscar hace casi 20 años, en 2006, el de una mujer transexual en Transamérica. “No sería capaz de hacerlo ahora”, reconoce. “Creo que tenemos que hacer reflexionar al público y eso implica incluir a todo el mundo. Durante mucho tiempo ha habido desigualdad y ahora el péndulo debe oscilar hacia el otro lado. Pero espero que lleve a una situación en la que todo el mundo pueda interpretar cualquier papel”.

Hasta ahora Huffman solo había hablado una vez del asunto. Fue en una entrevista en televisión con la cadena estadounidense ABC en diciembre, donde más que acerca de cómo se sentía, contó los motivos que la habían llevado a introducirse en esa red fraudulenta. “Sentí que tenía que darle a mi hija la posibilidad de tener un futuro. Era el futuro de mi hija... lo que significaba que debía romper la ley”, explicaba entonces. “Pensé: ‘Date la vuelta, no sigas, no sigas’... pero para mi vergüenza, no lo hice”, recordaba, explicando que cuando el cabecilla de la trama empezó a decirle que su hija no tenía posibilidades de entrar en la universidad y le mostró “el esquema criminal”, le pareció —”y ya sé que parece una locura”, reconocía— que no le quedaba ninguna otra opción para darle un futuro a su hija y que sería “una mala madre” si no lo hacía. “Así que lo hice”, sentenciaba.

Cuando los agentes del FBI entraron en su casa a punta de pistola de madrugada y le pidieron que los acompañara, ella pensaba que era una broma. En esa primera entrevista, Huffman reconoció que le debía “una disculpa a la comunidad académica y a los estudiantes y a las familias que se sacrificaron y trabajaron realmente duro para llegar hasta ahí de forma legítima”. Ahora, como hizo en su trabajo comunitario, está colaborando con una asociación llamada A New Way of Life, que ayuda a reinsertarse en la sociedad a mujeres que han pasado por la cárcel.

Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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